Silvia camina hasta donde está Armando; en cada mano lleva unas bolsas de Gucci y Chanel, Gregorio mira a su amigo sin poder creer lo que está pasando, pero al ver de nuevo a la rubia logra atar cabos y está comprendiendo un poco la situación.
— Hola Greg cuanto tiempo sin vernos. — Silvia mira a Gregorio mientras se sienta encima del escritorio de Armando. — Ya creo entender — Susurro Gregorio.
— ¿Qué has dicho? No te oí— Silvia mira al amigo de Armando con cara de pocos amigos. — No nada pensando en tonterías. — Forzar su sonrisa.
— Pero tienes razón ha pasado mucho tiempo desde que te veo por cierto ¿Cómo está tu amante Silvia? — Pregunta el hombre enojado.
— Tu siempre tan gracioso ¿No? — Silvia mira con desagrado al mejor amigo de Armando, tratando de reír, las miradas de los dos son gélidas con el otro. Silvia agarra a Armando de la corbata él no se opone y queda frente a ella de una manera grotesca lo besa.
Gregorio niega a tan desagradable muestra de cariño. —Qué pena con ustedes dos, pero creo que me urge ir al baño tengo ir a vomitar todo lo que almorcé hace quince años. — Se levanta, mira a Armando enojado y se aleja dejando a la pareja sola, Armando comienza a sentirse peor de lo que estaba, odiaba que Gregorio se pusiera así con él, pero tenía todo el derecho.
— Gregorio es muy molesto nunca he podido entender cómo eres su amigo, desde la universidad era desagradable, grotesco es demasiado fastidioso y siempre saca sus estúpidos comentarios o terribles chistes de los que nadie se ríe, es demasiado desesperante.
— Armando hala su corbata, se acomoda en la silla alejándose lo que más puede de Silvia. — Silvia por favor es mi mejor amigo respétalo por favor. — Silvia con desagrado observa a Armando.
— No querido yo a eso no lo voy a respetar de nuevo me acaba de insultar, por mi si rompes relaciones con él sería mejor. — Silvia juega con su cabello.
— Es mi socio Silvia. —contesta molesto. — Si es cierto bueno como sea lo que sea — mueve la mano Silvia frente al rostro de Armando. — Dejemos de hablar del idiota de tu amigo. — Silvia se sienta en las piernas de Armando y lo abraza del cuello.
— Te iba a proponer una cosa deliciosa. — Armando marca una ceja. — ¿Qué cosa? — Pregunta preocupado.
— Vámonos este fin de semana solos tú y yo a alguna hermosa playa donde nos consientan como en los viejos tiempos ¿Qué tal Ibiza? — Silvia se mueve un poco sobre Armando. — Y podemos ya sabes hacer lo que más te encanta hacer solitos. — Silvia agarra a Armando de su corbata para seducirlo.
— No lo sé tengo que trabajar. — contesta. — ¿Cómo pretendes que esto funcione si eres así? — Niega la mujer colocándose de pie.
— Por eso es que nuestra relación dejo de funcionar yo hacía todo para que estuviéramos juntos y tú siempre sacabas una excusa. — Se cruza de brazos molesta. — ¿Qué quieres entonces? — Inquiere Armando jugando con un lápiz.
— Que hagas una reservación para irnos a Ibiza. — Contesta la mujer con una sonrisa. — ¿Con un viaje se arregla todo? — inquirió el hombre.
— Algo así, estaremos los dos solos podremos hacerlo cuantas veces queramos sin que nadie nos moleste, no estarán tus hermanos ni tu patético amigo, solo estaré para que me hagas tuya. — dice Silvia tratando de excitar a Armando, pero no se siente muy contento. — ¿No te parece una excelente idea? — Armando no dice nada.
— Querido iré al departamento y regresare para ir almorzar ¿te parece? ¿O prefieres venir conmigo y hacer otras cosas? — Armando niega.
— Te espero aquí tengo que terminar algunas cosas. — Silvia frunce el ceño muy molesta. — Esta bien iré a casa y tomare una larga ducha pensando en ti y cuando termine vendré aquí por ti amor. — Silvia beso los labios de Armando, pero este no reacciono al roce. Armando sintió un desagrado al ver a Silvia insinuándosele para tener relaciones no quería volver a tocar ni verla desnuda, negó con desagrado al quedarse solo y se siente el peor hombre de todo el mundo.
— ¡Eres un completo imbécil! — Entra hecho una fiera Gregorio a los pocos minutos de que Silvia se marchara.
— ¿Qué? — pregunta pasmado Armando. — ¿Qué hace ella aquí? — Armando se encoge de hombros.
— Armando ¿Qué paso? — Suspira desanimado. — Bueno eso fue la parte que no te alcance a contar. — Gregorio mira enojado a Armando. — Y mi mamá quiere que nos casemos. — Armando mira un punto muerto en la pared.
— ¿Te vas a casar con ella? — Gregorio pregunta sobresaltado.
— Ya no sé ni que quiero ni que hacer. — Armando masaje sus sienes.
— ¿Qué quieres decir Mando?
— Me siento confundido, frustrado todo iba muy bien y luego ella apareció y no sé qué me paso, no me siento bien estando con ella en mi mente solo esta Antonia, pero no sé qué hacer. — Gregorio seguía muy molesto.