Quiero Que Me Pertenezcas

VEINTICUATRO: Un latido menos

Sus ojos llegaban a reflejar odio puro  hacia Axel/Omar, el cual solo le regalo sonrisas de burla y totalmente llenas de sarcasmo al igual que superioridad.

Alex solo observaba el lugar cual águila buscando su presa, lo que llevo a que él contuviera el miedo en su sistema, que descubriera que ya habían casi alcanzado la libertad sin embargo las palabras de Pamela le hicieron la esperanza amarga.

«El sabia que venia a buscarte, me dijo que empacar»

Ese simple pensamiento le hizo tragar en seco, Axel sonrió.

Él ya lo sabia.

—Pamela —llamó Axel con voz dura y ella solo levanto su vista húmeda por las lagrimas —, “cuando las mato se que me pertenecen, es la única manera de poseerlas. Las amo y las deseo” Edmund Kemper.

Pamela alzo los ojos hacia él, mientras Ancel procesaba la cita. Algo le decía que eso era la salida.

—Pam, te liberaste —afirma Axel, le extiende la mano para que la tome y se ponga de pie.

Le da una rápida mirada a su hermano y a su amiga Lana; los cuales le indicaban con gestos que negara.

—Vamos, Pamela... —animo Axel moderando su voz a una suave —, te has ganado tu liberad cielo.

Pamela sonrió y tomo la mano de Axel, por lo que Ancel soltó un gruñido en protesta. Axel tomo con fuerza la mano derecha de su novia. Ancel percibió un movimiento sutil en la mano derecha de Axel.

—Tu salida —Pamela sonrió abiertamente, pudo ver que la confianza no le vacilaba en ningún momento —. Es. La. Muerte —y con ello el filo del cuchillo atravesó cerca de su garganta y su hombro.

La sangre broto con rapidez, Axel torció en cuchillo hasta trozar su garganta. Lo cual Pam dio un ultimo suspiro para caer su cuerpo inerte a un lado de los pies de Lana.

Ancel abrió sus ojos, donde no pudo evitar poder derramar lágrimas; las cuales eran de importancia, rabia, desesperación y odio. Las palabras que le quiso gritar se le quedaron en la garganta, sus ojos se encontraban fijos  en el cuerpo sin vida de su hermana.

La sangre había manchado poco los pies de Lana, que rápido recorrió hacia atrás quitando la vista de los ojos de su amiga y soportar las ganas de vomitar, donde las lagrimas salían sin su consentimiento.

—Vaya, murió rápido —comenta Axel tranquilamente, le dio una mirada de burla.

Mientras él ya no pudo más y se puso de pie observando con desprecio a Axel, su tristeza era reflejada en sus ojos avellana.

Axel actuó rápido y lo empujo por lo que hizo caer de lleno al suelo y su espalda chocar en la pared con fuerza.

—Oh, no lo harás —Indica.

Leyva siente la cadena tras de él, por lo que sigiloso como gato, toma la misma con un movimiento rápido toma las manos de Axel en un tirón que le hacen topar con su cuerpo y el cuchillo atravesar, solo hizo una mueca de dolor para ignorar y enredar las cadenas en las muñecas de Axel y ponerle el candado.

Haciendo que el cuchillo callera con gotas de sangre de ambos hermanos.

—Pero...

Lo empujo a un lado y se puso de pie rápidamente esquivando un movimiento de Axel y no le llevara al suelo.

Sin pensar tomo la mano de Lana y la hizo ponerse de pie  de un salto, ignoro el hecho de que Axel le maldecía y no paraba de repetir que le atraparía y acabara su trabajo.

Sin esperar que Lana preguntara o hablara, salió del pequeño cuarto y corrió escaleras abajo sin importar el dolor que sentía donde se había incrustado el cuchillo. Al salir fuera corrieron con lo que su aliento les podía dejar, al llegar a la orilla del rio el callo de golpe al suelo, a lo que rápido se puso de pie y tomar varios bocados de aire. Donde aprisionaba la herida.

—¿Estas bien? ¿Estas herido? —Cuestiona Lana.

El rápido se puso recto y aprieta sus dientes para no soltar un quejido de dolor o demostrarlo siquiera.

—Estoy bien, es simplemente una mallugada —miente.

Por lo que mira que ve que su mentira función, pues Lana sonríe. No espera una vez mas a que haga su cuestionario y la tomo de la mano para continuar su huida. Su otra mano viajo a la herida donde en cada movimiento y fuerza que hacia perder sangre.

Se sintió mas aliviada al llegar a donde estaba el cementerio, pero su respiración se encontraba pesada y donde estaba la herida punzaba con fuerza, su vista se tornaba borrosa por el esfuerzo al igual que estaba haciendo. 

Soltó la mano de Lana y se doblego  por lo fuerte que ardía, no podía seguir omitiendo lo que sentía, era intenso y la herida profunda al igual que la sangre que estaba perdiendo.

Sus rodillas golpearon la tierra y se llevo su mano al bolsillo del pantalón donde de el saco el collar de la fa. El cual deseaba darle a Lana, levanto su mirada y ella ya iba a unos metros de distancia, aunque le prefería que se salvara a que se devolviera por un estúpido collar.

Se volvió a incorporar donde dio dos pasos pesados y volvió a doblegarse.

«Lana»

—¡Ancel! —Escucho el grito de Lana —. ¡Ancel!

Alzo sus ojos para mirar que ella se detuvo de golpe buscándolo con la mirada, al momento que lo observo doblegar en la casi obscuridad y regreso en sus pasos.

Él negó, ella tenia que seguir.

—¡Lana, vete! —Exclamo con pereza y gimiendo de dolor apoyando su mano en la herida.

No quiero que sea un latido menos.

Pero simplemente Lana no lo podía dejar ir, ella no. Ancel sonrió algo de nostalgia. Su vista se torno borrosa por las lagrimas que estaba derramando, el dolor que su novia corría peligro si se devolvía.

—¡Ancel! 

 

 

 




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