Quiero Que Me Pertenezcas

SEIS: Nada sin ti

6. Nada sin ti.





 

Todas las miradas las sentía incómodas, tal parecía que Ancel le había dicho la verdad, todos los ojos iban a estar sobre ella. 

Se Sobo las muñecas donde aun tenía ceñidas las marcas de las cadenas, el primer día que luchó tanto. 

Vio a Camila de espaldas dio un suspiro para calmarse, no había rastros de Ancel y eso le hacía poner los nervios de punta. Se propuso a saludar a la castaña. 

—Hola Cam —Dijo fingiendo tranquilidad y tocando sus uñas con sus dedo pulgar. 

Camila se volteo con una libreta en mano y con un bolígrafo apuntado algo, al verla cerro la libreta de golpe. Y da una brinco para abrazarla. 

—¡Lana! —Grito al separase, ella soltó una risa —, ¿Dónde te has metido mujer? 

Ella le dio una sonrisa de boca cerrada. 

—A pensar. —Cam frunció el ceño, se llevo su mano al mentón. 

—¿Tan duro te pego la ruptura de Ancel? —Pregunta con burla. 

—En realidad... —empezó a hablar con voz vacilante, pero carraspeo para disimular tranquilidad. —Ancel y yo hablamos y... Arreglamos todo, hemos vuelto a reanudar nuestro noviazgo. 

—¡Ah! —Da un brinco del susto, y entrelaza sus propias manos. 

—¡Ancel es un chico fantástico! Aunque en ocasiones se pase un... Poquito —Indica. 

«Esta loco » piensa, pero se lo guarda para si misma. 

Pero la cuidaba demasiado, ella no lo cambiaría por nada del mundo. 

Frunció el ceño al ver que Cam le hacia señas con los ojos como si se le quisieran salir y carraspeo en ocasiones. Confundida creyendo que es Ancel se voltea. 

—¿Ya no saludas Lana? —Pregunta Cecy, ella tan solo le da una sonrisa de incomodidad. —Volviste con Ancel —Afirma. Ella asiente, no le gustaba el tono que Cecy empleaba. —Que bien, me alegro por ti. 

—Gracias —Dice con amargura. Cecy empleaba una voz muy seca y dura, y eso no le agradaba en lo absoluto. 

Solo Cecy sabia porque había terminado con Ancel, y no podía esperar la bronca que le iba a echar cuando estuvieran a solas o al menos que no estuviera presente; Pamela, Camila o Ancel, los demás le valían puro humo. Ósea nada. 

Ancel apareció unos minutos después, ella tuvo que saludarlo con un abrazo y decirle al oído que habían vuelto. Ocasionado una gran sonrisa, esa sonrisa que significaba: Mientras yo este a tu lado, me perteneces y nadie te dañara. 

—Alto a su maldito Show —Dijo Pamela divertida asiendo extraños ademanes. (A lo que ella sabía, Pam sabia el idioma de señas)—. ¿Cómo qué volviste con el pulgoso de mi hermano? 

Le dio una mirada de reojo a Ancel que ponía los ojos en blanco. 

—Mira  Santígüela de pantano, vete enterando que si —asiendo un bufido. 

Lana extrañaba muchos escucharlos discutir, esos siempre le levantaban el ánimo. Sonrió con felicidad, al haber terminando a Ancel había sido uno de sus peores errores. 

—No lo Arruines idiota —Indica Pamela. Dándole un abrazo a su hermano que, al segundo la envolvieron a ella también. —Me alegra que hallan vuelto. Mi hermano no es nada sin ti. 

Nada sin ti. 

Después del pequeño abrazo, todos empezaron a caminar a sus respectivos salones y antes de separarse (en especial de Ancel), él mismo se acercó a ella y le susurro al oído que le mandaron emociones y un escalofrío por todo su cuerpo. 

—Escuchaste a Pam... —Ella voltea a verlo. —No soy nadie sin ti, mi bonita Lana — Y tan sólo le planto un beso en los labios que duro unos cinco segundos y miro a esos ojos miel. —Nos vemos al rato fotógrafa. 

~•~ 

Le dio la vuelta a la rosa roja y ya seca, que al minó movimiento brusco sus pétalos caían con lentitud. 

Se fijo que en la mismo tenía una nota adjunto a ella y con duda la tomo en sus dedos ya que estaba pegada. Estaba escrita con una letra legible, nada mal. 

“Todo depende de ti, todo tiene a dar un giro que jamás se llega a esperar. Aun no te tengo en mis manos querida Lana. No puedo esperar a que me pertenezcas.  -A” 

¿Ancel? 

Miro al pasillo que algunos alumnos pasaban con rapidez para entrar a su siguiente clases, pero no a Ancel para pedirle explicaciones sobre esa nota. 

Sabía ante mano que Ancel era ambidiestro y lo pudo escribir con su mano derecha. 

—¡Oye! —cerro los ojos para no saltar y volteo a su derecha donde le miraba la pelirroja. —Esa era la misma rosa que traía Ancel, pero no entiendo que hace en tus manos, el la boto a la basura. 

Y aquí le daba a entender que era su (por ahora) novio, esa nota si que sonaba algo espantosa para ella. 

—Pero tenía mas en su casillero, o eso vi hace dos días —Explica. Sabía que Ancel le gustaba tener rosas secas, pero para hacer una especie de pintura y no para regalarle. A ella siempre era una rosa fresca. 

—Tal vez es la rosa que no me pudo dar en los días que duramos separados —Justifica. Mete la rosa junto con la nota al casillero. 

—Ancel es puro peligro —. Paso saliva con amargura, tan bien que estaba platicando. —Volviste con el sabiendo de lo que es capas. 

—Es solo me protege. 

—Pues su forma de protegerte apesta —Objeta Cecy. 

—Claro que no. 

—Apesta —Dice alzando ambas cejas en advertencia. —A base de golpes no va a protegerte. Tal vez esa es la primera etapa, ¿cual será la segunda Lana? ¿Cuál? 

Recordó los días que estaba inconsciente en aquel cuarto obscuro.  Sacudió su cabeza y tan solo cerro su casillero, miro con desprecio a su “amiga” que no hacia mas que meter cizaña en su relación. 

—Él jamás llegara a la segunda etapa. 
 




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