Me encaminé por el pasillo en dirección al lugar desde el que comprobaríamos todo el proceso y acciones de los alumnos.
- Hola Hizashi – hablé al entrar a la sala de observación.
- Hey! Bro! – habló animadamente mientras me tocó la espalda al pasar por su lado.
Me senté en una silla que había a su lado y empezamos a monitorear a los alumnos a la vez que íbamos hablando de temas triviales o sobre el proceso y acciones de los alumnos.
- Un momento – me acerqué a la pantalla para ver mejor
- ¿What happen bro? – preguntó mi amigo
- Algo va mal…es Alina...es un shock postraumático - hablé en voz baja mientras observaba la situación…hasta que la comprendí - ¡No! ¡Alina!
Me levanté rápidamente y salí corriendo de la sala dejando a mi amigo atrás.
Corrí lo más rápido que pude, con el corazón latiéndome a mil…Alina por favor aguanta…
Llegué al lugar donde estaban tanto Alina como Momo. Esta segunda estaba bastante nerviosa, pidiéndome ayuda con la mirada.
- Sal fuera y ve con Present Mic – le dije a Momo quien salió sin decir una palabra - ¡Minamino! – corrí hacia ella, arrodillándome para estar a su altura. – Escúchame por favor.
Le cogí la cara con mis manos, para intentar establecer contacto visual. Pude notar como respiraba con mucha dificultad, sus labios empezaron a tornarse de color morado y la piel más pálida. Temblaba bajo mis manos.
- Alina, escúchame, es falso, ¿vale?, mira, solo es una proyección, un holograma – intenté decir para tranquilizarla.
Ante mi voz, movió los ojos hacia mi y ahí aproveché para activar mi don y poder desactivar el suyo ya que, una vez más, se estaba quitando su propio oxígeno. Cogió aire con dificultad.
- Tú…estabas…sangre…y gritos… - dijo a duras penas, agarrándome la camiseta con fuerza.
- Estoy aquí, estoy bien, no pasó nada.
- Estabas…tenías… - decía con mucha dificultad.
Ahora sí, me miró directamente a los ojos. Pude ver como algunas lágrimas rodaban por sus mejillas causando un gran dolor en mi pecho.
- Alina, estoy bien, aquí estoy, sano y salvo.
- Tu…gritabas…no despertabas…sangre… - pronunciaba en voz baja mientras tenía la mirada perdida.
Segundos después, sus ojos se cerraron, desmayándose.
- ¡Alina! – pronuncié a la vez que la abracé. – Lo siento Alina, lo siento – hablé en susurros abrazándola más contra mi pecho.
Poco después, la cogí en brazos y me la llevé a la enfermería, avisando a Yamada aunque, probablemente, lo vio todo desde la sala de observación.
¡Hasta aquí el capítulo de hoy!
Espero que lo hayáis disfrutado muchísimo!
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AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.
EDITORIAL: Ediciones Arcanas.
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