Tiffany, una joven de veintitrés años es una soñadora de gran corazón, vive con su novio desde hace dos años, están a punto de dar ese paso ya que pronto será ingeniero, ellos están enamorados o eso es lo que ella pensaba.
Lo que nunca imaginó Tiffany era que mientras ella estaba en su trabajo de medio tiempo su novio se divertía con su supuesta mejor amiga.
Tiffany había salido de su turno laboral y se dirigió a la universidad, ese día solo daría sus primeras dos clases, había planeado sorprender a su novio. En cuanto terminó su clase se dirigió al apartamento donde vivía.
Se adentro y paso directo a la cocina a dejar lo que había traído, escuchó risas en el fondo del apartamento, se supone que su novio no llegaría hasta después de las ocho de la noche.
Ella intrigada y con temor tomó una sartén y caminó con sigilo hacia la habitación de donde venían las risas.
—Cuando piensas terminar con Tiff —escucho la voz de una mujer que se parecía mucho a la de su mejor amiga.
—Pronto, no la menciones en este momento —esa era la voz de su novio.
El hombre que juraba y perjuraba amarla, él que decía que ella era su todo. La sangre se le calentó y su cuerpo estaba a punto de hacer explotar.
—Ya no quiero soportar más esto Máx, quiero que salgamos del anonimato o ya no sientes nada por mí —como podía su mejor amiga hablarle de esa forma.
¿Desde cuando eran amantes, desde cuando le veían la cara? Las preguntas se formulaban en su cabeza una tras otra.
—Por supuesto que siento muchas cosas por ti, solo no he encontrado el momento adecuado para hablar con Tiffany.
—Quiero que hables con ella está noche —exigió amenazante.
—Ya no me amargues este momento, estamos para disfrutar o no quieres disfrutar y solo quieres hablar de Tiffany, sabes que ella ya no me provoca, no es como tu de ardiente —ese fue un golpe fuerte para Tiffany.
—Ya sabía yo que Tiffany era una mojigata, pero no sabía que no era capaz de mantener a su hombre con deseo —se burló la que decía ser su mejor amiga.
—Ella es como un témpano en cambio tu eres fuego —la boca de Tiffany se abrió. — ¿en qué quedamos? —preguntó antes de empezar a besar los labios de la mujer.
Tiffany estaba estática, no sabía qué hacer, si salir de ese lugar o enfrentarlos. La segunda opción le pareció mejor, ella debía hacer valer su dignidad, además ella no era ningún témpano de hielo.
Entró con sigilo mientras los dos estaban en un acaramelado y apasionado beso, levantó la sartén y así mismo lo dejó caer sobre la cabeza de su novio o mejor dicho su ex novio, lo levantó y le dio otro golpe.
El hombre soltó un quejido y cayó a un lado de la mujer.
—¡Tiff! —exclamó la traidora. —ya basta lo vas a matar —dijo al ver que Tiffany estaba dispuesta a darle otro golpe al hombre.
—¿Desde cuándo me ven la cara de estúpida? —preguntó mirando a su ex amiga y a su ex novio.
—Amiga esto tiene una simple explicación.
—¡Amiga! —levantó la sartén y le propinó un golpe qué paró en el brazo del hombre ya que metió su brazo para que no lastimara a la mujer.
—¡Estás loca! —exclamó el hombre.
—Amiga, no quise que te enteraras de esta forma.
—¡Amiga! Eso pensé que éramos, pensé que éramos uña y mugre, hermanas, Sister, brothars, torpedo y mortero, pero mira me equivoque —amagó con darle con la sartén.
—Tiffany nena que…
—Nena un rábano, eres un traidor, no, corrijo son unos traidores. Quiero que te largues de aquí.
—¿Qué me largue de aquí, estás equivocada este apartamento está a mi nombre, lo olvidas?
—Es de los dos —dijo ella.
—No nena, es solo mío.
—Pero yo pagué…
—Siempre fuiste ingenua y una tonta —argumentó la mujer.
—Dame las llaves del auto —pidió Tiffany.
—Te recuerdo que lo pusiste a mi nombre porque no sabes conducir.
—No, no —Tiffany miró a las dos personas en las que ella más confiaba.
Había puesto el auto a nombre de Máx, porque no sabía conducir, le daba terror las curvas, además el apartamento también estaba a nombre de Máx, pero ella le ayudaba a pagar la letra de este. No podía creer que se encontrará al borde del abismo, no tenía dinero, había gastado sus ahorros y la pequeña herencia que le habían dejado sus padres.
—¡Ay Tiff! Que dolor no, estás sola sin novio, sin un lugar donde vivir, no tienes nada, ni a nadie —Tiffany negó. —ya que te has enterado que Máx y yo estamos juntos y que nos amamos, creo que es hora de que te largues de aquí, no tienes nada que hacer aquí, él no te ama. Recuerda que siempre te dije que un hombre busca lo que no consigue en casa.
—Ya veo —se sentía culpable porque le había hablado tanto a su amiga de su novio. —¿Desde cuándo? —preguntó.
—¿Desde cuándo, qué? —preguntó su ex amiga.
—Desde cuando me engañan, sabía que la inteligencia no era lo tuyo —se mofó Tiffany.
—No tiene importancia, Tiffany —le dijo su novio. —yo…
—Ahórrate tus palabras —le tiró la sartén al hombre pero él lo esquivó.
Tiffany salió de la habitación, pero no sin antes tirar una de las lámparas y así continuó tirando varios adornos y jarrones qué habían comprado para decorar, fue a la cocina y tiró todo lo que se le atravesaba.
—Deja de ser tan infantil —le gritó Máx. —se que estas lastimada, pero esto pasó sin previo aviso, cuando me di cuenta ya estaba enredado con Miley y no pude parar.
—Pues adivina yo tampoco puedo parar, si tan solo sus rostro fueran cada objeto de estos yo sería feliz y estaría complacida —tomo una taza y la aventó contra Máx, quien la esquivo, tomó otra y se la lanzó a su ex amiga quien soltó un chillido y salió huyendo, Máx seguía esquivando cada objeto que Tiffany le tiraba.
Y así siguió hasta que en un descuido Máx la tomó desprevenida y la arrastró hacia la sala, estando ahí, levantó su pie y lanzó uno de los jarrones qué le había regalado su apreciada madre.
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Editado: 08.10.2024