Quiero Que Me Pertenezcas

DIECIOCHO; El chico de mis pesadillas

18. El chico de mis pesadillas.

Al abrir sus ojos se dio cuenta de que volvió al ático y con compañía, y no cualquier compañía; Ancel Leyva, que estaba totalmente inconsciente.

Frunció su ceño con enfado y miro con odio a Ancel.

¿Ahora quería jugar a ser la maldita víctima?

Miro que se removió con incomodidad y abrió sus ojos observando su “situación”, para mirarse desconcertado y divagar por el lugar para continuar y posar sus ojos avellana en ella.

—¿Lana? —pregunto desconcertado. A lo que ella le fulminó con la mirada.

—¿Qué ahora quieres jugar a la víctima? —Interroga enfadada, queriéndose tironear para agarrarlo, pero las cadenas habían reducido su tamaño.

—¿Qué?

Bufo irritada y busco con su mirada la botella que siempre le dejaban con agua, la tomo en su mano y se la lanzo a Ancel.

—¡Oye! —exclama al recibir en golpe en hombro —.Yo no he hecho nada.

—¿Nada? —Cuestiona enfadada. —¡Me has secuestrado por quien sabe cuanto!

Ancel le miro con el ceño fruncido.

—¿Todo este tiempo estuviste aquí?

Apretó sus dientes con enfado, ¿En realidad estaba preguntando eso?

— No se porque me culpas si yo...

—¡Cállate! —exclamo extractada, mirando con odio.

Ancel iba a hablar por los que lo fulminó con la mirada para hacerlo callar, ¡Estaba harta de sus mentiras!

La puerta del ático se abrió y mostró a alguien que ella conocía a la perfección. Miro a Ancel que le daba una mirada de odio y su mandíbula se veía tensa.

—¡Idiota, ¿Qué has hecho?! —Exclama Ancel empleando puro odio. —¡Suéltame!

—¿Querías a Ancel? —Interroga, apunta a Ancel e ignora completamente su cuestión. —Aquí lo tienes a un lado hermosa Lana, hasta la muerte juntos.

Abrió sus ojos sorprendida y su cabeza trataba de procesar lo que le decía y hasta al último lo comprendió, negó varias veces.

—No...—susurro por lo bajo, a lo que él chico sonrió abiertamente y miro con odio a Ancel. —No te atreverías.

—Lo he hecho anteriormente, ahora no vengas con incoherencias —dice fríamente mientras camina de vuelta a la puerta.

—¡No vengas con estupideces!

Exclama Ancel forcejeando con la cadena, este se volvió a girar y lo apunto con amargura asiendo un gesto de burla.

—¡Ten cuidado! —Le grita con desdén. —Cuando dejo salir al monstruo de mi interior, suelo ser otra persona demasiado distinta.

Ancel se queda callado al igual que ella, mientras el otro sale por la puerta y la cierra con gran suavidad.

—¿Conoces a ese idiota? —pregunta Ancel mirándola de reojo ella asiente.

—Es Axel —murmura algo cohibida. —El chico de mis pesadillas, el que me acoso por mas de dos años y después desaparecido sin dejar rastro.

—Debía de estar en la cárcel.

—Jamás le comunique nada a mis padres, me guarde los problemas para mi, al no confiar en ellos ocurrió su divorcio —Contó. A lo que se le escapó una lágrima —Lo siento.

—No te disculpas.

—Siempre creí que eras tú. ¡Por Dios! Tengo marcada la fa, lo que tu tanto amas. —indica tocándose donde ahora estaba tatuado el símbolo.

—Tal vez a ambos nos vigilo y uso mi símbolo —Ella asintió dándole la razón. —Te voy a sacar de aquí Lana, te lo prometo. 

Ahora entendía porque nunca le veía el rostro, no estuvo a su lado como Ancel le hizo cuando la tuvo en ese lugar. Nunca decía ninguna palabra, aunque la voz de Axel había cambiando. Las señales.

El tenía una afiche con las flores secas, Ancel solo las hacia pintura y mezclaba cosas. Ancel siempre le regalaba flores frescas.

Ancel no era el chico de sus pesadillas, sino el chico que la acoso cuando tenía catorce años y jamás dijo nada, ahora tenía que sufrir sus consecuencias.

~•~

—¿Qué quieres ahora? —pregunta Ancel con voz cargada de odio y estirándose con fuerza. Miro las muñecas de él, hilos de sangre corrían en ellas. Desde un día estaban en ese lugar.

Tal parece que le importaba poco sus muñecas sangradas.

«Te voy a sacar de aquí » le resonaba en su mente las palabras de su novio, le parecía que no importaba perder algo por cumplir la promesa.

Axel sonríe cínicamente y agachándose en cuclillas, a una distancia prudente de Ancel que no paraba de gruñir.

—Deja de hacerte daño, que tu dolor no va a servir para liberar a la hermosa Lana —Dice viendo fijamente a los ojos avellana y luego la ve a ella. —¿Verdad?

Ella solo baja la mirada y ve de reojo.

—A pesar de que me encanta ver humillando a Ancel —indica. Saca algo de su bolsillo de la chaqueta y mostró un celular azul, lo desbloqueo y deslizo sus dedos rápidamente en él. Para mostrarle la pantalla a Ancel —Tu hermana se acerca.

—¿Cómo? —pregunta con temor en su voz.

—Pues caminado —suelta con burla —, ella nos invito y solo con inventar cualquier excusa me cree. Ahora viene a verte, viene a ver que su hermano Ancel no sea culpable de asesinato de Cecy Coronado —, Ella abre sus ojos con sorpresa. Cecy estaba muerta —. Y ahora el secuestro de Lana Camarena.

Ella cierra su ojos para contener sus lágrimas, como había sido tan bastardo para matar a su amiga y hacer que todo apuntara a Ancel.

Se sobresalto al escuchar una cosa caer abajo y la puerta hacer un ruido espantoso.

—A llegado —habla Axel poniéndose de pie y guarda su celular.

Y la voz de Pamela se hizo presente a un eco llegando a sus oídos, y viendo como Ancel se pone en alerta.

—¿Ancel?

 




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