¿quieres un café?

Epilogo

Han pasado varios meses desde el día que Armando y Antonia se reconciliaron, después de estar un rato abrazados en la oficina, Gregorio no pudo evitar felicitarlos y advertir a Armando de que no volviera a ser un completo idiota, Armando había aprendido la lección y no iba a cometer la misma estupidez dos veces, quizás las cosas no iban hacer fáciles pero juntos podían solucionar todo.

— ¡Anto no! — Dice Armando riendo.

— No creas que te vas a escapar de mí. — Dice Antonia mirando los ojos verdes de su novio.

— No Anto por favor no más — La chica niega y continúa.

— Amor por favor ya no más — Dice de nuevo Armando tratando de agarra las manos de su novia; Antonia se ríe mientras le hace cosquillas a Armando.

— No más Anto ya fue suficiente por favor. — dice riendo tratando de agarrar las muñecas de su novia.

— Tu ayer lo hiciste. — Dice Antonia sin detenerse, Armando se levanta y la agarra por la cintura, Armando la carga y le da vueltas sobre la cama.

— No suéltame. — La coloca con cuidado en la cama y se pone a horcajadas sobre ella. Antonia mueve las piernas sin poder dejar de reír.

— Eres un tramposo. — Se ríe tratando de defenderse.

— ¿Soy un tramposo? — Armando se detiene si se acerca a ella. — Si— Afirma con una sonrisa. Armando no puede evitar besarla como solo él sabe hacerlo, Antonia se estremece al sentir el contacto de los labios, su piel se pone de gallina y Armando termina el beso. Se acuesta al lado de Antonia algo agitado de tanto reír.

— Cariño ¿Tus padres cuando viene? — Pregunta Armando mirando detalladamente a Antonia. — Dijeron que vendrían la otra semana todos, ayer hable con mi mamá dijo que se encontraba muy emocionada en conocerte, bueno no solo ella, también mi papá y hermanos. — Sonríe Armando al escuchar eso.

— Pero, aunque mis hermanos y papá quieran conocerte también deben tener deseos de matarte. — Armando abre los ojos sorprendido por lo que acaba de decirle su novia.

— ¿Qué? ¿Por qué? ¿Les contaste lo que paso? — pregunta asustado y Antonia niega con la cabeza.

— No a nadie le conté, bueno solo Danny era el único que sabía pero creo que odian que existas, que vivas y que seas mi novio ellos tres son demasiado celosos conmigo, por eso tuve problemas para tener novio cuando vivía en casa con mis padres. — Arquea una ceja sin entender. — Aparte de mi mamá soy la única mujer y ellos me cuidan de todos los hombres. — Armando abre la boca en sorpresa.

— Bueno espero que no me hagan nada. — Armando mira preocupado a su novia. — No te van hacer nada mientras no les digas nada raro no hay problema. — Armando sonríe.

— ¿Qué crees que pase si se enteran que todas las noches te hago el amor? — Dice mordiendo el estómago de Antonia.

— No se quizás te vuelven eunuco, deberías contarles y vemos que pasa, no sé cómo lo tomarían. — Armando se ríe y abraza contra su cuerpo fuerte a Antonia. — Una de las mejores cosas que ha pasado y amé cuando aceptaste es cuando te ofrecí que vivieras conmigo. — Dice Armando acariciando la mejilla de Antonia. — Si, pero fuiste muy exagerado. — Antonia se apoya en el pecho de Armando. — ¿Por qué lo dices? — Ella pone los ojos en blanco.

— La tarde que fui a tu oficina, cuando dejaste de besarme; me dijiste que me murada contigo, me tomaste por sorpresa acabábamos de arreglas las cosas y tú querías dar el siguiente paso, estás loco Armando. — Armando saca su lengua en son de burla.

— Quizás me deje llevar por el momento. — Acaricia el rostro de Antonia.

— Si tengo que decirte estoy loco. — Antonia mira extrañada a Armando.

— Pero por ti. — se besan. — Aunque fuiste exagerado me gusta vivir contigo ya vamos para nueve meses. — Dice sorprendida.

— Si el tiempo se pasa volando. — Armando mira el techo y juega con un mechón de cabello de Antonia.

— Creo que el peor en asimilar la noticias fue Daniel — Antonia asiente. — Casi le da un infarto cuando le conté que vendría a vivir contigo. — Armando suelta una pequeña risa.

— Pero bueno no le dio tan duro cuando Roberto lo sorprendió que quería vivir con él eso fue una sorpresa increíble para él. — La chica asiente.

— Lo sé ese día estaba triste y feliz. — Armando se ríe.

— ¿Amor tienes algo pensado para que hagamos esta noche? — pregunta Armando.

— No ¿Por qué? — Antonia se levanta y se sienta en la cama

— Gregorio e Isabel nos invitaron a cenar porque nos quieren contar algo, decir no estoy muy seguro de que sea. — Antonia mira con una sonrisa a Armando.

— ¿Sera sobre la boda? — Se encoge de hombros. — No tengo idea, Greg no me quiso dar detalles. — Antonia infla los cachetes.

— Me encanta cuando haces eso. — Armando los aprieta causando que el aire saliera haciendo un ruido que siempre hacía reír Armando.




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