Quiero existir

VIII. Visita (Parte 1)

En enfermería, Ellie pensaba en lo sucedido, su cuerpo temblaba y el terror se apoderaba de cada célula de su cuerpo. “¿Qué está pasando?” se preguntaba temerosa de lo que David pudiera hacer. Sentía su respiración entrecortada, como si algo presionara su pecho y luego de recibir un calmante se desplomó en la camilla durmiendo profundamente. David, sentado al fondo del salón pensaba en lo sucedido. Sus esfuerzos habían sido en vano, y no había logrado entablar la tan ansiada conversación con aquella chica. “Le desagrado” se dijo a si mismo intentando explicar la reacción de esta al verla tan asustada. “¿Qué puedo hacer? Necesito hablarle” mencionó levantándose de su lugar.

El día había terminado. Ellie había sido llevada a su casa producto de lo sucedido y David caminaba distraído hacia la suya. Aquel había sido un primer encuentro bastante caótico, Ellie se sentía bastante desorientada, angustiada, no comprendía el porqué de muchas cosas y acumulaba un sentimiento de incertidumbre que crecía en su interior haciéndola sentir aterrada y confundida. Ese sentimiento de terror poco a poco comenzaba a apoderarse de su mente lo que se tradujo en un fuerte deseo de evitar ir a la escuela. La angustia era tal, que gracias a su abuela había logrado ausentarse un par de días con un justificativo de enfermedad. Tenía tanto miedo de encontrarse con David que de solo imaginarlo un nudo se atoraba en la garganta haciéndole ahogarse sin explicación alguna.

Ellie se había ausentado dos días luego de aquel episodio y Dylan añoraba noticias suyas. Sin embargo, a pesar de haber logrado acercarse, aun no se sentía seguro de preguntar abiertamente por ella y mucho menos contaba con un número de teléfono ni medio de comunicación que le permitieran hablarle directamente, por lo que decidió acercarse a Marie. 

-¡Marie! - gritó corriendo tras ella.- ¡Marie!

Marie escuchó a lo lejos que alguien gritaba su nombre y observando a su alrededor se detuvo. Esperó un par de segundo y volteó, viendo como Dylan se acercaba a ella corriendo, moviendo las manos enérgicamente. Levantó su mano en señal de aprobación y esperó paciente a que este llegara.  

-Hola.-dijo Dylan agitado agachando su cuerpo, colocando sus manos en las rodillas en señal de descanso.

-Hola.-respondió Marie observándolo con curiosidad. 

Dylan hizo una mueca indicándole que le permita recuperar el aliento antes de continuar y Marie pacientemente esperó a que este se repusiera completamente antes de seguir su camino. 

-Venía corriendo tras de ti como hace 4 cuadras. –añadió Dylan haciéndole saber la gran carrera que había hecho.

-¿Y por qué no me llamaste antes?- preguntó Marie no comprendiendo el esfuerzo.

‐No soy de esos que gritan en la calle.- respondió Dylan sonriendo alegremente.

-Podrías haberme llamado por teléfono o escrito al mensaje. Así te hubiese esperado. 

-No tengo tu número. 

Marie lo miró perpleja, conseguir el número de alguien no era muy complejo en aquellos tiempos, era solo cosa de preguntar. Aun así, no lo mencionó y sacando su celular del bolsillo le marcó. Una suave canción comenzó a sonar en el bolsillo de Dylan, tomó el teléfono y vio que un número desconocido le estaba llamando. Se dispuso a contestar cuando Marie añadió:

-¡Ahora ya lo tienes!- dijo mostrando su teléfono.  

-¿Eras tú? ¿Cómo es que tú tenías mi número?- preguntó Dylan confuso.

-La verdad es que ya ni lo recuerdo.- respondió Marie sin darle importancia.

Marie inició su caminata hacia el colegio mientras Dylan aun dudando, la seguía de cerca. Ambos caminaron una largo trayecto en silencio hasta que por fin Dylan se armó de valor y se atrevió a preguntar por Ellie. 

-¿Has sabido algo de Ellie?

-¡Sabía que ese era el motivo! - respondió Marie sonriendo.- Estaba esperando el momento en que te atreverías a preguntar. -añadió riendo, dándole unas suaves palmadas en el brazo.  

-Vamos. No te burles de mí. – añadió Dylan sonriendo, dejando de lado la inseguridad. -No soy bueno en estas cosas. Soy algo tímido y un poco chapado a la antigua. –respondió avergonzado.

-Sí. Se nota.- dijo Marie riendo a carcajadas.  

-Y ¿me contarás?

-Ella esta mejor. Aunque hay algo que le afecta y no quiere contarme. 

-¿Crees que eso es lo que la tiene así?

-Sí. Se esta guardando algo que le hace daño. Así es ella. Se guarda ese tipo de cosas. 

-¿Será por David? 

-No lo sé.  Pero desde que David ya no está que ella está así. Creí que seria yo la que andaría sufriendo por los pasillos, pero resulta que a ella le afectó mucho más de lo que pensé.

-¿Crees que podamos ir a verla?

-¡Claro! Vamos esta tarde, después de clases. ¡Estará feliz de vernos! 

-Ok. Nos vemos en la tarde entonces. 

Ambos habían llegado a la entrada principal. Se despidieron amistosamente y se dirigieron a sus respectivos salones. La multitud a su alrededor murmuraba sobre la extraña cercanía entre ellos, pero ambos haciendo caso omiso no dieron importancia a los comentarios y continuaron como si nada hubiese pasado. Las clases pasaban lento, la ansiedad y nerviosismo de Dylan por ver a Ellie provocaba que, inconscientemente, el tiempo se detuviera. Sin embargo, todo transcurre, por muy lento que fuera y ya era hora de encontrarse con Marie y partir en dirección a la casa de Ellie. 

Se encontraron en la entrada del colegio, según los habían acordado previamente. Caminaron una calle hasta la parada de buses, y esperaron la locomoción que los llevaría a su destino. La micro no demoró en llegar, subieron en silencio, sentándose al final de ésta. Luego de unos minutos de viaje, Dylan se notaba algo aturdido, las vueltas y los baches provocaban un movimiento exagerado que lo hacía saltar de un lado al otro, evitándole disfrutar del paisaje, no pudiendo observar el camino. Por fin habían llegado, y casi cruzando las piernas al caminar, bajó de la micro alegremente.  




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