"Quiero Que Me Quieras"

Cap 7: Tú dueña.

◇ LOGAN KAISER ◇

Una semana después

—¿Otra vez tú?—. Me pregunto cómo es posible que Violeta haya visitado mi casa tantas veces en solo una semana. La miro fijamente, intentando entender qué la trae aquí. Su mirada intensa me hace sentir incómodo, como si pudiera ver más allá de mi.

—¿Me vas a dejar pasar o otra vez me vas a cerrar la puerta en la cara?—. Pregunta con una ceja levantada, su tono es desafiante. Me siento incómodo bajo su mirada intensa y debo apartar la vista.

—Vete por favor—. Me siento mal educado, pero es la verdad. Estoy teniendo conflictos con ella y la única forma de no explotar es evitarla.

—¿Qué tiene de malo visitarte?—. Pregunta de forma inocente, como si no supiera todo el caos que hace en mi vida cada vez que nos vemos.

—Violeta, ¿Qué quieres de mí?, ¿Tú dinero?, te lo voy a pagar, solo déjame conseguir trabajo—. Le digo sintiéndome desesperado. Odio esta situación.

—No te preocupes, tienes todo el tiempo que quieras, ¿Ya comiste?, Vamos a comer, arreglate—. Me dice con voz suave y persuasiva. La miro seriamente, no la entiendo.

—¿Disculpa?—. La incredulidad se hace presente en mi pregunta.

—¿Otra vez me vas a rechazar?, es la tercera vez que te propongo ir a comer, mira que estoy ocupada pero aún así hago espacio para ti—. Me empuja a un lado y entra a mi cuarto como si la hubiera invitado.

—Y tú otra vez entras a mi casa como si te hubiera invitado—. Evito pedirle que se vaya porque no creo que me haga caso. Cierro la puerta y me doy por vencido. ¿Alguna vez le ganaré?

—Es mi edificio Logan, pero eso no importa, lo tuyo es mío y lo mío es tuyo—. Sonríe burlona.

—¿Eso no aplica solo para casados?—. Pregunto, tratando de entender su lógica.

—¿Me estás pidiendo que me case contigo?—. Pregunta divertida, se recuesta en mi cama como si fuera suya.

—No, por supuesto que no—. Respondo rápidamente, sé que está bromeando, pero ella es Violeta Fox y nunca se sabe que pasa por su cabeza.

—Qué lastima, yo sí estoy dispuesta—. Dice con una sonrisa pícara.

—¿D-disculpa?.

—No nada, anda, arreglate vamos a comer.

—Violeta, no ire.

—No te estoy pidiendo tu opinión, dije que vamos a ir a comer—. Repite con un tono molesto.

—Tú no me mandas—. Le digo enfadado.

—Logan, creo haberte dicho que odio que me digan que no, así que te pido que lo dejes de hacer, encerio, es insoportable—. Se levanta de la cama y me queda viendo notablemente molesta.

—Te podrías evitar que te diga que "No" si tan solo me dejaras de molestar, aléjate de mí, te haré llegar el dinero poco a poco pero por favor no me busques—. Le digo, desesperado.

—Eso no pasará—. Se acerca lentamente a mí, el eco de sus tacones hace ruido en la habitación. Me alejo poco a poco, tenerla cerca me hace sentir en peligro.

—Pídeme cualquier cosa menos que me aleje de ti—. Dice con una voz suave y persuasiva.

—Detente—. Pido, tratando de mantener la distancia.

—Eso tampoco puedo hacerlo—. Hace caso omiso a mi petición y continúa acercándose. ¿No debería ser el hombre el que haga sentir ese nerviosismo en una mujer y no al revés?. Esta situación me recuerda a las escenas de las películas románticas, pero sarcásticamente ni yo tengo la finta de ser un protagonista ni la relación entre nosotros podría llevar a un romance y si así fuera, los papeles están invertidos.

El hombre tendría que ser el típico millonario que salva a la chica pobre, pero...

Ella es la millonaria y yo el pobre.

—Siempre Huyes, deja de hacerlo, no puedes alejarte de mí, si así lo haces seré yo quien te busque y me vuelva acercar, así que ten por seguro que jamás podrás huir de Violeta Fox —. Susurra cerca de mi rostro cuando me he quedado sin espacio para seguir retrocediendo, la misma escena de la vez anterior se repite.

—Sí Huyes por voluntad o alguien más te aleja de mí me encargaré de volver a traerte a mi lado, por que es ahí donde perteneces, Eres mío Logan Hared Kaiser, solo mío por que Soy Tú Dueña.

—No soy un objeto del cual te puedas adueñar—. Le digo, odio que crean que las personas son objetos para que les digan que son o pertenecen a alguien más, eso no debería ser así, aunque sea romantizado eso pero me parece ridículo.

—Te equivocas, te compré, y si quieres tu libertad entonces pagame—. Rie, sé que se está burlando de mí porque mi situación me da como resultado pagar la deuda en más de 10 años y más por el hecho de que agrego intereses a cada mes que me tarde en pagar.

—Pero eso será imposible, de todas formas prefiero tenerte a mi lado conmigo en vez del dinero que me debes.

—Haré lo que sea para pagarte y que desaparezcas de mi vida—. Pongo mis manos en sus hombros para evitar que se siga acercando a mí.

—Y yo me encargaré de que eso no pase, ¿sabes por qué?—. Pregunta, su mirada es intensa y me hace sentir incómodo.

—¿Por qué?.

—Por qué para cuando tú consigas dinero ya no querrás irte de mi lado y voluntariamente dirás...— Violeta me arrastra hacia ella, su aliento cálido roza mi oreja, enviando un escalofrío por mi espalda. La luz que atraviesa la ventana hace que se refleje en su cabello pelirrojo, resaltando su rostro y sus ojos verdes. Es una imagen enigmática y atractiva, pero no precisamente me atrae a mí.

—Que Eres Mio—. Sus labios se posan sobre los míos, la intensidad del beso me hace sentir abrumado. Me pregunto si se ha convertido en una costumbre para ella besarme cada vez que quiere algo. Su boca es cálida y suave, y por un momento, me pierdo en la sensación. Pero luego, me doy cuenta de que no quiero estar en esta situación, y trato de separarme.

Pero Violeta no me lo permite. Sus manos se colocan detrás de mi cuello, jalándome para evitar que me aleje. Coloco mis manos en su cintura para tratar de separarla, pero ella aprovecha eso para colgarse de mí y rodearme con sus piernas mi cintura. Me siento atrapado, y no sé cómo escapar.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.