Quiero ser madre

Capítulo 1

Selene.

Esta es la noche, me encontraba en mi habitación colocandome un labial rojo, había planeado esta noche por mucho tiempo, muchas personas piensan que estoy loca en especial mi madre, pero ¿qué puedo decir?, medité durante mucho tiempo esto como para arrepentirme justo ahora. 

Se preguntarán que es lo que planeo, bueno quiero ser madre, estuve pensando la idea de adoptar porque me gustaría darle un hogar a un niño o niña y darle todo mi amor, pero también quiero un bebé biológico, mi madre se opone a cualquiera de las dos ideas, la primera porque considera que no se puede querer a un niño de otra madre como si fuera suyo, en eso difiero con ella pero han sido largos años de lucha que ya me cansé, y la segunda idea porque considera que si no tienes pareja y estas casada no puedes darle un lugar estable.

Termino de arreglarme y salgo de mi departamento de soltera, mientras voy en el auto hacia una discoteca escucho la radio, puedo decir que a esta hora se reproduce buena música.

Esta noche encontraré al hombre ideal, cuando llego veo a lo lejos a mi amiga con su novio, ambos andan tan acaramelados observandose entre sí como si nadie más existiera, ¿los envidio?, a veces si cuando es San Valentín en especial, pero no soy tan cursi.

Al llegar a donde se encuentran carraspeo un poco para que se den cuenta de que he llegado.

-Hola Selene- saludan ambos al mismo tiempo.

-Hola, veo que no desaprovechan la oportunidad de estar juntos- ruedo un poco los ojos porque nunca se separan, no entiendo como no se cansan del otro.

-Cuando amas a la persona correcta jamás te cansas de estar con ella- me dice Marcos con una sonrisa en su rostro.

-Si, si bueno, entremos que me congelo- La razón por la que estoy con ellos es porque son los únicos que han respetado mi decisión, tanto la de adoptar como la de tener mi bebe de esta manera.

Cuando entramos tardamos un poco en acostumbrarnos a la oscuridad y el ruido ensordecedor, pero vamos estamos hablando de una discoteca no es como si esperaba la iluminación de un restaurante. Nos dirigimos a una mesa esquinera, considero que es la mejor puesto que se ve todo el lugar, hay hombres de todo tipo altos, atractivos otros no tan agraciados, algunas parejas bailando, en fin.

No encuentro al hombre adecuado desde el primer momento, escaneo a todos con cuidado, mis amigos fueron a la barra por bebidas mientras yo me quedo analizando a todos. 

-¿Has encontrado alguno?- pregunta Carol, mi amiga, -No- respondo algo seca, me está frustrando un poco esto de no encontrar a alguien que cumpla un poco de mis expectativas.

-Bueno ¿que te parece ir a la pista de baile a relajarte un poco? ¿quién sabe y consigas a alguien?- lo pienso un momento mientras bebo mi martini, la verdad no soy de beber mucho, considero que el alcohol sabe horrible.

Después de un rato los tres nos dirigimos a la pista de baile, al menos los tortolos de compadecen de mi y no bailan solo entre ellos, así pasó una hora completa hasta que recordé mi objetivo. De nuevo volví a la cacería, no voy a dejar que esta noche sea un desperdicio, no me vestí ni arreglé bonita en vano.

Después de unos cuantos tragos considero que es importante ir al baño, así que con cuidado me bajo de la mesa, en el camino me topo con algunos hombres borrachos intentando tocarme, parejas succionandose, y antes de llegar al baño vislumbro a un hombre interesante, que no se si es por la postura en la que se encuentra, la luz o que en verdad es atractivo, lo que me deja hipnotizada y olvidando la razón a la que venía aqui.

Un hombre alto de musculatura media, estaba recostado en la pared fuera del baño de mujeres, lo que me hizo recordar a que venía, con sumo cuidado me dirijo a la puerta con miles de preguntas en mi cabeza, ¿será que espera a su novia?, ¿qué hace aquí afuera?.

Entro al baño y voy directo al espejo, me veo decente dentro de lo que cabe, la mascara de pestañas se ha corrido un poco, me veo blanca pero con las mejillas y el pecho sonrojado, mis ojos brillan y no se si por la luz o por el hombre que se encuentra afuera, reviso un poco el lugar para ver si encuentro a alguien, pero no veo ni escucho a nadie, asi voy al baño y hago lo que tenía que hacer, vuelvo a mirarme en el espejo y trato de arreglar un poco el maquillaje corrido, mientras me veo en el espejo veo pasar a una chica de unos dieciocho años con los ojos hinchados, no sé de donde pudo haber salido, sino había nadie. 

La chica siente mi mirada y me mira por el espejo, me da una leve sonrisa que no le llega a los ojos, yo con mi corazón de pollito decido darle de mis toallitas desmaquillantes, ella las acepta.

-Hoy no es mi día- me dice la chica.

-¿Por qué?- sin pretenderlo ya me encuentro de chismosa.

-Descubrí que estoy embarazada y que el padre piensa que es de alguien más y no de él. Tipíco de los hombres la riegan y luego se hacen los locos, a veces me da ganas de acabar con esa raza inservible.

-Todos los hombres son iguales- le digo y bueno puede que no todos pero siempre generalizo.

-Jajajaja, al menos me has sacado una sonrisa, no se que hacer mi hermano está furioso, no quise que me acompañara, sé de lo que es capaz.

-Bueno yo no soy fan de la violencia pero ojalá y tu hermano le hubiera dado un buen golpe para ver si con eso como que le funciona un poco el cerebro.




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