Durante varios meses Armando y Gregorio se dedicaron a la organización del un proyecto que era muy importante para ambos; Armando no se detenía por ninguna razón, ni un solo instante durante el día para lograr avanzar lo que más pudiera. Su socio Gregorio Quintana siendo también su mejor amigo; ambos trabajan a la para para poder finalizar con los últimos detalles para lograr iniciar la construcción lo más pronto posible.
Armando se encontraba solo en la tranquilidad de su oficina sentando frente a su u escritorio revisando unos planos; el hombre dejo claro a su secretaria que no quería que nadie lo molestara durante el día a menos de que fuera de carácter urgente, de no ser así no quería ver ni hablar con nadie.
Un toque en la puerta causa que su concentración desaparezca, mira a la puerta molesto, niega con la cabeza y trata de hace caso omiso al ruido.
— ¡Querido amigo mío! —Gregorio entra muy contento saludando a Armando con una increíble sonrisa de oreja a oreja; un hombre alto, de ojos azules y cabello negro; vestido de traje mira a su amigo tratando de llamar su atención, pero este lo ignora completamente.
— ¡No! — Grito el hombre aun sentado en su silla sin mirar a Gregorio, se quita los anteojos y mira a su amigo enojado.
— Pero no he dicho nada. — Se defendió el hombre mientras camina hasta una de las sillas que esta frente al escritorio de Armando.
— Greg te conozco y sé que tiene planeado algo para hoy y no pienso ir — Gregorio se lanzó en la silla muy fuerte.
— ¡Ten cuidado! ─ Grito asustado ─ Vas a romperme otra silla — Dice Armando colocándose de nuevo los anteojos, niega trata de regresar a los grandes pliegos blancos y revisar cada detalle de ellos.
— Disculpa silla no lo volveré hacer— Dice Gregorio con ironía; mira el objeto donde se está sentado como si observara a un animal indefenso. Armando gira los ojos, negando con la cabeza por la actitud de su amigo.
— Pero Mando por favor esta mujer es lo que tú buscas — Dice el hombre muy animado, dejando de lado el problema con la silla. Armando se quita de nuevo los anteojos está seguro que su amigo no lo iba a dejar terminar de trabajar hasta que tuviera toda su atención.
— ¿Se puede saber qué es lo que yo busco? — Pregunta con poco interés, mientras mordía una de las patas de los anteojos.
— Una mujer sensual, hermosa, creo que podría decir que hasta candente, precisamente como la de esta noche — Armando arqueo una ceja y mira a Gregorio.
— Es una amiga de Isabel, por favor — imploro el hombre a su amigo; Armando se limitó y niega con la cabeza. — No quiero conocer a ninguna mujer ni salir con ninguna. ─ Se sintió algo mal por la expresión de su amigo. ─ Bueno por lo menos por ahora— Dice muy serio.
— ¿Hace cuanto que no te acuestas con una mujer? — Pregunta Gregorio cruzándose de brazos mirando muy serio a Armando.
— No sé, cuatro meses, cinco, seis no estoy muy seguro— Armando se encoge de hombros, mira los ojos azules de Gregorio. — ¿Fue la sueca verdad? — El pelinegro se muestra muy emocionado por la conversación.
— Si fue con esa mujer y fue gracias a ti. — Contesta molesto. — Esa mujer era DI-VI-NA. — Gregorio enfatizo la última palabra mira la reacción de Armando que no cambio mucho, su amigo no está muy contento.
— Si por tu culpa termine en su casa. — Armando masajea sus ojos con sus manos y apoya los codos en el escritorio.
— Lo recuerdo estas más borracho que un cuba. — Gregorio rio al recordar a Armando diciendo estupideces con algunas copas encimas. — Aparte no tomaste tanto — Gregorio mira preocupado a su amigo.
— ¿A no? — Pregunta Armando con sarcasmo; se levanta de su silla sin quitar los ojos de Gregorio.
— Veamos — Dice aclarando su garganta. — Me diste media botella de tequila, seguida de dos copas de whisky puro, cinco Martini, dos mojitos y tres mimosas — dice Armando haciendo cuenta con sus dedos. — Bebí todo eso en quince minutos — Gregorio Niega con la cabeza.
— Tienes problemas con la bebida, deberías ir a Alcohólicos Anónimos — Armando lo fulmina con la mirada, Gregorio no puede evitar reír.
—Tú me dabas uno tras otro, tras otro, tras otro eres de lo peor —Niega el hombre. — Pero tuviste una noche increíble.
— ¡Claro! — Responde con ironía. — De la cual no me acuerdo, pero hoy no saldré contigo. — Pero ¿Por qué no? Carmen es hermosa — Gregorio hace una cara de lujuria que causa preocupación en Armando. — Puede ser la misma afrodita no me interesa — Gregorio se resigna y se cruza de brazos.
— De acuerdo aguafiestas ¿Que te quedaras haciendo la noche de un viernes? — pregunta Gregorio mirando los ojos verdes de su amigo. — Lo mismo que me quedo haciendo todos los viernes cuando te vas de fiesta con Isabel— su amigo parpadea un par de veces sin comprender.
— Trabajando. — Gregorio Niega con su cabeza, aunque le encanta molestar a Armando. Siempre le dice que debe salir y divertirse, le preocupaba mucho que su amigo se ha vuelto adicto al trabajo, no le gusta ni siquiera ir a tomarse una copa; Gregorio siempre culpa a Silvia del comportamiento que su amigo adquirió.