Quiero Que Me Pertenezcas

CINCO: No quiero volver

 

5. No quiero volver.



 

Sintió que algo se removía a su lado y le obligó a abrir los ojos, parpadea varías veces para acostumbrarse a la escasa luz que se colaba por la ventana, ya que las cortinas no habían sido recorridas. 

Vio que Lana no había escapado como el lo suponía que ayer lo haría. Sonrió al verle todo sus cabellos en su rostro,  y su respiración era regular. 

La iba a dejar ir, se repetía en su mente. Y no como dolor, sino sorprendido y algo aliviado. Ella no le rechazaba después de haberle hecho lo que le hizo. 

Mañana se iría, no. Hoy se iría a su casa. 

—Lana —llamo con voz suave. Esta se removió algo y abrió sus ojos algo asustada. —Tranquila. 

—¿Qué pasa? —pregunta esta algo agobiada, frunce el seño aun así le resta importancia. 

—Hoy te vas a tu casa —Avisa sonriéndole con tranquilidad. 

—¿No era mañana? 

—Quiero que hoy —indica levantándose para ir al colegio. 

Toma su teléfono celular y lo enciende para toparse con llamadas y mensajes de su hermana y otro de su madre que dejo pasar. 

Vio de reojo a Lana que no quitaba la mirada del frente y eso le hizo fruncir el ceño. 

—¿Ocurre algo? 

Lana da un salto del susto y niega. 

—Creo que no quiero regresar a casa, quiero estar a tu lado —dice. Apretando algo en su mano y el sólo agita la cabeza y borrar su ceño fruncido. No quería perturbarle mas de la cuenta. 

—Solo te digo una cosa, todas las miradas estarán en ti. 

Esta se sienta de golpe en la cama y le mira sin comprender. 

—¿Por qué? 

La voz de Lana sonaba seca, eso no le llegaba a agradar. Necesitaba salir de aquí, sino quería bombardearla con preguntas. 

—Detectives fueron al colegio. 

Ella no dijo nada y tan solo termino asintiendo. Para juntar sus rodillas al pecho y dar un suspiro. Y lo que fuera que apretaba en su mano, no pretendía dejarlo. 

De su bolsillo de su pantalón busco la nota que había escrito y puso la firma del dibujo de la paleta de colores. Si esperar mucho se la dio a Lana que la recibió confundida. 

—Cuando no estés segura, lela Lana, porque con mis palabras te sentirás dichosa y segura a mi lado.


*
*
*


Observa a Pamela con el ceño fruncido, y esta solo le da una sonrisa de boca cerrada. 

—¿Qué has dicho? —pregunta de vuelta. 

—Que Omar es mi novio —Repite señalando al chico. 

Omar tenía el cabello negro y ojos color azul. Y tenia su cabello peinado a un lado, además de vestirse muy formal. 

—Mucho gusto, Ancel —dice Omar extendiéndole la mano para que la estrechará. 

El la toma dudoso y le mira fijamente. 

—¿Cuantos años dices que tienes? 

Omar abre sus ojos con sorpresa, para luego darle una media sonrisa. 

—Tengo veinte años. 

Él se encogió de hombros y tan sólo asintió, no le sacaba tantos años a su hermana. Solo cuatro años. 

Iba a ir a su habitación cuando el timbre sonó asiéndolo que se devolviera. Dio un resoplido de fastidio. 

Abrió la puerta y estaba su tío Nabal presente con el ceño fruncido, y parpadeaba pausadamente. 

Arqueo sus cejas. 

—Buenas tardes Leyva. —Saluda este con algo de inquietud. 

—¿Pasa algo? —interroga y su tío Nabal niega. —Te ves... Estresado. 

—Tonterías tuyas, estoy perfectamente sobrino. 

Él pone los ojos en blanco y deja que su tío Nabal pace para hacerse a un lado, e irse a su habitación a descansar. 

—Ancel, necesito hablar contigo —bufa irritado, por la intervención de su tío. 

—Tengo que hacer tarea —excusa para zafarse. Nabal niega y lo toma del brazo para llevarlo a la cocina, sin antes saludar a Omar. —¿Qué necesitas? 

—¿Tú has visitado la cabaña que pertenecía a tu padre? 

Frunce el ceño. ¿de su padre? Él creía que esa cabaña era de alguien que estaba abandonada, y ahora explicaba porque en ese lugar había una foto de su madre cuando era joven. 

—¿Era de papá la cabaña que esta en el bosque? —pregunta, aunque bueno, ya sabia la respuesta. 

—Sí, ahora responde Leyva. 

—Ocasiones. —Responde encogiéndose de hombros. —¿Cosas del trabajo? 

—¿Qué? No, solo que hoy fui y encontré esto... —este saca de la bolsa del pantalón un collar que siempre usaba, uno igual a su tatuaje. Una pequeña fa. —¿Te pertenece? 

Le pertenecía a Lana, aun así accede por mentir y asiente tomando la cadena. ¿Seria lo que apretaría Lana en la mañana? 

—Sí, de hecho se la daré a mi novia. 

—¿Novia? ¿Tan rápido? Acabas de terminar con Camarena. 

Aprieta sus dientes y pasa saliva para no decir cosas indignantes, odiaba que su tío le hablara por los apellidos y no sus estúpidos nombres. 

—Hoy hable con ella, ella me llamo y arreglamos todo —Dijo fingiendo voz relajada. Su tío asiente. 

—Solo quería tomar eso. 

Y le da una palmada en la espalda. Asiente y se pasa a la sala donde su hermana se encontraba besando con su novio, lo que apresuro su paso y subió las escaleras rápido, sin antes escuchar el grito de irritación de su tío Nabal.  

Toma la libreta de cuaderno de dibujo y empieza a trazar en ellas lo que era el bosque y Lana corriendo hacía el. 

Escuchó en pitio de su celular, lo tomo del escritorio y se dio cuenta que era Lana. 

Lana 📷: Quiero estar a tu lado, siento todo tan frío en casa. Ancel, no me gusta la sensación que me causa esto. Tengo miedo. 

¿Miedo? ¿De qué? 





 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.