Izan no era el único que había pasado la noche en vela sin apenas conciliar el sueño, Nico tampoco pudo dormir aquella noche a pesar de la comodidad del colchón y del calor de la habitación propiciado por la calefacción. Aquello daba igual para Nico en aquel momento, sabía que ni con pastillas para dormir lo hubiese conseguido. Aunque tampoco quería pensar en pastillas, aquella palabra le producía escalofríos, a fin de cuentas algo como eso habían sido las causantes aparentes de que sus cuerpos se hubieran intercambiado entre sí.
Suspiró destapándose y sintiendo el calor de la habitación sobre el cuerpo. Cogió el móvil de Izan que reposaba encima de la mesita de noche y abrió la conversación que había tenido con él. Comenzó a releer lo que había hablado con Izan deteniéndose en las palabras que este le había dicho sobre la manta. Bufó y dejó nuevamente el móvil en el mismo lugar, sentía que la noche sería larga. Al cabo de un rato volvió a coger el móvil y echó un vistazo en el historial de internet por si hubiese alguna pista, sin embargo, ninguna información del historial pudo ayudar.
―¡Maldita sea! ―Maldijo para sus adentros.
Al ver que el éxito no le iba a dar la mano, decidió investigar las cosas que Izan tenía en aquel móvil intentando así que del aburrimiento el sueño le venciera. Lo primero sucedió al no encontrar nada interesante en aquel móvil, algunas fotos con Estela y con sus amigos y poco más, era el contenido que se encontraba en él. Los mensajes de whattsapp tampoco le fueron de interés ya que curiosamente muchas conversaciones se notaba a simple vista que habían sido borradas. El sueño no había aparecido y Nico no aguantaba más, aquello estaba agotando su paciencia lentamente.
Cuando el sonido de la alarma del móvil invadió la habitación dio un sobresalto en la cama, no sabía cuándo, pero al final se había quedado dormido. A pesar de todo sentía que aquello había sucedido poco rato antes y que apenas había podido conciliar el sueño. Resopló apagando la alarma y miró al techo ¿cuándo volvería a ser él mismo de nuevo? Sentía que estar allí tampoco ayudaba mucho, y si aquello duraba más acabaría como un zombie al no poder dormir. Se incorporó en la cama colocándose las cómodas zapatillas y se adentró en el aseo que había en la habitación para darse un baño relajante, algo que pocas veces podía permitirse por el poco agua caliente que había en casa de sus abuelos.
La bañera quedó repleta de agua caliente, espuma y sales de baño. Se adentró en ella mientras cerraba los ojos disfrutando de la sensación que provocaba aquella gustosa agua sobre su cuerpo. Suspiró echando la cabeza hacia atrás mientras con sus manos jugaba con la espuma del jabón a cogerla. Nunca había olvidado la calma que producía bañarse en aquella bañera, sin embargo, los recuerdos se habían quedado apartados en un lugar recóndito de su mente en los últimos años.
Desayunó en solitario ante la atenta mirada de Casandra, al terminar se despidió con un seco y cortante adiós y se fue al instituto deseando que Izan hubiera hablado con Braulio y le hubiese convencido para cambiarle el turno. Al llegar al instituto fue interceptado por Estela que le llevó a una clase vacía donde también se encontraba Izan.
―¿Has convencido a Braulio? ―Preguntó Nico cortante nada más entrar al aula vacía.
―Sí, al medio día iré a comer a mi casa ―Respondió Izan secamente.
―En el historial de tu móvil tampoco encontré nada ―le comunicó sin ningún tipo de emoción en su voz.
―No tienes por qué registrar mi móvil ―le espetó Izan.
―Intento dar una solución a lo que ha pasado, me da igual lo que haya en tu móvil, total solo tienes unas cuentas fotos con Estela y con tus amiguitos.
―No creo que en mis fotos estuviera el historial ―dijo tajantemente―. Limítate en centrarte en lo que te corresponde.
―Solo aburría, no podía dormirme ―se encogió de brazos.
―Yo tampoco... ―murmuró Izan, después miró fijamente a Estela―. Estela, ¿puedes mirar si alguien se acerca? No quiero que nos pillen aquí ―ella afirmó con la cabeza y salió fuera esperando tras la puerta.
El silencio incómodo inundó la clase pese a que en el exterior se escuchaban las voces de los estudiantes por los pasillos. Izan carraspeó antes de contarle a Nico aquello por lo que había hecho que estuvieran allí.
―Tu abuelo... ―murmuró levemente.
―¿Mi abuelo? ¿Le ha pasado algo? ―Preguntó Nico un poco alterado pero Izan negó con la cabeza haciendo que el primero suspirase aliviado.
―Solo que sigue mal, ya sabes... ―dijo jugueteando con los dedos en los pantalones sin atreverse a decirle a Nico―. Ha estado llorando gran parte de la noche ―dijo al fin tras una breve pausa.
Izan pudo notar como su rostro palidecía cuando Nico escuchó aquellas palabras.
―Joder... ―fue lo único que pudo articular agachando su cabeza.