Después del sorpresivo y fogoso beso nos dirigimos al salón de fiestas donde se celebraría mi matrimonio, todos brindaban felices menos yo. No había nadie en este salón que fuera mi amigo, todos eran invitados de mi padre y de la familia de mi esposo.
Unas enormes ganas de llorar me invadieron, estaba sola, completamente sola. En momentos como este recaía en ese círculo vicioso de autocompasión en el que vivía antes de la llegada de Emeth, mi amado mejor amigo ni siquiera sabía cómo estaba, si estaba bien o si mi padre le había hecho algo aprovechando que sus padres están fuera del país.
Cuando desperté después de la paliza de mi padre me sentí pequeñita y con miedo otra vez y aún ahora cuando lo veo el miedo quiere tomar control para agachar la cabeza y obedecer como sumisa todas sus órdenes, pero no puedo hacer eso, sería como traicionar todos los esfuerzos que Emeth hizo para ayudarme a salir de ese pozo oscuro al que no quiero regresar.
Todos estos días he estado luchando conmigo misma para no hundirme y es más terrorífico luchar con tus propios miedos.
Sin poder contener más mis lágrimas por sentirme miserable, salí del salón de fiestas rumbo a la sala de descanso rogando que nadie se de cuenta, lo que es casi imposible siendo yo la novia, seguro no tardarían en notarlo pero no me importa.
En cuanto llegué me deje caer en el sillón dando rienda suelta a mi dolor. Sentía un nudo en mi garganta ahogandome, quería gritar para quitarme esa sensación.
Siempre he estado sola desde niña no tenía a nadie solo a mi abuela a quien veia de vez en cuando y cuando murió otra vez me quedé sin nadie, luego Emeth llegó a mi vida y pensé que todo mejoraría pero una vez más Vincent Montés me demostraba que no merecía tener a nadie a mi lado.
La figura de mi padre apareció en la puerta y mi cuerpo se sobresalto involuntariamente por el miedo, me puse de pie a la defensiva aunque dudaba que el me agrediera ahora cuando hay tantos invitados afuera, eso me dió valor para enfrentarlo levantando la barbilla y viéndole a los ojos retadora.
_Que significó toda esa escena con el juez ¡¿Que pasó!? - golpeó la pequeña mesita sobresaltandome - sabes lo que va a decir la gente.
_ Aún que está boda sea una garza, jamás dejaría que tú tomarás mis manos y camines a mi lado.
_ Estos son negocios y hay una imagen que mantener mocosa - estaba furioso, no quiero ni imaginar que tanto le habrán preguntado sus adorados amigos.
_Me vale mierda tu imagen - sé que estoy provocando a la bestia, pero si logro que alguien vea su verdadera personalidad talvez pueda encontrar un aliado en su contra.
_Todo el mundo piensa que tenemos una mala relación - me apunto con el dedo furioso, sé que quiere lanzarse sobre mi y tomarme como saco de boxeo.
_ Para nadie es novedad que no te soporto - respondí con coraje aunque por dentro me moría de miedo. Sí. El miedo había vuelto, pero no quería cederle el control de mi vida. - que se enteren todos.
_¡Volverás ahí dentro, sonreiras y te mostraras como la hija obediente que eres! - demandó con autoridad, como si yo Hiba a obedecer lo.
_Hare lo mismo que al inicio - respondí - prefiero bailar con cualquiera que con un monstruo como tú, así que no esperes obediencia, no sonreire y menos actuaré como quieres.
_¿Cómo te atreviste a dejarme en ridículo frente a la gente? ¿Olvidas quien te da de comer y te viste? - rodeó la pequeña mesita para llegar a mí, trate de alejarme de su alcance pero no lo logré.
_Era tu obligación antes y ahora es puro gusto tuyo, por cerrarme las puertas así que no esperes que te lo agradezca.
_Cuidado en como me hablas mocosa - sus ojos centellantes de ira se posaron en mi cuello - no eres muy inteligente hijita - palmeo mis mejillas controlando su fuerza - sabes que no debes provocarme o ¿Ya olvidaste porque estuviste inconsciente tantos días?
_¿Vas a golpearme hasta dejarme en coma otra vez? - levanté la mirada para verlo con odio - hazlo, pégame aquí mismo, tírame al piso a patadas como lo haz hecho tantas veces en el pasado, no me importa.
_¡Cállate! - sus manos impactaron mi rostro desviandolo hacia la derecha.
_ Siempre tan delicado Vincent ¿No tienes fuerza? Al parecer ya estás muy viejito, tus golpes ya no duelen tanto - le provoque aguantando el dolor del impacto.
_No me retes muchachita estúpida - su manos fueron directo a mi cuello presionando lo suficiente para cortarme el paso del aire.