Antonia no puede creer lo que está sucediendo, pero se siente llena de vida al sentir el contacto con los labios de Armando, él la besa con pasión como nunca un hombre la había besado, siente que sus piernas parecían de gelatinas si Armando no la hubiera abrazado estaba segura que caería al suelo por tanta emoción, con cada movimiento lento de los labios de Armando, el corazón de Antonia late muy rápido, aunque es imposible siente como si deseara abandonar su cuerpo por la velocidad que tiene.
— ¡Qué bonito es el amor! — El beso de ellos es interrumpido por una voz; los ojos de Armando al igual que los de Antonia se abrieron de golpe; quedando sus narices rozando. Los dos giran al mismo tiempo y ven a Roberto y Daniel llegar, sin romper el abrazo, Antonia se siente muy segura al estar con Armando en esa posición.
— ¡Daniel cállate! — Roberto intenta cubrir la boca de su novio. — Pero el amor es hermoso míralos, míranos, amor, amor, amor, todo el mundo necesita amor, amor para todos— Armando se siente muy avergonzado por lo que está pasando. — Creo que debería irme, el taxi me está esperando. — Antonia asiente.
—Pasa una linda noche. — Las mejillas de ella siguen de un rojo intenso.
— Igual tú. — Antonia evita la mirada de Armando este se acerca a ella, la toma de su barbilla y planta un beso rápido sus labios para poder marcharse.
— ¿Por qué se fue? — Inquiere Daniel mirando para el lado contrario por donde se ha marchado el vehículo.
— mira un gato, ven gatito soy el rey de los gatos, juntos dominaremos el mundo — Daniel casi cae al tratar de atrapar al gato. — Ven para acá, odio cuando bebes demasiado, te pones muy pesado eres muy molesto, pero bueno eso se hace cuando quieres a alguien— Roberto lo agarra. Antonia no está prestando atención a sus amigos toca sus labios que se encuentran algo hinchados por el apasionado beso que Armando le había acabado de darle, aún no está consciente de lo que acaba de pasar.
— Anto necesito tu ayuda. — Roberto saca a la chica de su trance. Cuando los tres suben; Roberto lleva a Daniel a la habitación, para intentar cambiarlo y poder acostarlo a dormir, deja un balde al lado de su cama, mientras lo cuida. Daniel balbucea unas pocas palabras y se queda dormido al instante al lado de Roberto.
Antonia se queda sola en su cama, se encuentra hipnotizada por lo que sucedió esa noche, su celular suena en el interior de su bolso, busca su celular con algo de desesperación; saca el aparato ve la pantalla y es un mensaje al ver el remitente se forma una sonrisa en su rostro.
"Quiero verte mañana. Armando"
Ella siente que su corazón vuelve a latir a gran velocidad, no está segura si lo que está sintiendo por Armando era amor pero cuando está con él se siente bien, se siente contenta, protegida y lo más importante feliz, cada día siente que crece ese gusto que empezó cuando lo vio sentado en el restaurante por primera vez, quería hablarle por eso le ofreció el emparedado pero ahora lo que estaba sintiendo por Armando parecía más fuerte, su corazón latía con más fuerza y desesperación cada vez que lo veía. Tomo aire y lo soltó lentamente, contesta rápidamente, se lanza sobre sus almohadas y Morfeo se apodera de ella mandándola al país de los sueños.
Armando observa su celular nervioso; el beso que él y Antonia se habían dado lo había dejado muy contento, le gusto y mucho, sin embargo, se sentía algo alterado y preocupado quizás por acelerar las cosas, pero desde la primera vez que salieron él deseaba poder sentir sus labios y esa noche por fin lo consiguió.
Armando estaba seguro que lo que siente por Antonia es más fuerte que lo que piensa, le gustaba verla sonreír, reír, y más cuando hacia caras divertidas mientras le cuenta alguna anécdota de su vida; para él ella es perfecta.
— ¿Y si arruine las cosas? — Se pregunte; molesto consigo, están pensando en llamarla para pedirle disculpas «¿Qué le digo? ¿Lamento besarte?» Piensa.
Ese pequeño suceso carcomía su mente Armando se pregunta si está bien o está mal, vio la hora ya era muy tarde y quizás Gregorio está dormido o tomado, quien lo iba a saber y sin importar lo que le dijera podría no colocarle atención, la idea de llamar a su amigo se borra de su mente.
Llega a su departamento se sigue sintiendo frustrado, no logra entender porque una mujer lograba que se pusiera tan nervioso y tan inseguro.
Al llegar a su departamento se sienta en el sofá que ocupaba casi toda la sala; necesita ver a Antonia lo más pronto posible, deseaba verla, abrazarla y besarla; cuando piensa en ella su corazón se acelera una alegría inunda su cabeza la chica está logrando algo que no había podido conseguir Armando desde hace mucho tiempo, estar enamorado de nuevo, sin pensarlo dos veces más le envía un mensaje de texto; cuando el aparato certifica que el mensaje ha llegado a su destino, Armando no logra quitarle los ojos ni un segundo.
El aparato suena entre sus manos causando que se sobresaltara; mira la pantalla había llegado un mensaje lo abre nervioso y en su rostro se genera una sonrisa al ver la respuesta que Antonia le había enviado.