❦ ✿ Nuevo comienzo ❦ ✿

—Papi, ¿la contraste? ¿Tiffany eres mi niñera? —preguntó la pequeña Jade con emoción.

Tiffany observó a la niña y luego miro a su padre, le pareció que la pequeña es muy entusiasta.

—¡Papi! —exclamó.

—La señorita Miller estará a prueba por un mes —le contesto el hombre.

—Y luego serás mi niñera.

—Sí —chillo Tiffany contagiandose con la emoción de Jade.

—Super —grito Jade saltando de emoción.

Su padre la observó y sonrió al ver a su hija emocionada.

—Al parecer ya tiene un punto extra —murmuró el hombre mientras veía a su hija y a su posible niñera celebrar.

—Señorita Miller, Jade y yo saldremos, cree que podrá estar aquí mañana a primera hora.

—Sí —contestó con emoción.

—Nos vemos mañana Tiffany —se despidió la pequeña.

—Nos vemos mañana.

—Venga preparada para quedarse —le advirtió Richard.

—Lo haré —Tiffany salió por la puerta de la entrada lista para marcharse.

La pequeña Jade miró a su padre y sonrió.

—Es muy bonita verdad papi.

—Jade.

—Yo solo te dije que es linda, además se nota que es muy cariñosa. Creo que nos llevaremos bien —Jade sonrió ampliamente.

Lo más seguro era que algo tramaba esa pequeña cabecita, pensó su papá.

Richard tomó la mano de su hija y salieron de la casa, en la entrada de esta se encontraron a Tiffany.

—Papi porque no llevamos a Tiffany —menciono la niña mirando a la mujer que estaba parada en espera de un taxi.

—Está bien mi amor —bajo el vidrio y miró a la chica. —¿vas muy lejos? —preguntó.

—No, yo… — Tiffany algo tensa balbuceo.

—Sube Tiffany te llevamos —intervino la pequeña.

—Está bien —Tiffany subió atrás junto a la pequeña e inmediatamente le empezó a contar a dónde irían.

Tiffany le indicó su dirección al señor Hill, y continuó hablando con la pequeña, no dudó en recomendarle algunos lugares para que visitará.

—¿Es aquí? —preguntó el hombre deteniéndose frente a un lujoso edificio.

—Sí, nos vemos mañana Jade, qué te diviertas mucho. Muchas gracias Señor Hill, nos vemos.

—Nos vemos Tiffany —se despidió la niña.

Tiffany camino hacia el interior del edificio, después de todo Jaime vivía en las mejores condiciones, era un corredor de bolsa y tenía buena paga.

Tiffany con algo de temor pero con una alegría inexplicable se adentro en las grandes y lujosas puertas del edificio.

Richard y Jade se divirtieron mucho, visitaron los lugares que le menciono Tiffany y a la pequeña le parecieron encantadores. Por su parte Tiffany hizo una pequeña maleta con sus pertenencias más esenciales.

Al llegar Jaime se dirigió a la cocina por el olor que desprendía de ella.

—¿Cómo te fue? —fue lo primero que preguntó al ver a su amiga.

—¡Tengo el trabajo! —exclamó alegremente.

—Sabía que lo ibas a lograr —Jaime la abrazo fuertemente.

—Lo bueno es que tendré hospedaje gratis —bromeó.

Ambos empezaron a reír, después de la cena vieron una película.

Al día siguiente Jaime dejó a Tiffany en la entrada de la mansión Hill.

—Ya que me estaba acostumbrando a tus ronquidos —bromeó él. —pero me alegra que tengas un trabajo y que nada te detiene y que esto no sea un impedimento para dejar de estudiar, de acuerdo.

—Descuida, hablaré con el señor Hill de ello —ambos se dieron un fuerte abrazo.

—Cuando tengas días libres me avisas para venir a buscarte —Jaime pellizco las mejillas de Tiffany.

En el monitor de la casa alguien veía la escena tan conmovedora de despedida. Él salió de la habitación y se dirigió a la cocina.

—Alejandra ayuda a la señorita Miller a instalarse en su habitación y le dices que la espero en mi despacho.

—Sí señor.

Alejandra espero a Tiffany en la entrada de la casa y la guió a su habitación.

—Esta será tu habitación a partir de hoy —Tiffany se quedó con la boca abierta al ver la habitación.

Esta era amplia y acogedora, los acabados y el amoblado eran modernos y estaban meticulosamente trabajados.

—¿Está es mi habitación? —preguntó turbada.

—Sí señorita, el señor Hill la espera en el despacho —le comunico Alejandra.

Tiffany dejó la maleta sobre la cama y salió de la habitación no sin antes volver a dar otro vistazo. No se podía creer lo grande que era esa habitación.

Camino hasta el despacho del señor Hill, toco y espero a que él le diera el pase. Al menos esperaba que ese fuera su despacho.

—Adelante —dijo la voz varonil desde dentro. Tiffany abrió la puerta y la empujó. —Pase señorita Miller, tome asiento —le dijo Richard volviendo su mirada a los planos que estaban en su escritorio.

Tiffany estaba nerviosa pero emocionada, camino con pasos temblorosos hasta el asiento, se acomodó, y espero a su nuevo jefe le diera las indicaciones.

—Buen días señor Hill —saludo ya sentada.

—Buen día señorita Miller. Como le dije ayer le daría ciertas indicaciones acerca de lo que va consistir el trabajo y cuidado de mi hija —empezó hablar. —lo primero será encargarse de que Jade este preparada a temprana hora, a veces suele ser difícil sacarla de la cama —dijo dando las primeras indicaciones. —esta es una lista de su rutina diaria y lo que suele hacer en el día —le pasó una hoja. Con algunas enumeraciones. —como punto número uno tenemos la rutina diaria en ella va incluida. Horarios de comida, rutina de sueño, tiempo de juegos, horarios de actividades escolares —cada una de ellas estaba desglosada con pautas, tiempos y recomendaciones.

Tiffany miró la hoja y luego miró al señor Hill. Se había tomado mucho tiempo destacando y aclarando cada punto.

—Jade es alérgica a las almendras y al cacao por eso está determinantemente prohibido el chocolate y cualquier derivado del chocolate en esta casa —le dijo con tono serio y severo.

—De acuerdo no chocolate en la casa, y yo que los adoro —susurro lo último.

Este nuevo comienzo parecía ser algo riesgoso pero eso no la detendría, habían muchas reglas, lo primero que pensó era como la pasaba esa pobre niña con tantas reglas, pero recordó que los niños anteriores que ella había cuidado también tenían algunos cuidados especiales, pero Jade era el colmo, a simple vista parecía que era una reclusa de su padre. Pero se acordó que su padre la cuidaba tanto como lo hace el padre de Jade.