Observo a Marie que parece que no le importará que su hermano me haya pedido siete minutos en el infierno con el.
Estoy bastante nerviosa, la idea de pasar siete minutos en un pequeño armario y a oscuras con Julián me pone los pelos de punta y hace que me hierva la piel. El es tan impredecible y para agregar luego de lo que sucedido hoy estoy bastante enojada. Así que no se que podría suceder entre los dos.
Pero creo que prefiero eso a que pasar siete minutos con el nerd que me mira con una cara de pervertido que me da náuseas.
Una sonrisa juguetona aparece en los labios de Julián que espera mi respuesta.
-Si no tengo alternativa.- digo mientras pasó detrás de él en dirección a aquel armario. Puedo escuchar sus pasos detrás de mi.
Isaac que esta al lado de la puerta le hace una miradita a Julián y luego a mi. Me quedo con cara de nada, por dios, se piensa que voy a disfrutar estar a solas con un histérico como el.
Escucho la voz de una joven que le grita a Julián.
-¡¡Si quieres puedo darte protección!!- la voz de esa joven si que era potente.
Me doy vuelta para observarla al igual que Julián. Veo que Marie le está dedicando una mirada bastante desagradable, tiene fruncido el ceño y sus labios forman una línea recta. Le joven mira hacia abajo luego de encontrarse con los ojos de Marie. Luego vuelve a observar a Julián, debe ser alguna amiga de el, para tener tanta confianza.
-¡No creo necesitar Maya!.- dice mientras le sonríe. No entiendo que significó eso.
Entró al armario con los brazos cruzados. No creí que hubiera tan poco espacio, es muy acogedor. Estoy contra la pared, mirando al piso. Entra Julián y se para junto a mi. Aspiro su aroma, que rápidamente recorre mis poros y me causa escalofríos por todo el cuerpo. La puerta se cierra lentamente. Creo que ya es tarde para arrepentirme.
Un pequeño rayo de luz entra por un espacio en la puerta. Sigo mirando hacia el piso como si su presencia no estuviera. Por más que lo intente, se que el esta ahí parado a un centímetro frente a mi. Estoy nerviosa…demasiado nerviosa, tanto que me cuesta respirar.
Pasa su suave mano por mi rostro, todavía no levanté la vista. Estoy muy incómoda. Toma mi mandíbula y la levanta acercándola a el. Mis ojos chocan con los suyos. Que me ven con intensidad. Sus ojos azules titilan.
Mi respiración sigue entrecortada. ¡Maldita sea! Estoy agitada.
-¿Estás nerviosa?- me dice mientras se acerca más a mi. Sigue sosteniendo mi mandíbula.
Si estoy muy nerviosa.
Demasiado…. Y es por ti Julián Hawkins.
-Para nada.- le digo con coraje.
Le mentí.
-Pues eso no parece.- me sonríe con ironía.
-¿Por qué?.-digo sacando su mano de mi rostro.
Apoya uno de sus brazos en la pared, junto a mi rostro. Acorta la distancia que hay entre ambos. Eso causa que mi respiración se entrecorte más. Y mi corazón lata mucho más rápido de lo normal.
Pasa sus dedos sobre mi brazo y lo recorre con suavidad.
-Por que ahora mismo estás nerviosa.- dice mientras aproxima sus dedos en mi hombro y me acaricia en círculos.-tu respiración se entrecortada cada vez que estoy cerca de ti.
No se que responderle, lo que decía era cierto. Por una extraña razón que desconozco siempre que lo tengo cerca se me entrecorta la respiración y me pongo nerviosa.
Mientras me sonríe con arrogancia, mostrando todos sus dientes. Debe pensar que tiene la razón. Un mechón de cabello le cae sobre su frente, cubriendo uno de sus hermosos ojos azules. Mi mano se desliza sobre su rostro, causando un escalofrío en el muy notorio. Tomo entre mis dedos el mechón de su cabello y lo coloco detrás de su oreja.
El se acerca hacia mi de pronto, dejando una cercanía innecesaria. Posa su mano en mi cintura lo que me hace sentir todavía más incómoda. Siento su respiración en mi cuello ¡Realmente estoy nerviosa! Sus labios recorren mi cuello y siento su lengua en el lóbulo de mi oreja.
¡Si fuera otra persona!.
Caigo en la incómoda realidad, el hermano de mi mejor amiga me estaba coqueteando y yo estoy disfrutando de su cercanía.
-Eres muy tonta muñeca- me dice al oído.
-¿Por qué lo dices?.- pregunto mientras doy vuelta mi rostro quedando con mis ojos mirando a los suyos con intensidad.
Siento su respiración y creo que el también la mía.
-Podrías disfrutar, pero eres tan tonta como para creer en el amor.-susurra..
-¿Acaso tiene algo de malo creer en el amor?- pregunto mientras me alejo de el. Rompiendo con la atmósfera que se había creado entre los dos.
-Eso no existe. Te dejas engañar.-me dice muy serio.
- Tu no eres nadie para decirme que no existe.
-Prefiero engañarme que ser alguien como tu, que no cree en nada y que se la pasa saliendo con las amigas de su hermana.
Me mira con asombro, no se esperaba que tantas cosas salieran de mi boca. Creo que toda la habitación retumbo con mis palabras.
Me toma del brazo y me tira hacia el. Estoy pegada a su pecho. Sus ojos me miran con enojo.
-Avísame cuando te enamores y los dos vivan felices por siempre. Como en los cuentitos que lees.- me dice con ironía y sus ojos abiertos con rabia.
¿Quién le dijo que yo leía cuentitos? Seguro Marie le dijo.
Estoy apretando mis manos de la rabia que siento. Mis ojos están como dos espejos, intento contener las lágrimas. Por más que quiera hacer como si esto no me importará, es todo lo contrario.
Sus palabras me hieren.
-CLARO QUE TE LO DIRÉ, IDIOTA. ¡Serás el primero que se enterara!- exclamó casi gritándole.