Quiero Creerte

ENTREGA...

No creí nunca sentirme como me sentía con respecto a Emma, ella era definitivamente distinta a todo lo que conocía, éramos prácticamente dos polos opuestos en muchos sentidos, no solo en nuestra apariencia, sino también en nuestra forma de ser.

Me gustaba pensar que esas diferencias no lograrían separarnos, que superaríamos todos los obstáculos que seguramente nos esperaban en nuestro camino, aunque nadie podía predecir el futuro, quería creer en nosotros, solo me quedaba confiar.

Después de mostrarle mi nuevo tatuaje y de aquel romántico momento en mi habitación, debí llevar a Emma a su apartamento, mañana sería mi día libre, pero ella tenía que preparar muchas cosas para el inicio de semana, no solo para la empresa, sino también para la universidad, así que con el resto de la tarde libre me dediqué a lavar y acondicionar el auto.

Extrañaba mucho a mi bebé, el saber que mañana ya la tendría nuevamente conmigo me hacía muy feliz, pero el sentimiento que me generaba el volver a pisar aquella mansión, después de lo que supe que paso con Bruno y Sam, no era para nada agradable.

Había una pequeña posibilidad de que nos encontráramos con Marta, una muy pequeña, ya que Emma se encargó de averiguar que su madre no estaría por allí ese día.

Sólo rezo para que el destino no quiera que nuestros caminos coincidan nuevamente, no sé cómo reaccionaría ante la persona que le ha causado tanto sufrimiento a mi querida hermana y a su propia hija, aunque pensándolo detenidamente, la vida y el destino se habían confabulado en contra de aquella mujer, empeñándose en que nuestras familias estén unidas de una u otra manera, era extraño pensar en que esa cruel y despiadada persona fuese mi suegra.

Recibí un mensaje de Emma unas horas más tarde, preguntándome si tenía planes para esta noche, a decir verdad, sólo quería verla, tenerla entre mis brazos.

Era absurdo que pasáramos la mayor parte del tiempo juntos y aun así, lo poco que estábamos separados, no pudiese quitarla de mis pensamientos.

Rápidamente contesté.

"No mi dulce Cherry, mi jefa se ha adueñado de mi tiempo, no he hecho ningún plan aún."

Recibí una respuesta casi inmediata.

"Mmmm... quizás ella no pueda esperar para verte, me siento celosa de tu irritante jefa, puede tenerte a su entera disposición, si yo fuera ella no dudaría en hacerte realizar horas extras"

Casi al mismo momento me llegó otro mensaje de un número desconocido.

"Daimon necesitaré de sus servicios, lo espero en mi apartamento en menos de una hora. No tarde, no soporto esperar. Emma Pettierco."

No pude evitar reír por las ocurrencias que tenía aquella dulce mujer, siguiéndole el juego respondí a su primer mensaje.

"Mi dulce novia lamentó terminar nuestra conversación acá, el deber me llama, Mi irritante jefa me requiere."

Luego escribí otro mensaje a aquel nuevo número.

"Enseguida jefa, estaré allí a su entera disposición"

Me di una rápida ducha, me vestí, tomé las llaves del coche y despidiéndome de mamá que se encontraba haciendo la cena, me marché.

Llegué en menos de 50 min. Me dirigí al ascensor mientras saludé a Bob, quien me recibió con una cálida sonrisa.

Desprendí los primeros botones de mi camisa y golpeé su puerta.

Si...aunque no lo crean me coloqué el uniforme para hacer esto más interesante.

A decir verdad, me encontraba nervioso y excitado a la vez, sabía que Emma era alguien espontánea y audaz, la expectativa de que me podía esperar detrás de esa puerta, me hacía sentir como un chiquillo inexperto, increíblemente ansioso.

M recibió con vestido blanco al cuerpo, sobre unos tacones azul eléctrico que la hacían lucir condenadamente ardiente, su pelo suelto y unas delicadas gafas de lectura, con el armazón del mismo color que sus ojos y zapatos.

Ninguna descripción que pueda dar, le puede llegar a hacer justicia, se veía sexy, delicada, hermosa e inalcanzable, pensar que esa exquisita mujer frente a mí, era mi novia, me llenaba de una forma que nada lo había hecho hasta entonces.

-Llegaste a tiempo.

Dijo sería mientras inspeccionaba el delicado reloj en su pequeña muñeca.

-Si mi jefa, como lo ordenó, ¿En qué puedo serle útil?

Dije con una sonrisa, tratando de meterme en mi papel.

-Pasa, necesito de tu ayuda con un asunto importante.

Dijo mientras se corría sólo un poco, dejándome un estrecho lugar entre su cuerpo y el marco de la puerta.

De verdad me gustaba esta faceta juguetona de Emma, quería ver hasta donde era capaz de aguantar.

-Claro, como ordene.

Pase muy lentamente frente a ella, haciendo que cada músculo de mi cuerpo tocara deliberadamente el suyo, iba a disfrutar de esto tanto como me fuera posible.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.