Quiero Creerte

SOPLO DE AIRE FRESCO...

Daimon aceleró el motor del vehículo mientras observaba a Emma cabizbaja, ninguno de los dos había dicho alguna palabra desde que salieron de la mansión, el ambiente estaba cargado de incomodidad entre ellos.

Después de ser tan indiferentes por unas cuantas semanas, en su primer acercamiento aparecía aquella mujer para complicar las cosas aún más.

Daimon sin pensarlo mucho tomo una decisión, él no era bueno consolando a las chicas, por más esfuerzo que hiciese en tratar de hacerlas sentir mejor, nada funcionaba cuando habría su gran bocotá, solo tenía una técnica que de verdad funcionaba para hacerlas olvidad de todo, pero no creía apropiado aplicarla en Emma. De verdad podía llegar a espantarla con su lado pervertido.

-¿Dónde vamos?

Preguntó Emma al ver como Daimon tomaba una ruta distinta.

-Confía en mí...iremos con alguien que podrá ayudarte a sentirte mejor, espero que no te incomode, pero eres la primera chica que llevo a casa así que soporta los comentarios de mi madre, le encanta ver cosas donde no las hay. Necesitas a una amiga, se que Sam se sentirá bien al verte y poder pasar un tiempo juntas.

En la mente de Emma se desató un gran caos.

¡Irían a su casa!

No sabía si ellas se alegrarían de verla aparecer por ahí con Daimon, pero no tenia otro lugar al que ir.

Era absurdo que teniendo todo lo que tenía se sintiera tan sola, sin tener a alguien al cual recurrir cuando los problemas la agobiaran, su única amiga sincera era Sam, pero por azares del destino habían terminado por distanciarse.

No sabía si estaba preparada para ver a Samanta, a pesar de ser grandes amigas, hacía mucho tiempo que no hablaban personalmente, se trataban de evitar en la universidad, después de aquel horrible y fatídico día, la distancia entre ellas había crecido.

Sam no soportaba verla a los ojos, se lo había dicho en una oportunidad..

“Le hacían recordarlo a él, eso le dolía demasiado

Pero no podía culparla, hasta a ella misma le costaba verse en el espejo sin recordarlo y extrañarlo.

El día que la llamó para preguntarle si tendría un puesto disponible para su hermano, le dijo que si de inmediato.

Le hubiese dado cualquier cantidad de dinero que hubiese necesitado, pero la conocía y sabía que no aceptaría tal ofrecimiento, por eso no dudo en contratar a Daimon, no necesitaba ningún empleado, pero se inventó lo del puesto de chofér, para poder ayudar a su amiga ofreciéndole una cantidad exagerada de dinero, para que éste, no pudiese rechazar aquel empleo.

Necesitaba sentir que estaba ayudando a Sam luego de que el monstruo de su madre se encargara de hacerla sentir miserable, se sintió en la necesidad de cuidarla como él hubiese querido hacerlo, pero nunca había tenido la oportunidad hasta ese momento.

Volviendo al ahora y prestando atención al comentario de Daimon, le molestaba muchísimo que pensara que no había nada entre ellos, ella se sentía muy atraída hacia él, pero claramente él no la veía como una opción.

Sabía que las diferencias, al venir de dos mundos tan distintos, no hacían más que distanciarlos y si le sumaban que ella era su jefa era más que imposible que algo sucediera entre ellos, pero no lo había intentado aún.

Ella podía jugar sus cartas, sabía cómo jugar ese juego, pese a no tener experiencia, tenía que arriesgarse, algo que le había enseñado el hombre de su vida retumbó en su memoria…

“Si te arriesgas tienes dos opciones, haberlo perdido todo, o haber ganado. Pero si no arriesgas tendrás que vivir con la incertidumbre del ¿qué hubiese pasado si…? nunca debes arrepentirte de lo que haces, pero si del no haberlo intentado por miedo pequeña.”

-En la primera cita llevarme a conocer a tu familia me parece algo extremo, pero me gusta que no sigamos la norma.

Dijo mientras le sonreía pícaramente.

La risa de Daimon inundó el auto y el ambiente entre ellos se suavizo, Emma se sintió bien al poder ser la causante de ello, extrañaba verlo sonreír de aquella manera tan natural, era como un soplo de aire fresco para ella.

-Las relaciones normales son aburridas Cherry, tenemos que ser distintos para que funcione.

Contestó Daimon entre risas sin dejar de ver la carretera, esto hizo que una sonrisa iluminara el rostro de Emma.

Definitivamente se arriesgaría con él, lo había decidido.




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