Las últimas dos semanas que han pasado han estado del asco. Llenas de estrés y presión. Llenas de exámenes, tareas pendientes y proyectos finales.
Sé que en todos los semestres se ponen así de exigentes todos los maestros, pero siento que ahora que es el último que cursamos se ha multiplicado todo.
Me la he pasado estudiando todas las tardes después de la salida más de dos horas, y esta última semana me he enfocado en matemáticas: mi preciosa materia favorita. Nótese mi sarcasmo. Así que he estado con la cabeza llena de números, divisiones, ecuaciones y raíces cuadradas... aunque con la ayuda de Alex que lo hizo más interesante. Imagínense, imagínese.
Pero pese todo el estrés y que casi quería arrancarme el cabello veo que todo mi empeño ha valido la pena por mi ocho punto nueve que he obtenido de calificación.
Una sonrisita de victoria se estira en mis labios. Es la nota más alta que he tenido en matemáticas, porque aunque me da pena admitirlo nunca pasaba de seis o seis punto cinco.
Volteo hacia atrás para mirar a Alex y él me mira sonriendo, porque sabe que me ha ido bien.
—¡Es la nota más alta que he sacado! —chillo con entusiasmo, guardando mi examen en la mochila. Él se echa a reír por verme emocionada y se recarga en una de las butacas, teniéndome su mano derecha para que la tome y me ponga de pie. Las venas de sus brazos notándose me recuerdan una de las razones por las cuales estoy tan enamorada de él.
—Es que sí sabes, preciosa, pero piensas que no lo entenderás y no te esfuerzas.
Me encojo de hombros, aceptando su mano y poniéndome de pie.
—Como sea —le doy un pequeño beso en la boca parándome de puntitas —. Debiste haberme dado tutorías de matemáticas desde que ingresaste.
Alex se vuelve a reír de mí y juntos salimos del salón. Las clases por fin han acabado, y con gusto y los brazos abiertos recibo el fin de semana para desestresarme.
Nos abrimos paso entre el pasillo atestado de alumnos y mientras caminamos me despido de alguna que otra persona que conozco. Los chismes acerca de la pelea de Dante y Alex por una mujer se han calmado, ya no hay tantos murmullos como los había el lunes que se empezó a esparcir el chisme.
Visualizo a Carrie observando con intensidad a Alex desde su posición a lado del muro y de reojo lo miro a él, pero no se inmuta por la mirada con la que lo miran, o no se preocupa por voltear, solo continúa caminando conmigo tomado de la mano como si solo existiéramos nosotros dos.
Salimos del edificio de la preparatoria y afuera nos encontramos con Karen y Daniel que acaban de salir también. Siento un sentimiento de culpabilidad porque no he hablado con ella, y sé que tengo que hacerlo.
Alex me aprieta la mano y caminamos hasta ellos. La pelirroja me mira sonriente mientras que Daniel evita por mirarme mucho.
—¿Esa cara tan feliz es porque has pasado todas las materias o porque te van a dar como cajón que no cierra? —le doy una mirada matadora a Karen, sintiendo vergüenza cuando Alex voltea de reojo con nosotras y un indicio de diversión se añade en su rostro porque la ha escuchado.
—¡Karen! —reprendo, mordiéndome el labio inferior para no reírme.
Alex y Daniel se alejan unos cuantos pasos de nosotras y yo suspiro.
—Se te nota que quieres —me eleva sus cejas con picardía.
Me encojo de hombros, balanceándome en mi lugar.
—Nunca dije que no.
Suelta una estruendosa carcajada.
—¡No te conocía así!
Ni yo, pero...
—Pero mi cara feliz solo es porque si pasé todas las materias —murmuro, justificándome —. ¿Y a ti cómo te fue?
Infla sus mejillas y se acomoda los mechones del fleco rojizo tras las orejas.
—No pasé un examen... pero al cabo tendré un año sabático.
Mientras que Alex y yo nos iremos a la universidad, Karen y Daniel se tomarán un año sabático y realizarán algunos viajes y excursiones. Por lo cual mi sentimiento de culpabilidad crece, porque tienen planes y Daniel con sus acciones tiene la máxima probabilidad de arruinarlo.
—También quisiera un año así.
—Solo dile a Alex que no te irás con él, dah —exclama, cómo si fuera la mejor solución a todo.
Niego con la cabeza y Daniel y Alex se vuelven a integrar con nosotras.
Con la punta de mi zapato le pego con delicadeza al zapato de Daniel y me mira.
—¿Tú qué? —inquiero, determinándolo con atención—. Ya no me hablas tanto.
Daniel me entrecierra sus ojos y me señala. —¡Tú eres la que ya no tiene tiempo por estar con Alex!
Quisiera negárselo, pero en cierta parte está en lo correcto. Aunque sí he notado a Daniel muy distinto en los últimos meses, o quizás solo lo noto así porque cada uno ya no pasamos tanto tiempo juntos como antes.
Alex recibe una llamada y yo aprovecho para acercarme a Daniel y pasarle uno de mis brazos por sus hombros.
—Tú siempre serás mi amigo favorito —le aseguro, sonriéndole, percibiendo tensión en sus hombros —. ¿Cómo no lo serías? Si eres quien me daba ideas maléficas para poder estar con Alex.
Una risa se le escapa y mira por un segundo al suelo. —Tienes razón... pero si era buena idea esa de secuestrar a la innombrable.
Arrugo mi nariz con diversión y le doy un pellizco en la costilla que lo hace saltar y alejarse de mi lado.
—Para este punto estaría en la cárcel.
—¡Pero al menos ya habrías disfrutado estar con Alex!
El nombrado regresa con nosotros y yo oculto la risotada que quiero soltar.
—¿De qué hablan y se ríen?
—¿Sabías que Skylar te quería secuestrar? —le pregunta Karen a Alex y abro mis ojos con incredulidad.
—¡A Alex no! —exclamamos Daniel y yo.
Mi chico frunce las cejas sin entender nada.
—¿Entonces a quién?
Daniel abre la boca dispuesto a explicar.
—¿A quién más? C...
—Claro que a ti —le interrumpo, riéndome con nervios. Por supuesto que no quiero que sepa las ideas que antes teníamos. Quizás hasta lo pueda asustar —. Para que te enamoraras de mí así como en las películas.
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Editado: 29.05.2023