Quiero ser madre

Capítulo 4

Selene.

Alejandro me queda mirando durante un tiempo que me parece eterno.

-Me besas primero y ahora ¿te da pena? - si pues perdón soy loca la mayor parte del tiempo es lo que pienso y no digo.

-Bueno en vista de que no quieres hablar tal vez quieras hacer otra cosa- lo miro con asombro- jajaja al menos conseguí que me miraras.

Dios mío se me fue todo el valor y la valentía del cuerpo, ¿qué se hace en estas situaciones?, genial inicié todo y ahora no se cómo continuar.

Alejandro se vuelve a acercar a mí todavía con una sonrisa en su rostro, Dios solo quiero esconder mi cabeza en alguna parte.

-Supongo que podríamos quedar otro día- es lo que me dice y yo no quiero que sea otro día, quiero que sea hoy.

Así que me alzo en mis pies y lo vuelvo a besar esta vez tratando de expresarle todo lo que quiero, el parece comprender porque no se detiene y al contrario suma más pasión a nuestro beso, esta vez sus manos ya no están en mi rostro, se colocan muy seguras en mi cintura, brindándome un poco de su calor en esta noche tan fría.

Me sorprende como somos tan compatibles en este aspecto, definitivamente no busco una relación, solo a un bebé, eso lo tengo muy claro, pero no me niego a disfrutar del proceso y menos con alguien atractivo y que es puro fuego.

Otra vez por culpa del maldito oxígeno nos volvemos a separar, pero en esta ocasión siento más valentía de mirarlo a los ojos, él me sonríe con ¿dulzura?, ¿pasión?

-Deberías irte, hace mucho frío ya es demasiado tarde- y en efecto son cerca de las tres de la mañana, pero es que simplemente es increíble como no sentí el tiempo pasar.

- ¿Tienes como irte? - me pregunta a pesar de que sabe que mi auto está detrás de mí.

-Sí y ¿tú? - pregunto con la esperanza de que diga no.

-Tengo- pero es que parece que este hombre no entiende indirectas.

-Bien- es lo último que digo, demonios ¿por qué no puedo ser más valiente y decirle lo que quiero?

Me giro lentamente y en un impulso lo digo.

- ¿Y si nos vamos juntos? - bien hecho, lo dije ya está.

-Mmmm, suena interesante, ¿tu auto o el mío? -Yeahh así se hace.

-El tuyo, mañana puedo regresar por el mío- espero y cuando vuelva lo encuentre aquí.

-Bien vamos- vuelvo a colocar seguro al auto y camino hacia él, trato de actuar como si no tuviera frío y es que después de aquella sesión de besos, el frío se hace presente y se nota cuando mi piel se pone chinita, el parece notarlo y me toma de la mano metiéndome dentro de su abrigo, ambos caminamos algo gracioso debido a que estamos en el mismo saco, pero no parece importarnos de hecho por mi parte yo sonrío. Huele delicioso, siempre me ha gustado las personas que huelen delicioso y él es una de esas, sería capaz de robarme una prenda suya solo con el fin de poder mantener su aroma conmigo.

Al llegar a su auto me abre la puerta, no soy conocedora de autos, pero es uno muy bonito y se siente cálido, me coloco el cinturón de seguridad porque primero va la seguridad, ante todo.

El entra al auto poco después, nos dirigimos en un silencio que para nada se siente incómodo al contrario es uno de esos silencios cálidos, ahora lucho contra el sueño que me produce este ambiente.

- ¿Tienes sueño? - me pregunta sin despegar la vista del volante

-Sí, un poco, estar en un ambiente tan cálido y reconfortante me pone así- le digo la verdad.

-Deberías dormir un poco, yo te despierto cuando lleguemos- y ahora que lo pienso bien a donde piensa llevarme.

- ¿A dónde vamos? - pregunto con curiosidad.

-A mi departamento- es lo único que dice sin despegar la vista del volante.

Observo un poco el camino y solo observo muchos postes de luz alumbrando en la oscuridad de la noche.

Reviso en mi bolso mi teléfono, nunca está demás revisar, me encuentro con llamadas de mi mamá, mi hermana y Carol, esta última siempre llama cuando está ebria.

Programo en mi mente llamarlas mañana, hoy no quiero pensar en nada ni nadie, esta todavía es mi noche.

No sé por cuanto tiempo me perdí en mis pensamientos, pero creo que fue el suficiente como para que ya nos encontremos frente a un bonito edificio.

Salimos del auto, creo que él quiso hacerse el caballero y abrirme la puerta, pero ya fue tarde estoy acostumbrada desde pequeña a abrir por mí misma la perta del auto, que simplemente se me pasó.

Cuando pasamos por recepción me encuentro con un señor luchando contra el sueño, debe ser terrible ser guardia nocturno, al escuchar la puerta cerrase abre los ojos de golpe, le sonrío amablemente y me devuelve el gesto.

-Buenas noches Héctor- saluda Alejandro.

-Buenas noches señores.

-Buenas noches- es lo único que digo.

Así después de un corto saludo subimos en el ascensor, cuando las puertas se abren observo que en todo el pasillo solo hay cuatro puertas y muy distanciadas cada una de la otra.

-Ven- me dice antes de colocar su mano en mi cintura. Observo que las paredes están pintadas como si fueran murales, no se ve mal al contrario es muy bonito de ver.

Entramos en el departamento y huele a él, me encanta, dejo mi bolso en una mesa y lo sigo hasta la cocina, ahí observo como saca una botella de vino, Mmmm espero que sea dulce, no me gustan las bebidas, pero supongo que nos ayudará a entrar en calor y a mí a volver a tener valentía de continuar con esto.

Ambos nos sentamos en el piso de la sala.

-Bien y dice Selene ¿qué planes tienes a futuro?

-Mmm, por ahora enfocarme en mi carrera- es una verdad a medias pues no le comento lo de tener un bebé y menos que posiblemente ese bebe pueda ser de él- y ¿tú que planeas?

Sirve dos copas una para él y otra para mí, yo acepto mi copa, pero no la bebo, el por el contrario el bebe de un golpe.

-Lo mismo que tú y apoyar ahora a mi hermana, tenía planeado traerla a vivir aquí, digamos que mis padres son algo tradicionales y tengo miedo de como reaccionen ante esto.




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