Al llegar al club, nos dirigimos a la entrada, resulto ser que el dueño del lugar, era un viejo amigo.
Le hablé al gorila que se encontraba en la puerta, quien me reconoció en el momento en el que me paré frente a él.
-Buenas grandulón, ¿Cómo has estado?
Dije mientras estrechaba su mano.
-No tan bien como tú.
Dijo mientras repasaba a Emma y Sam con la mirada llena de perversión.
Las abracé a mi cuerpo, dándole una mirada de advertencia.
-Tranquilo Demonio, sabemos que tus chicas se respetan, no quiero un viaje de ida al infierno, no aún.
Dijo riendo, mientras quitaba la cinta para dejarnos pasar, aquel apodo me incomodo más de lo que quiero reconocer, hace mucho que dejé de escucharlo, me traía malos recuerdos.
Sin decir más entramos al lugar, estaba repleto de gente, los cuerpos de las personas se contorneaban al ritmo de la música de forma vulgar.
La temperatura dentro del local estaba por las nubes, las chicas se veían muy emocionadas, aunque era más que evidente que Emma no se encontraba en su habiente.
Fui a la barra para pedir unos tragos, mientras Emma se movía junto a Sam al ritmo de una famosa canción, muy escuchada en el momento, si mí memoria no me falla es de Ed Sheeran.
Las veía divertido, pero mi diversión se acabó, cuando vi como un grupo de hombres las estaba mirando detenidamente, al tener los tragos delante de mí, los tomé, tirando al suelo una nota con el número de la barman que me había atendido, traté de desplazarme entre la multitud sin derramar las bebidas.
Cuando estuve a su lado, les entregué a cada uno lo que habían pedido, lo recibieron gustosas, estaban sedientas por el calor que les provocaba estar bailando entre tanta gente, tanto que sus vasos quedaron vacíos al instante.
Emma me tomó de la mano para moverse al ritmo de la canción que estaba sonando, mientras que Sam bailaba con un tipo, que, a decir verdad, no sé de dónde había salido, no me gustaba la forma en la que se pegaba a ella, pero me distraje con los movimientos tan calientes que hacía Cherry pegada a mí.
Por el ruido de la música tuve que gritarle prácticamente al oído, para que lograra escucharme.
-Te mueves increíble, pareces todo una profesional.
-Recibí clases de baile desde los 2 años.
Dijo como si nada, mientras se seguía contorneando, moviendo sensualmente sus caderas.
Seguimos bailando un rato más, Sam se nos unió en un momento, me sentí mal ya que la había perdido de vista.
Las dos salieron rumbo al baño, mientras iba a pedir más bebidas.
Se estaban demorando demasiado, con preocupación salí a buscarlas en la dirección en la que se había ido, no me costo mucho trabajo encontrarlas, pero para mi suerte lo que vi hizo hervir mi sangre de una manera errática.
Un tipo tenía sujetada con fuerza a Emma, la trataba de pegar a él, mientras ella forcejeaba y se resistía, Sam que estaba detrás de ellos, tomo una botella que había a un lado, estaba seguro que se la partiría en la cabeza si no actuaba rápido.
Me acerqué a ellos, sacando de mi camino a un grupo de jóvenes que les costaba estar parados, por la cantidad de alcohol que circulaba por su cuerpo y valla a saber dios que otras sustancias.
Tomé a Sam del brazo, haciendo que soltara la botella y ésta se rompiera en mil pedazos contra el suelo, se sobresaltó, pero al ver que era yo, su expresión se suavizó notablemente.
-Yo que tu soltaría a la chica, si es que quieres conservar los dos brazos en su lugar.
Dije con la voz casi irreconocible.
Emma me miró a los ojos, se veía aterrada, la tenía tan fuerte agarrada que seguro quedarían marcas bajo su hermosa piel de porcelana. Iba a matar a aquel tipo solo por atreverse a tocar a mí chica.
El hombre al verme palideció, tanto que era visible incluso con las luces de colores que colmaban el lugar.
-Demonio…n-no sabía que venía contigo.
Dijo mientras la soltaba, Emma estaba tan asustada que le fallaron las piernas y cayó al piso lastimándose una pierna, con los vidrios de la botella que se había roto.
Al ver la sangre salir de su cuerpo mi mente se durmió, mi vista se nubló, me abalacé sobre el hombre y comencé a golpearlo sin piedad.
Después de un par de golpes, este cayó al piso chorreando sangre y casi al borde de la inconciencia, pero no podía detenerme, él la había lastimado, se había atrevido a tocarla, no quería ni pensar las cosas que pasaron por su mente al ver a Emma tan hermosa en aquel sensual vestido negro.
Mi respiración estaba errática, mis latidos desenfrenados por la inyección de adrenalina que me causaba volver a pelear, mis nudillos ardían más con cada golpe que le propinaba a aquel imbécil.
-Bastaaaa... lo vas a matar!!!
Sentí la voz de Emma desgarrada, en un grito lleno de angustia y desesperación.
Me giré para verla abrazada a Sam, quien trataba de consolarla, las dos me veían con terror, al dar un paso hacia ellas, Emma retrocedió claramente afectada por el estúpido show que había presenciado.
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Editado: 12.03.2020