Los fantasmas, según muchas culturas, son espíritus o almas errantes de seres que han partido de este mundo terrenal y que se manifiestan de forma perceptible, principalmente en lugares que frecuentaban en vida o hacia personas cercanas. Se dice que todas estas manifestaciones están conectadas a una forma de comunicación, principalmente de aquellos que han dejado algo pendiente en vida.
Para los creyentes, es sabido que existen poderes que van más allá de nuestra imaginación, situaciones y misterios inexplicables que conviven con nuestro diario vivir, pero para muchos otros esto ni siquiera existe o simplemente ni siquiera sabemos que están allí.
Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Qué podemos esperar, entonces? ¿Cuál es nuestra mera existencia? ¿Qué nos mantiene aferrados a una vida sin conocimiento? ¿La tranquilidad del vivir? ¿O el temor de descubrir que hay más allá?
David (nuestro protagonista) no parecía preocuparse por meros tecnicismos y trivialidades del mundo. Su vida y su propio universo, era tan cerrado que hasta él mismo no podía salir de allí, y ciertamente se encontraba bastante cómodo viviendo de esa forma. No era como lo habían pintado los médicos, especialistas y cuanto charlatán había visitado, solo era feliz en su propio espacio, lejos de la frialdad de la sociedad.
En ocasiones, creemos que todo gira a nuestro alrededor, que los problemas que nos aquejan son los peores del mundo, no miramos más allá de nuestras propias narices y ¿saben? Es muy fácil vivir así, es eso lo que sucedía con David, hasta que un día todo cambió.
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Nota:
Esta es una historia sin editar, que iré escribiendo conforme se me ocurran las ideas. Espero me tengan paciencia y comenten si les gusta, no les gusta, o si algo no cuadra.
Gracias.
Esperaré con ansias sus comentarios.