Quiero una esposa virgen.

Capítulo 3: El llamado de mi padre.

Justo cuando Justin, ingresa a su oficina le viene a la mente Laura, empieza enseguida a imaginar su aspecto físico y se ciernen entorno a él muchas expectativas, en especial cómo será físicamente Laura. Su mente vuela y de repente se abre la puerta de forma inesperada:

—Jefe, una joven lo espera, para una entrevista—dice la secretaria.

—Está bien, que pase—la mira y le guiñe un ojo, de inmediato la mujer baja la mirada.

Ingresa de prisa Laura muy confundida, lleva unos pantalones negros ceñido al cuerpo con una camisa color añil metida por dentro del pantalón, con su larga cabellera color castaño suelta y muy prolija. Se veía muy sencilla pero hermosa, su delicada silueta se revelaba de forma armoniosa con su estatura, parecía una modelo con sus largas y delgadas piernas.

Justin la mira fijamente, quedando prendado de la dulce belleza de Laura. Deja caer una hoja que tenía sujeta con sus manos. Laura, por lo tanto, estaba vislumbrada mirando la enorme oficina.

Ambos hacen contacto visual, Laura estaba muy nerviosa por no tener estudios académicos, eso la intimidaba un poco y la hacía sentir insegura, para el puesto que Diane la había postulado.

—Es un placer señorita, Laura, ¿es tu nombre cierto?

—Sí, señor—puntualiza Laura.

De repente, suena su celular y Justin, se toma un momento para contestar, era su padre quien lo llamaba:

—Hola, Justin.

—Hola, papá. Ahora estoy ocupado.

—Descuida, no me demoro. Solo te quiero preguntar, ¿si puedes venir a la casa hoy?

—Sí, está bien papá, en la noche paso por allá.

—Quiero que vengas ahora mismo, tu madre está enferma y quiere verte.

—Papá, estoy ocupado con una entrevista. Menos mal, que solo querías preguntar—frunce Justin el ceño con gracia.

— ¿O con una conquista?

—Qué cosas dices, papá.

—Te conozco muy bien, Justin. Ven ahora, por favor.

—Está bien—cuelga el celular y le dice rápidamente a Laura, quien aguardaba muy nerviosa:

—Estás contratada. Pasa con Sonia mi secretaria, para que te lleve a tu puesto de trabajo y ella te dará las indicaciones del cargo que ocuparás. Me tengo que ir, se me presentó un asunto familiar.

—Está bien, señor—Justin sonríe y me marcha velozmente.

Laura quiere salir corriendo, siente que no pertenece a ese lugar, anteriormente trabajaba en una librería, mientras esperaba el cupo para ingresar a la universidad. Sin embargo, piensa muy seriamente en su situación y no se puede dar el lujo de salir corriendo, necesita el dinero para la operación de su hermana Mía.

***** 

Más tarde…

Llega con Travis, hasta la mansión de sus padres. Estaba muy abrumado, por la forma como su padre le ordenó, que los visitara rápidamente.

—Hola. Ya llegué familia—saluda Justin con gritos.

—Buenas tardes joven, sus padres lo esperan en su recamara—le advierte Manny la ama de llaves.

Sube y se interna en la habitación de sus padres:

—Si no te lo exijo, no te dignas a visitar a tu madre. Ni siquiera llamas, para saber por su estado de salud.

—No empieces con tus sermones, papá—Justin frunce el ceño.

—Ya por favor, no discutan. Me alegra verte, hijo—se le dibuja a Elizabeth, una sonrisa en el rostro al ver a Justin.

—A mí también, mamá—Justin se le acerca y le da un beso en la frente.

—Hijo mío, ya tu padre y yo estamos viejos, eres nuestro único hijo. Regálanos la dicha de verte casado y con una hermosa familia—le dice su madre a Justin.

Justin respeta y admira a sus padres, no obstante, no ha considerado ni remotamente la posibilidad de casarse y formar un hogar, eso por ahora no está en sus planes. Ya que apenas tiene 25 años y es un chico alocado en busca de aventuras, a pesar de tener una cuantiosa fortuna, no pretende formar una familia.

—Por favor mamá, no es preciso casarme ahora, aún soy muy joven y ustedes tampoco están tan viejos. Creo que exageras—arquea Justin el entrecejo, en señal de hastío.

Justin todavía no cree en el matrimonio, así sea la solución para crear estabilidad en su vida, siente que lo tiene todo económicamente y hasta piensa, que tiene el dinero suficiente para comprar una esposa a futuro, si fuese necesario.

—Ese es nuestro único deseo, antes de partir de este mundo. Hazlo por mí, por tu madre—suplica Elizabeth, mientras Andrew su padre lo mira incrédulo.

—No seas dramática mamá, no estás moribunda—dice Justin riendo.

—Te exijo que respetes a tu madre, insolente—lo regaña Andrew inmediatamente—te pido que esta misma semana, nos presente la que sería tu futura esposa, no puedes estar por la vida como el eterno casanova, tienes que madurar por Dios, eres nuestro único hijo y queremos nietos, que crezcan en el seno familiar—reclama su padre con desesperación.

—No vas a estar creyendo lo que dicen de mí, que tengo hijos regados por el mundo—les advierte Justin.

—Yo lo único que creo es, que eres un inmaduro y falta de respecto con la vida.

—Ya Papá, ves por qué no me gusta visitarlos, lo único que crean son dramas. Mejor me voy.

—Espera, Justin—implora su madre.

—Dime, mamá.

—Tienes que anunciar, esta semana tu compromiso. Con todo el dolor de mi alma te dijo; si no anuncias tu compromiso próximamente, tenlo por seguro que te desheredamos—señala su madre con melancolía.

—Por Dios, mamá. Yo tengo mis propios negocios y tengo mi propia fortuna. No me obligarán hacer algo que no quiero, por puro capricho.

—Llamas capricho, querer tu bienestar. Hazlo por tu madre, quien sufre por no tener un nieto, con quien compartir—apunta su padre Andrew.

Justin suspira con evidente aburrimiento, en sus planes todavía no está casarse y menos tener hijos, pero tampoco quiere fallarles a sus padres, que es lo que más ama en la vida. Por lo que, se siente en un callejón sin salida.




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