Quiero ser madre

Capítulo 9

Capítulo dedicado a Said G, por todas sus correcciones, sé que lo hizo con la mejor intención y lo aprecio demasiado tanto a él como a sus críticas constructivas.

A pesar de ser un molestón eres un gran amigo.

Alejandro:

Después de llorar mucho Lucía se quedó dormida, no ha probado bocado en todo el día así que bajo a la cocina a prepararle algo de comer, en su estado no debería descuidar su alimentación.

Le preparo un sánduche lo más ligero posible.

Cuando subo a su habitación observo que llora dormida, se me estruja el corazón de pensar que no puedo hacer nada por ella, que mi ayuda es limitada y que me gustaría poder hacer más.

La muevo suavemente para que se despierte, cuando lo hace me abraza con fuerza.

-Tranquila, estoy contigo- le comienzo a arrullar para que se tranquile, tal como cuando ella era una bebé y ella lloraba.

-Me duele, me duele mucho- me dice tocándose el pecho como si le quemara todo lo que está sintiendo.

-Sh, sh todo va a pasar ya verás- ruego al cielo que en verdad esto pase.

Una vez que se ha calmado le entrego el sánduche que con mucho esfuerzo come, mientras ella termina de comer voy a mi antigua habitación por mi guitarra, tengo una idea de cómo animarla, espero y esta funcione.

Vuelvo a su habitación con mi guitarra y una cobija grande, le tomo de la mano y hago que se abrigue bien, luego subimos a la terraza y aprovechando que la luna se muestra en su máximo esplendor, comienzo a cantarle una canción acompañada de mi guitarra, era una nana que siempre hacía que dejara de llorar.

Mientras voy cantando dejo que ella tome asiento y se abrigue con la cobija, ella me mira con una sonrisa en su rostro y los ojos humedecidos, pero sé que está feliz.

Me voy acercando a ella y le limpio el rastro de lágrimas, cambio un poco el tono de mi voz para que se escuche graciosa, y ella suelta una pequeña risa tan efímera que llego a pensar que no pasó.

Ella me acompaña cantando y aunque tiene la voz ronca de llorar, me encargo de atesorar el recuerdo por siempre en mi memoria, siempre fuimos cercanos los tres, pero cuando mi hermano fue a estudiar lejos las cosas cambiaron un poco, ya no nos veíamos tan seguido, ni hablábamos más que para saludar o preguntar cómo iban las cosas.

Siempre lo molestaba por sus rizos un tanto rebeldes, a mi hermana por el contrario le encantaba oler sus ríos, decía que olían a chicle de sandía. Mi hermana es una mezcla de ambos, tiene el cabello en ondas que te hipnotizan, su cabello es un tanto castaño oscuro y el mío es tan lacio, pero estos rasgos hacen que ame el que cada uno de nosotros sea distinto al otro, nos hace únicos a nuestra manera.

Me hubiera gustado mucho que él estuviera con nosotros, pero sé que en donde esté también piensa en nosotros.

Una vez terminamos de cantar nos quedamos abrazados por un buen rato.

-Gracias por esta siempre conmigo- me dice con sinceridad, pero no me ve a los ojos, solo ve a la distancia, a ese horizonte oscuro.

-Eres mi pequeña Luz y mi hermana, jamás te dejaría sola.

-Deberíamos entrar y descansar ha sido un día largo, ¿no lo crees? - le digo sonando suave.

-Sí tienes razón.

Regresamos a su cuarto y ella se acuesta en su cama, yo me siento en el sillón que tiene a su lado y comienzo a tocar la guitarra, con una melodía suave para que se relaje, ella poco a poco va cerrando los ojos y así es como termino de tocar la guitarra para quedarme y velar su sueño.

Poco a poco me da sueño a mí también pero no me voy, solo tomo la cobija de antes y me tapo.

Cuando despierto noto que Lucía no está en su cama, pero se escucha el agua correr en el baño, entonces supongo que se debe estar bañando, me estiro un poco y me duele el cuello por la posición en la que dormí, aun así, no me quejo.

El cuello me truena un poco, Dios, me siento como un viejo, después de un rato mi hermana sale con el rostro limpio, parece que pudo descansar bien anoche.

-Hola hermano- me dice sonriendo, hasta su humor esta mejor esta mañana.

-Hola, ¿cómo te sientes? - le pregunto para estar seguro.

-Gracias a ti me siento mejor, sé que a pesar de todo cuento contigo y eso me reconforta el alma.

-No he escuchado nada todo ha estado tranquilo- le digo y eso es raro normalmente a esta hora mamá ya anda con su escándalo mañanero.

-Con todo esto dudo que las cosas vayan a ser normales- me dice mientras baja un poco el rostro.

-Tranquila aprovechemos y salgamos a desayunar por ahí.

-Bien déjame me cambio por algo más cómodo y nos vamos- salgo de su habitación para darle privacidad y paso por la de mis padres, en verdad no se escucha nada me preocupo un poco y toda la puerta.

-Papá, mamá, ¿están ahí? - digo mientras continúo tocando la puerta.

Al no recibir respuesta abro la puerta y veo que está vacía, veo una carta en el velador de mamá, me acerco y la tomo.




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