Las entidades ocultas que viven entre los humanos son de gran importancia en la sociedad privilegiada, pues poseen habilidades extraordinarias que les permiten influir en el mundo a su alrededor. Estas entidades, aunque carecen de un nombre formal reconocido por todos, son referidas de diversas maneras por aquellos que saben de su existencia: "Metamorph", "Skinwalker", "Henge", "Proteus", y más, dependiendo de la región o la cultura. Sin embargo, a pesar de estos nombres, su verdadera naturaleza sigue siendo un misterio para muchos.
Estas entidades tienen la capacidad de controlar su cuerpo de maneras que van más allá de cualquier comprensión humana. Todas sus capacidades derivan del dominio absoluto que tienen sobre su cuerpo especial, pueden modificar cada aspecto de sí mismos a voluntad, lo que les otorga una ventaja significativa sobre los humanos. Su capacidad para regenerarse a voluntad les permite sobrevivir a casi cualquier daño, pero este proceso no es natural. Deben aprender a regenerarse, ya que su cuerpo, aunque excepcional, requiere de una habilidad y conocimiento profundo para funcionar a su máximo potencial.
Su biología única también les permite realizar una simbiosis con otros seres vivos, lo que les otorga dos habilidades esenciales: pueden sanar a otros cuerpos al fusionarse con ellos y, al mismo tiempo, acceder a la mente de sus huéspedes. A través de esta conexión, pueden ver recuerdos, leer pensamientos e incluso percibir las emociones de aquellos con quienes se han asimilado.
No obstante, dominar todas estas habilidades no es sencillo. Solo aquellos que han vivido más tiempo y han ganado experiencia pueden llegar a controlar y utilizar todos los aspectos de su cuerpo. Su fuerza física, aunque no aparente a primera vista, es mucho mayor que la de un ser humano promedio. Su intelecto también se ve superior, ya que los progenitores de estas entidades heredan grandes cantidades de conocimiento genético que les permite ser mucho más capaces que los humanos, incluso a una edad temprana. Algunos de ellos, con solo dos meses de vida, ya son capaces de infiltrarse en la sociedad humana, logrando pasar desapercibidos debido a sus habilidades.
El proceso de reproducción en su especie es sumamente complejo. La creación de un nuevo ser requiere un profundo conocimiento biológico, ya que cada molécula de su cuerpo debe generarse con precisión. Por ello, solo los más capaces pueden tener descendencia. En ocasiones, varios individuos cooperan para dar vida a un nuevo ser, asegurando así que sus sucesores sean aún más avanzados en todos los aspectos.
Sin embargo, una de las habilidades más extraordinarias de estas entidades es su capacidad para cambiar de forma. Pueden asumir la apariencia de cualquier ser vivo que deseen, lo que les permite infiltrarse fácilmente en cualquier lugar. Esta capacidad no es instantánea; requiere de un proceso que puede durar horas. Además, al tomar la forma de otro ser, tiene un efecto secundario que define su existencia. no solo adquieren su apariencia, sino que también pueden experimentar sus recuerdos, pensamientos y emociones, un proceso que les permite entender a los humanos de una manera que ellos mismos no pueden.
LA FALTA DE EMOCIONES Y LA NECESIDAD DE ASIMILACIÓN
A pesar de sus impresionantes habilidades, los Mimnos, como algunos los han llegado a llamar, carecen de lo que los humanos llaman "corazón". Su falta de emociones genuinas puede hacer que sean seres muy prácticos y directos, pero también los hace vulnerables a las mentiras y manipulaciones humanas, que ellos no siempre logran captar.
Por esta razón, muchas veces, recurren a la asimilación. Normalmente, lo hacen con animales, ya que sus emociones son más simples y fáciles de entender en comparación con las de los humanos. para poder experimentar el mundo emocional humano, algo que les falta. A través de la toma de forma, aprenden a comprender y hasta a apropiarse de los sentimientos humanos, algo que de otra forma les es completamente ajeno. esta habilidad les da una ventaja tanto en la interacción social como en su capacidad para manipular situaciones a su favor.
Sin embargo, James, quien era el ejecutor de George, nunca se había asimilado con nadie. Esto lo dejó en desventaja al momento de su misión. Al no comprender la prudencia, fue incapaz de leer la situación en la que se encontraba. Para él, todo era simple: tenía un objetivo y debía eliminarlo.
Fue por eso que ejecutó el asesinato sin dudar.
Un asesinato imprudente.