Quiero Que Me Pertenezcas

DIECINUEVE: La cabaña

19. La cabaña.

(Pamela Leyva)

—¿Pero que haces? —cuestiona, su madre Ángela viendo a su alrededor todo el tiradero de su habitación.

—Busco una, algo —responde Pam obviamente, mientras sacaba del closet lo demás.

—¿Pero que cosa? —inquiere. Ella no responde y sigue buscando con desesperación, tenía un día entero buscando.  —A ya tú. Camila esta en casa. 

Ella solo responde con un carraspeó sacando de su armario una caja negra, donde guardaba sus cosas de la infancia, tal parece que en la caja este esa libreta que tanto busca.

Saco las cosas con rapidez y encuentra un collar de un signo de la melodía que tanto amaba su hermano y la familia de su madre, recordó que ese collar lo tenía Lana.

Sonrió, un recuerdo rondo por su mente.

—Dárselo a alguien import heante —le repite su padre a ambos niños, entregándoles un collar de Fa a cada uno. Su madre sonrió al ver tal gesto de Joel.

—¿Y por qué? A mi me gusta —cuestiona ella. Su madre sonríe con nostalgia y se agacho a la altura de ella.

—Pues, se lo das a tu hija — Ancel se ríe y ella hace una mueca de desagrado.

Ella quería quedárselo para ella.

—Bueno —dijo sin ganas. Ancel pasa su brazo por sus hombros. —¿Y tú, a quién se la vas a regalar?

Ancel hace una mueca donde esta pesando.

—A mi novia, la cual quiera un montón.

—Vaya que lo cumplió —Dijo poniéndose el collar en su cuello.

—¿Con quién hablas? —se sobresalta a la pregunta de Cam, se voltea solo para sonreírle y hacerle una seña para que se acercara. —¿Qué paso por tu habitación? Tornado.

Ella niega con la cabeza, vuelve su vista a la caja y la toma en sus manos para ponerse de pie y depositarla en la cama. Debía de estar el cuaderno.

Camila también se congrega y saca un álbum de color rojo, empezándolo a ojear. Mientras ella buscaba en la caja y su rostro se ilumina al darse cuenta que en ella esta el cuaderno.

Empieza a pasar hojas y observar los dibujos que hacían desde niños desde los seis, a los diez años los mejoraron y pusieron que significaban el símbolo y el significado que le tomaban, junto con su nombre además del apellido.

Sonrió con nostalgia.

🍴 (no e comido)💧(tengo vergüenza) ⚡(enojado) 💊(enfermo)

Rio en lo bajo al ver los símbolos o dibujos inútiles que de niños realizaba, Camila se le quedo viendo aun así no dijo nada. Ojeo hasta encontrar el correcto.

🎼(Amor riesgoso)

Despegó la vista del cuaderno y lo cerro de golpe. ¿Amor riesgoso? ¿Él de Ancel? ¿O el de ella?

Agito su cabeza, tal parece que el de él. Su novio no podía ser riesgoso.

—Mira Pam —habla Camila, extendiendo el álbum y apuntando con su dedo una foto de una cabaña en el bosque y estaban ellos dos.

Ella no recordaba esa cabaña.

—No la recuerdo, probablemente vivimos aquí antes o íbamos de vacaciones —responde al ver que su amiga no despegaba la mirada de ella.

—Pero si esta cabaña esta en el pueblo —Arruga sus cejas y mira a Camila con incredulidad. Ella supiera de ello.

« me mantuvo encerrada por seis años.»

¿Seria en esa cabaña?

—¿Donde se encuentra? —pregunta disimulando desinterés. Ancel se la pasaba en el cementerio, fue ese día y no encontró rastros de que estuviera en ese lugar.

—Pues, pasas por el cementerio y te adentras al bosque encontrando un sendero que te guía al río, de aquí caminas creo que unos cien metros —cuenta asiendo una mueca de pensamiento. —No se porque Ancel no te lo contó.

—¿Cómo lo sabes?

Su amiga da un suspiro de pensamiento con algo abrumada.

—¿Recuerdas cuando Ancel, Lana y yo llegamos a las once del día? —Ella asiente. Fue cuando se desaparecieron toda la tarde y aparecieron a esas horas. —Bueno, aquí la encontramos. Pasamos la noche. Era extraño.

—¿Por qué?

—Fue hace dos años que la descubrimos, la casa estaba realmente cuidada —vuelve su vista a la foto al igual que Cam hizo. —Pero Ancel no dijo nada. Alguien a estado en ese lugar.

«Ancel»

Ancel debió de estar en esa cabaña. Y ella iba a ir a investigar a penas que se fuera su amiga.

—Íbamos de niños —dice al observar bien la foto. —Y tememos borrosos nuestros recuerdos de esa edad.

—Ya veo. Porque dijo que se le hacia familiar —Contó con una sonrisa para no levantar sospechas. —Esta perfecto para observar búhos.

Le dio un escalofrío. Odiaba esas cosas, pero tenia que arriesgarse a escuchar esas cosas y contradecir su propia opinión.

~•~

Observó el cementerio y le dio un escalofrío espantoso. Miro su celular una vez mas y no miro respuesta por parte de Omar.

Dio un suspiro para agarrar valor e ir a esa bosque que se miraba en la obscuridad. Apretó con fuerza la linterna y acomodo su mochila café al igual que el abrigo.

—Aquí vamos —se dijo a si misma. Le dio una última mirada atrás de ella y no encontró rastros de su novio. —Tu puedes.

Volvió su vista al bosque y cerro sus ojos con fuerza al escuchar el sonido de los espantosos búhos que cantaban.

Mordió con fuerza su labio insegura  y dio un suspiro para tranquilizar su corazón que latía con fuerza por los nervios que sentía al habérsela hecho obscuro esperando a Omar.

—Ya estas aquí —se dijo a si misma tomado con fuerza la cuerda de la mochila. —No hay vuelta atrás.

Soltó el aire que estaba reteniendo y se adentro al bosque a la cabaña donde encontraría nada bueno.

 

 




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