SKYLAR BANNERMAN.
Paso las siguiente foto que tengo en el carrete de mi galería y mi corazón se hunde dentro de mi pecho al encontrarme una foto con él.
Los dos sonreímos, él me abraza por el hombro, mis ojos lucen brillosos, quizás de tanto amor.
Mi boca comienza a temblar y aplano mis labios para no echarme a llorar, no otra vez, no en casa de mi tía, no después de haber llorado ya mucho.
Pero me duele, el dolor tan inmenso en mi pecho no se ha ido, pasan los días y todos los días es lo mismo. Recordarlo, y verlo duele. Y duele peor que cualquier otra cosa.
Aspiro aire con profundidad bloqueando la pantalla de mi celular, y retengo el aire en mis pulmones para que la sensación de querer llorar se vaya de una buena vez, aprieto con fuerza mis manos y mi tía se adentra a su cocina, sonriéndome con calidez, sin saber nada de todo lo que me pasa.
—¿Pero qué haces ahí, amor? —me pregunta ella, y escucharla llamarme así sólo hace que el sentimiento de querer llorar vuelva a mí de nuevo, todo lo que he necesitado es una madre, pero al no tenerla no sé con quién desahogarme, y ver a mi tía siento que debo contárselo.
—Me siento muy mal tía... —confieso, con la voz ahogada, bajando la mirada en la barra —. Estoy muy triste...
Ella se acerca rápidamente a mí y se sienta a mi lado, posando una de sus manos en mi hombro.
—¿Por qué, cariño? —un puchero se forma involuntariamente en mi boca y mis ojos se llenan de lágrimas de inmediato —. Sabes que estoy para aconsejaste de todo.
—Es que... ¿te acuerdas de Alex? —un silencio se forma en la cocina donde permanecemos solas, hasta mencionar su nombre me duele.
—Sí... el chico que te gustaba —responde, acertando, y una lágrima se escurre por mi mejilla al no poder contenerme más.
Un sollozo se escapa de mi garganta y tapo mi rostro con mis manos, comenzando a llorar. El desgarre que siento con cada sacudida que doy duele dentro de mí, mi tía solo se encarga de recargar su mentón en mi hombro y abrazarme.
Y su abrazo es el que hace que me derrumbe más, porque siento que es todo lo que necesitaba.
Un consuelo.
—Tranquila... tú desahógate de todo lo que tengas guardado —balbuceo algo en respuesta sin dejar de llorar, ni siquiera me importa que su esposo pueda escucharme.
—Es que... yo lo quiero, tía —confieso con agonía —. A pesar de todo no puedo dejar de sentir amor por él...
—Cariño, no te entiendo...
Sorbo por mi nariz y dejo de cubrirme la cara, limpiando con mis manos mojadas mis mejillas. Paso las puntas de mis dedos bajo mis ojos y vuelvo a sorber los mocos en mi nariz.
—Alex había roto con la que era su novia —comienzo a contarle, tragando saliva, tratando de pasarme el nudo formado en mi garganta —. Yo... yo estuve ahí siempre para él, y yo sé que jamás me lo pidió, pero jamás lo dejé, lo vi dolido por su ruptura y ahí estaba yo, lo miraba con otras mujeres y me causaba dolor, pero yo no le decía lo que sentía por él, porque sentía que él no sentía lo mismo por mí... —limpio con coraje la lágrima que escapa de mi ojo —. Nosotros nos hicimos más unidos, siempre estábamos juntos, él a veces soltaba comentarios bonitos que me hacían confundir, y yo solo me sentí a más enamorar de él... pero hace poco salimos todos juntos, y lo encontré de nuevo con su exnovia en el baño, y... —guardo silencio, recordando todos los sucesos de aquella noche, recordando todo lo que fui capaz de decirle y recordando que me pidió perdón —. No sé si se estaban besando, pero estaban juntos otra vez... y solo pude explotar, llegó ese momento donde ya no pude más y le dije todo lo que me hacía sentir... me hizo llorar como no te imaginas, y y y... me dijo que él también sentía cosas por mí y me pidió perdón, pero yo me sentía muy decepcionada... muy dolida —suspiro, lamiendo mis labios secos —. Y él me ha buscado para arreglar las cosas, me dice que siente lo mismo por mí, que está arrepentido, que quiere que estemos juntos pero no sé, no sé qué hacer.
Mi tía Regina se aclara la garganta y deja de abrazarme para sentarse a mi lado en la barra, ella acomoda un mechón de mi cabello negro y me pasa una servilleta para que me sorba la nariz.
Yo aprieto mis labios en una línea firme y muerdo con fuerza, intentando tranquilizarme.
—Mira, cariño, sé que te puedes sentir muy mal ahorita y que no sepas qué hacer, pero creo que los dos están en la edad para equivocarse, por lo que me cuentas nunca le dijiste lo que sentías por él, entonces, él no lo iba a saber por ser un adivina —escucho con atención lo que mi tía me dice, razonando todas sus palabras —. Sé que lo que sientes por él es amor, y si él se ha mostrado arrepentido por el daño causado no creo que sea mentira, porque arrepentirse también es sentir amor, y buscarte para arreglar las cosas es amor.
Abro mi boca para interrumpirla y jadeo. —Pero tía...
—Sí, preciosa, yo sé que cometió un error al volver a estar con su exnovia, pero es que uno muchas veces tiene que estar frente a esa persona que nos hizo tanto daño para comprobar que ya el amor no es el mismo —ella me acaricia la espalda en modo de consuelo —. Me dijiste que ellos duraron mucho tiempo, y es difícil superar a una persona que estuvo compartiendo de su vida contigo, pero ponte a pensar antes de cualquier decisión que tomes... si él salió con muchas mujeres después de su rompimiento fue porque de una manera u otra se tenía que despejar y desquitar, pero, ¿tú crees que si Alex hubiera sabido que sentías cosas por él lo habría seguido haciendo para causarte daño?
—No —respondo sin dudarlo.
—¿Lo ves? Ustedes dos se equivocaron en muchas cosas, pero deben ser lo suficientemente maduros para resolver cualquier problema, no debes ser tan mala con él, perdónalo, si los dos están destinados a estar juntos, lo estarán, y esto solo será un problema para medir su amor.
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Editado: 29.05.2023