Quiero Que Me Pertenezcas

ONCE: Hipocresía

—¿Qué horas son estas de llegar? —cuestiona su madre. A lo que él pone los ojos en blanco y solo mira al reloj de la pared de la sala. 11:42 a.m.

Okey, si que era muy tarde.

Bufa irritado.

—Lo siento. Estaba ocupado —excusa.

—¿Ocupado? ¿Ocupado en que Ancel?

Se lleva su mano a la cabeza pensando en una pretexto, pero solo no se le ocurre nada.

—Estaba enfadado, fui y camine un rato que al parecer se hicieron eternos. Además de estar en la estación de policías.

Ángela quita su forma de seriedad para mirarlo con preocupación. Se acerco a el con cuidado.

¿Qué no hiciera la pregunta? Pensó.

—¿Qué paso?

Y la hizo.

Dio un suspiro y quito la mano que  la señora Ángela estiraba para tocarle su cabello rubio.

—Cuando fui al cementerio, encontré el cuerpo de Cecy Coronado —dice con una mueca de asco. —Mi tío Nabal me llevo a la estación y estuvieron interrogando por mucho tiempo.

Ángela tan solo le da un abrazo que le llego a sorprender y sólo opto por aceptarlo, para así poder ir a hacer su tarea, ducharse y dormirse.

—Ancel...

El alzo la mano en forma de que parara de hablar. Estaba extasiado de interrogatorios y charlas que ni al caso.

—Mamá, solo quiero dormir y olvidarme de eso —dice con voz suave. Su madre asiente y le da un apretón en sus hombros antes de dejarlo ir a su habitación. 

~•~

Frunce su ceño y tan solo quita su mano de quien la esta tomando.

—Estas muy chico para tener un tatuaje. —pone los ojos en blanco, cuantas veces había escuchado eso.

—¿Me debo sentir mal? —pregunta con un poco de frialdad. A lo que Kevin pone los ojos en blanco, hermano del novio de su hermana.

—Leyva... —llamo su tío Nabal en advertencia. Y aquí iba de nuevo—Te e notado un poco inquieto, además de ser uno de los sospechosos.

Eran tres veces que le decía al día. Estaba inquiero porque no quería presentarse en ese lugar, sí, era su lugar favorito... Pero no cuando había personas en el lugar.

—Se me hace muy extraño que tengas ese tatuaje —Apunto a su mano —, el mismo que presentaba el cuerpo de Cecy Coronado —interviene Kevin. A lo que le fulmina con la mirada.

—Y por tener el mismo tatuaje que ella, ¿tengo que ser culpable? —cuestiona con fastidio.

Kevin niega y pasa una mano por su cabello rojizo. Para luego ponerse de pie y empezar a caminar de un lado a otro, lo que le llego a fastidiar.

—Yo no e sido —Aclara—. Además, no tiene pruebas que mi palabra diga lo contrario —se defiende. Mira a las escaleras donde debía de estas bajando su hermana.

¿Qué tanto se arreglaba para ir a un funeral?

—Bien dicho...

Comenta Kevin dando una media sonrisa. Le agradaba mas, a que Omar, Omar se miraba mas formal mientras Kevin era mas amigable. Aunque cuando se ponía en pose de estar interrogando era mas serio y capas de sacar lo que se proponía. Por ello algunos se tenían que andar en cuidado, y mas por lo que paso con Lana.

Pamela al fin bajo las escaleras con un vestido negro que era de falda de vuelo y con sus ojos un poco hinchados. Él sabía perfectamente que Pam y Cecy no se llevaban tan bien, mas bien lloraba por compromiso y no por sentimiento.

—Vamos. —Animo Omar dándonos un recorrido con la mirada.

—¿Ancel? —aburrido empieza a caminar al coche que era del novio de su hermana precisamente.

Al subir al auto se sintió incómodo al ir con la pareja y el atrás como un tercio que no le gustaba ser.

Miro aburrido a la calle, que a lo lejos le llamaba la atención el bosque y dándole un recuerdo de Lana.

—¿Dónde esta Lana? —pregunta Pamela. Mira al retrovisor donde la pareja le miraba, el se encoge de hombros. —Enserio, ¿Volvieron a pelear?

Abrió sus ojos y tan solo asintió no muy convencido.

—¿Qué fue ahora?

Miro con aburrimiento al frente e ignoro la pregunta que le planteaban.

—¿Lana Camarena es su novia? —reacciona Omar dándole a la calle que lo llevaban al cementerio.

—Sí. Puedes creerlo.

Gruño en lo bajo por la respuesta de su hermana.

—Ella fue la que se perdió hace unos días ¿no?

—No se perdió —respondió rápidamente levantando su dedo índice. —Estuvo lejos unos días, me dijo a mi.

Omar le dio una mirada de reojo y tan sólo asintió por cortesía.

—Muy bien... —dice por último apagando el auto y mirando a Pamela. —Es hora.

«Hora de estar en la hipocresía. » pensó con fastidio.

No estaba de buenas para soportar todo eso, pero solo lo hacia por compromiso y nada mas que por eso.

Kevin se le instaló a un lado de él, asiendo que pusiera los ojos en blanco, pero no dijo nada.

Se le hizo todo aburrido por lo que miraba muchos de sus compañeros estaban en el lugar, y otro que ni al caso de que conocieran a la fallecida. Pero bueno... La hipocresía iba muy lejos.




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