Quiero amarte

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ALEX BRUCE








 

Carrie deja besos desde mi mandíbula hasta mi pecho, y con sus manos navegando por mi abdomen en una caricia, estoy sentado contra el respaldo de la cama mientras que ella se mantiene arriba de mí.

Deslizo el dedo pulgar por la pantalla de mi celular para ver nuevas noticias en Facebook ignorando el hecho de que Carrie se remueve encima mio.

Dejo el celular en la mesita de noche que esta a un lado de mi cama al sentir sus dientes morderme el hombro.

Llevo saliendo con Carrie más de un año con nueve meses, ella y yo nos conocimos dentro de la Preparatoria, y en el primer momento en que la vi llamó mi atención, sin siquiera hacer un mínimo esfuerzo. Ella es hermosa, todo de ella es hermoso y cautivador. Yo me enganché tanto con ella que dejé de andar de cabrón, y con ella inicié mi primera relación formal.

Carrie..., me faltan palabras para poder describirla a ella y lo que siento; ella es un desastreun jodido hermoso desastre, ni ella misma sabe lo que quiere en veces. Sé que existen chicas mejores, menos molestas, y dramáticas, pero por una extraña razón así la quise, así la quiero. En un principio sabía y sé, que podía irme en cualquier momento, no obstante, me quedé, contemplando todo el desastre que trae consigo, todo se trataba de paciencia y comprensión. Y lo soporte, soporte todo tipo de discusión y berrinches.

En los últimos meses todo cambió radicalmente, nada es lo mismo de antes. Nuestra relación cambió, y nosotros vamos de mal en peor. Todo se está saliendo de control y no puedo componerlo.

Carrie levanta la cabeza un poco y deja cortos besos por mi mandíbula, sus labios se encuentran con los míos y la beso con necesidad.

Sus besos ya no saben igual,
sus caricias ya no son las mismas,
el cosquilleo que antes sentía al momento de besarla se ha ido,
y los latidos de mi corazón laten con normalidad.

Y sé que le pasa lo mismo a ella.

Nuestro noviazgo sólo se basa en discusiones sin sentido, no hay un sólo momento donde no estemos discutiendo. Peleamos y nos arreglamos al día siguiente, y entonces, sé que es hora de deshacernos de el hilo que nos mantiene unidos, éste cada vez más se enreda y cada que un nudo se deshace, un pequeño hilo se desprende y va acabando con nuestro amor.
Debemos cortarlo, y darle fin a lo nuestro.

Pero la quiero. ¡Dios, por supuesto que la quiero!

Cuando cumplimos los cinco meses de ser novios todo estaba genial, sin ningún problema. Mis padres la conocieron; mi madre quedó encantada con ella en cuanto la vio, pero de mi hermano no puedo decir lo mismo, se podría decir que Axel hasta la odia sin razón alguna, y a mi padre, a él le va y le viene.

Salíamos casi todos los días a partes diferentes, disfrutaba cada comento a su lado. Y luego, al cumplir el primer año de relación las cosas cambiaron de un día a otro, así sin más. Vinieron las peleas, los celos, berrinches, caprichos..., todo por parte de ella.

—Te quiero, Alex. — Susurra cuando dejo de besarla.

Han pasado meses desde que no nos decimos un Te amo, siempre es un Te quiero, de los dientes para afuera.

Y esto está mal. Las cosas entre nosotros ya no tienen composición.

—También te quiero, Carrie. — Sonríe. Su rostro ovalado está de forma natural, sin ninguna gota de maquillaje, y su cabello luce despeinado. Paso mi dedo pulgar por el contorno de su boca y siento sus dedos clavarse en mis costillas, haciendo que ría por un instante.

—Me parece injusto que hayan cancelado el baile de un día para otro — Se sienta en mi regazo y coloca sus manos en mis hombros —. ¿A qué horas pasarás por mí el sábado?

Humedezco mis labios y juego con un mechón de su cabello. —Se canceló por fallas en la instalación — Frunce la nariz, sonriendo.

—Tienen el suficiente dinero cómo para hacerlo en un salón de fiestas.

—Dile eso al director — Rasco mi frente, y ella blanquea los ojos —. El sábado pasaré por tí a las ocho, ni un minuto más ni uno menos.

—Está bien — Hace un gesto gracioso asintiendo y mi pecho se oprime en dolor. La vuelvo a besar en la boca, ocasionando que se remueva encima de mí —. Uhm... No me voy a acostar contigo, Alex. Tengo la regla.

Suelto una risa, echando la cabeza hacia atrás. Ésta es la décima vez que me lo recuerda. —Lo sé, no tienes que recordármelo cada segundo.

—Precaución, cariño.

Carrie estira su brazo hasta la mesita de noche, inclinándose para tomar mi celular, me lanza una rápida mirada de reojo y evito rodar los ojos.

—Carrie, no he hablando con ninguna chica — Ella me ignora, y comienza a revisar los mensajes de todas mis redes sociales.

—¿Quién es... Jennifer Mendes? — Me mira con reproche.

Resoplo, cansado.—Mierda... — La maldición se escapa de mi boca sin poder retenerla, y ella frunce el ceño —. No lo sé.

—No digas maldiciones Alex — Me regaña y vuelve su vista a mi celular —. Ella te envió una solicitud de amistad.

—¿Y qué? No tiene nada que ver. Tú también tienes solicitudes pendientes de demás chicos.

Jadea, ofendida por mis palabras. —No es lo mismo.

Suspiro, ¿qué necesidad hay de discutir por una simple solicitud de amistad? Cansado de lo mismo restriego una mano en mi cara. —No tengo ganas de pelear, puedes eliminar todas las solicitudes que quieras.

Sonríe complacida, y sin esperar que lo repita dos veces empieza a eliminar todas las solicitudes de amistad en Facebook.

Así es esto, complacerla para evitar que haya discusiones.

Definitivamente lo nuestro tiene que terminar.



























 




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