Tomo aire, y me miro en el espejo decidido y sonrío, es mi turno de devolverle todo el apoyo que ella me ha brindado desinteresadamente. Salgo y veo como cuelga
-¿Estás bien?-ella asiente distraídamente mientras va a la puerta y la tranca con llave
-Lo siento pero no te puedo decir nada, es un asunto-intenta mover un mueble para tapar la puerta y yo la ayudo rápidamente
-Descuida, estaremos bien
-Eso no lo sabes-dice apartando la mirada de la mía y yo sonrío
-Pues por ahora queda prohibidas las conjeturas-ella sonríe de pronto recordando cuando dijo estas mismas palabras en el hospital.
-De acuerdo, dios, estoy agotada
-Vamos a dormir un rato
-No podré dormir, estoy intranquila y nerviosa-dice retorciendo sus muñecas
-Yo me quedaré despierto, tú duerme un rato
-De acuerdo-dice aunque no suena demasiado convencida, se quita los tacones y se acuesta en la cama y yo me siento en uno de los sofás, no sé cuánto tiempo pasa pero me levanto y voy a la cama, me acuesto y abrazo su cuerpo tenso
-Relájate, todo irá bien-siento como su cuerpo se destensa del tiro y sonrío un poco, acaricio su cabello suavemente y siento como empieza a respirar con normalidad
-Lo siento Ian
-¿Por qué?-digo confuso
-Por usarte, en verdad lo lamento, y no quiero que pienses mal, solo te quiero como amigo, no quiero nada más-sonrío un poco sin dejar de acariciar su cabello
-Descuida, lo sé, además no lo hiciste tan mal-beso su cabeza sonriendo y ella sonríe
-¿A no?
-No, para nada, al que quieras de verdad le encantarán tus labios-la escucho tragar saliva y remojo mis labios-Ahora duerme un poco-ella se remueve un poco acercando más su espalda a mi pecho, desearía que esto no fuera así. Desearía que ella se quedara dormida encima de mí con nuestros labios rozándome, o abrazándome con su rostro en mi pecho pero al menos por ahora me debo conformar con abrazarla por la espalda. Las horas pasan y el cansancio va haciendo mella en mí aunque no me duermo, cuando miro el reloj del cuarto, son las cinco de la mañana
-¿Ian?-su voz es un susurro pastoso y sonrío
-¿Si?-se remueve dándome la cara ahora y veo sus ojos sorprendidos
-¿No has dormido?
-No podía-ella sonríe un poco
-Gracias, aunque ahora es tu turno, duerme un poco-la miro receloso
-¿Segura?-ella asiente-Bien, pero no abras la puerta a nadie-veo en sus ojos la intención de levantarse pero con mi brazo libre tomo su cintura y la acerco a mí mientras hundo mi rostro en su cuello y aspiro su dulce aroma, ella lo deja estar y esta ocasión me quedo dormido sintiendo sus dedos acariciar mis cabellos suavemente.
Me levanto cuando escucho alguien llamar a la puerta, miro hacia el lado y veo que Ariadnna se encuentra tan despierta como yo, ambos bajamos de la cama suavemente pero no nos acercamos a la puerta
-Hija, soy yo-voy a caminar hacia la puerta para abrirla pero, ella me detiene y hace un gesto para que guarde silencio y escucha con atención extrema y entonces se escuchan unos toques con intervalos raros, cuando terminan, ella sonríe
-Vamos, es él-movemos el mueble nuevamente y abrimos la puerta y ella se le tira encima abrazándolo con fuerza
-Ya los atrapamos amor
-¿Ya? ¿Seguro?
-Ujúm-su padre me brinda su mano y yo la acepto al instante-Gracias por cuidar de ella-sonrío
-Creo que yo soy el debería agradecerle-me jala hacia él y me da un fuerte abrazo, cuando nos separamos él nos indica que ya podemos irnos, que el profesor ya nos estaba esperando abajo y nos aclaró que nadie sabe nada, todo fue en una operación encubierta. Al poco yo tomo mi mochila y acompaño a Ariadnna a su habitación a por sus cosas, al poco estamos en el bus con el profesor y horas después estamos en casa, ufff, han sido dos días agotadores, me despido de Ariadnna diciéndole que me escriba cuando llegue a casa y guiñándole un ojo lo que hace que ría y me tire un beso. Entro en la heladería y luego de saludar a todos me adentro en la ducha, queriéndome despojar de la inseguridad, el miedo y la tensión, cuando duermo sueño horribles pesadillas donde este viaje no tuvo un final tan feliz.
Me visto, debemos ponernos al día con las materias, paso a buscar a Ariadnna y sonrío al verla venir sonriendo con una pantaloneta color carne y una blusa rosada fuccia que deja los hombros al descubiertos haciendo juego con sus tacones del mismo color y su cabello gloriosamente suelto, le brindo el casco y ella sonríe colocándoselo, se coloca atrás de mí y siento que extraño tenerla enfrente, llegamos a la escuela y bajamos rápidamente y vamos a donde los chicos, quienes se alegran de vernos y nos saludan tan contentos como nosotros
-Vamos, ¡que ustedes si cogieron vacaciones!-reímos a las palabras de Alex, hablamos un buen rato y ellos se comprometen a pasarnos luego sus apuntes, vamos a nuestras clases y el día pasa pero Ariadnna y yo nos damos cuenta que ellos volvieron al antes, cuando no eran más que amigos, y eso es completamente absurdo e ilógico pero nosotros no decimos nada, ya nos agotamos de hablar. Vamos a la heladería de mamá y tomamos un delicoso helado, al poco todos se van marchando pero Ariadnna se queda esperando a su mamá, yo me disculpo unos momentos y voy a ver si mis padres necesitan ayuda y efectivamente, ayudo a papá a terminar el inventario y cuando voy a ir a donde Ariadnna no la veo, seguro me demoré más de lo que pensaba. Voy a mi habitación y empiezo a copiar las clases que tengo atrasadas, en la noche llamo a los chicos de mi equipo de natación y todos me informan que han estado entrenando y luego llamo a mis compañeros que estuvieron hospitalizados, y me informan que aunque están débiles ya están en casa. Cuando duermo, vuelvo a soñar con Ariadnna cayendo en el suelo llena de sangre por el impacto de las balas contra su cuerpo, me despierto a medio de un grito y completamente sudado, mamá llega a mi habitación preocupada y luego de darme sus mimos característicos vuelvo a dormir.
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Editado: 06.11.2023