Intranquilo camina de un lado a otro de su oficina, sin dejar de ver su reloj, cada vez cree que se ha detenido pero solo pasan segundos.
— Joder ¿Dónde estás? — Dice frustrado, toma el teléfono que esta sobre el escritorio. Marca algunos números a gran velocidad.
— ¿Alicia? — grito enojado a la otra persona del teléfono.
— Podría por favor decirle al Señora Quintana que venga a mi oficina inmediatamente, muchas gracias. — Antes de que la mujer pudiera decir algo ya había colgado. Continuo caminando nervioso, pasan cinco minutos y nadie aparece, causando que se desespere.
Sus pensamientos son interrumpidos cuando alguien toca la puerta.
— ¡Adelante! — Grita aun molesto. — Lo siento. — niega con una mano en la frente.
— ¿Dónde estabas? — Pregunta muy serio a la persona que entra por la puerta.
— Armando eso era lo que te estaba tratando de decir. — Suspira el hombre tratando de tranquilizarse un poco. — Bueno Greg lo siento. — Niega con sus ojos cerrados.
— En serio lo siento tu abogado es muy molesto. — Armando rodea su escritorio para tomar asiento.
— ¿Por qué? ¿Paso algo? — niega mirando al hombre que llego. — Pero quieren que firmemos unas clausulas. — dice Gregorio, Armando asiente.
— Si esta mañana me las mandaron pero no las he leído estoy muy nervioso. — Gregorio mira atónito a su amigo. — ¿Estás bien? — Pregunta Gregorio preocupado Armando asiente.
— Si, mejor que nunca pero estoy muy nervioso. — Armando repite lo mismo, Gregorio preocupado arquea una ceja. — ¿Por qué estas nervioso? — Pregunta inquieto.
— Mira esto. — Armando saca una pequeña caja roja del bolsillo interior de su saca, sostiene un momento la caja y se la lanza a Gregorio.
— ¿Qué es? — Gregorio agita la pequeña cajita cerca de su oreja.
— Ábrela y veras. — Hace lo que le dice Armando.
— ¡Oh! Armando me acabas de hacer la novia más feliz del mundo. — Gregorio hace un gesto como si fuera a llorar y se ríe
— Deja de ser un idiota Gregorio. — Armando se ruboriza. — No me digas que... — Gregorio esta atónito.
— ¿Crees que le guste? — pregunta preocupado. — Mando este anillo esta hermoso, Silvia se va a llevar la mejor sorpresa del mundo. — Gregorio mirada detalladamente el pequeño objeto sacándolo de la caja.
— ¿Cómo se lo dirás? — Se lanza sobre una silla la cual se rompe. — Greg ten cuidado, te puedes lastimar. — Dice Armando preocupado al ver a su amigo en el suelo.
— Recuérdame que no me vuelva a tirar en tus sillas. — Asiente Armando mientras ayuda a Gregorio a levantarse.
— Bueno dime como será. — Gregorio mira a su amigo mientras se sienta sobre el escritorio como un indio.
— He pensado que podríamos ir a cenar a su restaurante favorito, pedir el plato que más le gusta y celebraremos con champagne. — Gregorio arquea una ceja. — ¿Celebrar qué? — Pregunta con curiosidad.
— Lo había olvidado, me han mandado el contrato para el proyecto Olympia — Contesta con una sonrisa en su rostro.
— ¡¿Es broma verdad?! — Pregunta Gregorio muy entusiasmado
— No Greg, espera un momento y te mostrare. — Armando se inclina en su silla y abre uno de los cajones de su escritorio. Saca dos sobres. — El tuyo está cerrado. — Le da un sobre de manila a Gregorio. — Mira el mío. — Gregorio lee la hoja de papel muy feliz.
— ¿Mando el proyecto Olympia? — Armando tiene una sonrisa de oreja a oreja. — Lo sé Greg sería uno de los más importantes que hayamos hecho. — respira agitado por la gran noticia.
— Con esto podríamos tener hasta nuestro propio edificio. — Asiente Armando. — No solo eso, podríamos tener a muchas personas trabajando para nosotros. —- Gregorio ladea la cabeza muy contento imaginándose todo lo que los dos lograrían.
— Mando ya tenemos a muchas personas trabajando con nosotros gracias a nuestro primer y gran proyecto con el edificio costa Tenerife — Dice Gregorio, mirando a Armando.
— Si tienes razón pero Greg sabes lo que es Olympia así seremos más populares en la ciudad o quizás hasta en el país. — Gregorio asiente. — Debemos leer el contrato con Maximiliano. — Armando dejo de sonreír y se aclaró la garganta.
— ¿Qué pasa? — Pregunta. — Max está terminando un proyecto de la universidad. — Gregorio suspira. — Odio que sea menor que nosotros pero igual es muy bueno, pero debemos llamarlo y arreglar todo esto porque debemos hacer todo perfecto con Olympia no podemos cometer ningún error. — los dos amigos chocan los cinco.
— Ahora debes celebrar dos cosas. — Dice Gregorio sonriendo. — ¿Qué cosas? — Pregunta Armando.
— El proyecto Olympia y tu compromiso con Silvia. — Armando asiente contento. — Hace un mes cumplimos seis años juntos Greg. — Dice Armando con una sonrisa de oreja a oreja.