Quiero ver un rayo de luz

Capítulo 3: Colina Exhume

Salimos de casa y nos dirigimos hacia la posada, parece ser que el posadero le había prometido como “recompensa” un desayuno a mi padre (aunque ya nos había pagado…) Al llegar el sitio estaba mucho mejor que antes gracias a las mejoras que mi padre había hecho con su magia y como llegamos muy temprano nos tocó casi, casi, todo el lugar para nosotros solos.
- ¡Kiurem, Yiori! – Dijo enérgicamente el posadero. – Gracias por aceptar mi invitación, ¿Qué les sirvo?
- Tráeme unos huevos con mucho picante. – Respondió mi padre, algo realmente extraño ya que el odia con toda su alma el picante…
- No, no. Sin picante por favor. – Agregué yo.
- Los quiero con picante. – Repitió mi padre una vez más.
- Ándale pues… No te estés quejando cuando no puedas ni hablar por la boca toda hinchada, yo solo quiero fruta y leche por favor. – Dije yo, no tenía mucho apetito puesto que lo que había sucedido mientras dormía aun me tenía un poco alterada.
El posadero se fue hacia la cocina y nosotros nos quedamos ahí esperando, mi padre no dijo una sola palabra durante el tiempo que estuvimos esperando, el no parecía estar enojado o algo similar… Simplemente era como si estuviera esperando a que yo fuera la que hablara.
- ¿Y qué harás hoy en la colina Exhume? – Pregunté para iniciar la plática.
- Lo sabrás cuando lleguemos, jeje. – Respondió el un poco serio.
- Oye, ¿Por qué se le dice colina sí parece de todo menos una colina? – Y la verdad era esa, a pesar de ser llamada así el sitio era más bien como una montaña gigantesca…
- Eso se lo debemos a un mago poderoso, hace mucho tiempo ese lugar era una colina, por la noche todos los habitantes comenzaron a escuchar estruendos, crujidos y demás sonidos extraños, a la mañana siguiente cuando fueron a ver que sucedió se dieron cuenta que la colina Exhume no era más una colina, sino un sitio de magia permanente, ¿Has visto alguna vez una figura tallada en las rocas?
- Si. – Respondí intrigada.
- Esa figura representa a Merlín, y no. Él no fue quien hizo todo esto, el ya había muerto para ese entonces, pero la roca es una viva imagen de él, y por extraño que parezca la magia como dije antes es permanente en ese sitio, lo que sea que la creo era incluso más poderoso que el mismo Merlín…
- Pero tu también eres mucho más hábil que el… - Y no tenía dudas al respecto.
- Jeje, no hija. Yo no puedo hacer ni la mitad de las cosas que él podía hacer, Merlín fue un mago prodigio y la madre naturaleza le sonrió como a ningún otro dándole aún más poder que a cualquier otro.
Nuestro desayuno había llegado y con él la plática terminó o más bien se pausó, comimos y al terminar le dije a mi padre que se adelantara, regrese a pagarle al posadero pero este se negó diciéndome que era un regalo, le agradecí y alcance a mi padre para ir a la colina que no es colina. El camino era largo, siendo dos días para llegar hasta allá, y mi mayor miedo era dormir… Ya ustedes saben la razón; llego la noche y no quería hacerlo, sabía que si dormía otra vez tendría una de esas espantosas pesadillas así que me negué a dormir, mi padre me miraba y empezó a decir:
- ¿Qué pasa pequeña?, ¿No puedes dormir?
- No es que no pueda… Simplemente no quiero, si vuelvo a dormir volveré a tener esos sueños espantosos y no quiero… - El simple hecho de pensarlo me erizaba la piel.
- Mira hacia allá. – Dijo mi padre sentándose a mi lado y señalando con su dedo el cielo. - ¿Qué ves?
- ¿El cielo? – Respondí yo, pues es lo único que veía.
- Fíjate bien. – Agregó el, pero por más que miraba no podía ver algo más.
- No hay algo, además de las estrellas y el cielo mismo papá…
- Cuenta las estrellas. – Eso es imposible… pensé yo, son demasiadas…
- Papá, son demasiadas no puedo contarlas a todas…
- Entonces cuenta las que si puedas.
No entendía que es lo que estaba tramando pero sin remedio comencé a contarlas en voz alta, cuando llegue al número 10 las estrellas comenzaron a moverse de una forma muy extraña, era como si bailaran al ritmo de mi conteo y se estaban moviendo en verdad puesto que mi papá se notaba que también las veía.
- ¿Qué sucede? – Pregunte a mi padre.
- ¡Sigue contando, sigue contando! – Respondió el muy entusiasmado.
Continúe contando justo como me lo pidió y las estrellas danzaban de una forma muy hermosa, incluso parecía que bajaban y se alejaban y se mezclaban unas con otras, y sin darme cuenta me quedé dormida.
“Mi pequeña” (comenzó a decir Kiurem cuando Yiori se durmió) “No entiendo cuál sea la razón de tus sueños… Pero me preocupan, puesto que mientras duermes hay veces que desapareces de este mundo y temo que al lugar al que viajas sea aquel con el que sueñas… Quisiera decirte que puedo protegerte, pero la magia que tienes es aún más fuerte que la mía o la de cualquier otro, nunca te lo dije pero la razón de que seas inmune no es porque no tengas magia o porque seas una Hetrione especial, sino porque eres una maga probablemente incluso superior al mismo Merlín, pero no puedo enseñarte a usarla… Solo espero que cuando lleguemos a la colina encuentres algo que si pueda.” El padre de Yiori comenzó a acariciarle el cabello a la vez que sus ojos se tornaban un poco llorosos, por tener que observar como su pequeña sufría sin él poder hacer algo para remediarlo…
A la mañana siguiente, al despertar me sentí mejor que nunca (Narración de Yiori) No tuve esos sueños y mi cuerpo sentía una calidez abrazadora muy confortable, mi padre estaba delante de mí y al ver que ya estaba despierta volteo y me mostro toda la fruta que había agarrado, comimos y guardamos un poco más para el camino, ya estábamos muy cerca del sitio, a lo lejos podían verse las islas flotantes y ese gigantesco hombre tallado sobre la piedra




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