Quiero ver un rayo de luz

Capítulo 7: Una maga de clase 6

Cuando comencé a pensar que esa persona si era mi padre en verdad, todo lo que me estuvo diciendo empezó a “hacer efecto”: “¿Soy una maga?”, “¿Tengo un nivel similar a un demonio?”, pero que es todo esto…
- Dime que lo que estas contándome es una mentira… - Dije a mi padre tras soltarme.
- Eso quisiera. – Respondió el con un tono un poco triste. – Pero esa es la razón por la que este sitio y su concentración de magia desestabilizo la tuya y te hizo transportarte. Entre los magos como bien sabes existen clasificaciones desde el uno hasta el 5, y solo los de nivel 5 pueden tele transportarse, pero entre los magos existen algunos que sobrepasan el nivel 5, llegando al 6 y estos son los únicos que pueden tele transportarse a otras dimensiones y como has de suponer son tan poderosos que la magia de niveles inferiores no los afecta… Tu hija mía, eres una hechicera de nivel 6, incluso superior a Merlín cuyo poder era de nivel 5.
- ¿Entonces por qué nunca me enseñaste magia? – Respondí tras no creer en lo que me estaba contando.
- Como te dije antes, los magos de nivel 6 son seres muy superiores a los demás, la magia de ellos es idéntica a la de los demonios y solo un demonio puede enseñar magia a otro, yo no puedo enseñarte a controlarla porque tu magia y la mía son incompatibles, los magos hacen uso de los elementos para su magia: Agua, Fuego, Tierra, Aire y Electricidad, pero aquellos que están en el nivel 6 además de los elementos tienen algo más… éter que por decirlo de alguna manera es la energía misma y nadie en este mundo puede enseñarte a utilizarlo y es por ello que tu propio cuerpo te lleva a un lugar donde si hay seres que pueden instruirte…
Sigo sin poder creer del todo, lo que me está diciendo mi padre… Tiene sentido, pero, ¿eso significa que tendré que vivir eternamente viajando a un lugar que desconozco? Probablemente lo único que pueda hacer es encontrar a alguien que me enseñe magia cuando me transporte a esos sitios, pero ¿en verdad me enseñarán?, las veces que he ido siempre me han intentado atacar o herir, bueno en realidad lo han logrado, por lo que dudo que haya algún demonio que quiera ayudarme… Y dudo que pueda aprender por mi cuenta algo que ni mi padre pudo enseñarme.
- Padre. – Pregunte con un poco más de calma. - ¿Cómo aprendiste tu magia?
- ¿Yo? – Respondió el intentando recordar. – Me enseño tu madre.
- ¿Mi madre? – No sabía que ella era una hechicera… - Nunca me habías dicho que ella era una hechicera…
- ¡Oh, sí! Lo era y era muy buena, ella era una hechicera de clase 2, pero a pesar de ello podía enfrentarse a mi sin ninguna dificultad, de hecho nunca pude ganarle en un duelo, y mira que la retaba diario. Todas y cada una de las veces que luchamos no pude derrotarla. – Mi padre comenzó a llorar un poco tras recordar a mi madre, pero no parecía triste… sino al contrario parecía feliz. – ¿Alguna vez te conté como nos conocimos?
- No…
- Vaya… ¿En serio?, ¿quieres saberlo?
Yo solo asentí con la cabeza y mi padre empezó a contarme limpiándose la cara: Hace tiempo yo estaba en un prado gigantesco, el día estaba parcialmente nublado y yo apenas ese mismo día me había enterado que era un mago, no tenía más de 12 años de edad, era apenas un niño que había descubierto su verdad, en ese prado había un árbol al que me gustaba ir con frecuencia, era muy grande y escalarlo era demasiado sencillo además de que producía una fruta exquisita. Como te dije, ese día yo apenas había descubierto que podía crear magia, y fui ahí a intentarlo, claro que no sabía cómo hacerlo todos los magos tienen algo que es con lo que concentran su poder. “si, los bastones” dije yo interrumpiéndolo; Así es los bastones, cuando me di cuenta de que era sosteniendo algo arranque una rama de ese árbol para utilizarla como bastón pero por más que lo intentaba no pude hacer más que el ridículo, no me di cuenta de que una chica llevaba tiempo mirándome y lo peor de todo es que estaba justo a la vuelta del árbol leyendo un libro que no poseía un título, ella al verme comenzó a reír y cuando la escuche después de sorprenderme me molesté un poco.
- ¿De qué te ríes? – Le dije con una voz “imponente”
- De ti. – Respondió ella aun riendo e incluso más fuerte.
- Soy un mago. – Le comenté presumiendo de mi talento e intentando asustarla para que me respetara y se disculpara.
- No me digas… - Su voz era demasiado sarcástica e incluso se acercó a mí y me miraba de arriba hacia abajo. – Pues no pareces un mago, jeje.
- Ya lo verás… - Cuando le dije esto empecé a agitar la rama una y otra vez pensando en algo grande que explotara.
Tras unos segundos de esa rama comenzó a salir un polvo color morado que se esparció por el suelo, después de eso se prendió en fuego que se veía de tonos morados y verdes oscuros; como puedes imaginar yo estaba muy feliz tras lo que había hecho y volteé a ver a esa niña para obligarla a pedirme una disculpa, cunado volteé la vi muy calmada mirándome a mí en vez de aquello que había creado.
- ¿Ahora me temes? – Dije yo.
- Nope. – Respondió ella riendo ligeramente. – Aunque he de decirte que si eres un mago muy poderoso, eh. Vaya numerito acabas de crear, ¿cómo le hiciste? – Su voz no parecía curiosa en lo absoluto, sino todo lo contrario… Era como si se estuviera burlando de mí.
La verdad yo no sabía cómo había hecho eso… Lo que pensaba que ocurriría era muy diferente a lo que paso, me senté en el suelo y me quede pensando en que había hecho para lograr ese hechizo. Mientras estaba absorto en mis pensamientos no me di cuenta que la chica camino unos pasos delante de mí y comenzó a bailar de una forma muy hermosa, giraba y se reía a la vez que giraba, agitaba los brazos y el aire soplaba hacia donde los movía, movía los dedos y el agua del suelo salía y danzaba junto con ella. Se detuvo un momento y cerró los ojos y junto las manos, cuando lo hizo el suelo empezó a temblar un poco y posteriormente se comenzó a elevar justo de donde yo estaba, ella abrió un solo ojo para verme y después lo cerró, la tierra que se elevaba debajo de mi me hizo caer hacia atrás y luego esta tomo una forma humana que comenzó a bailar con esa chica, claro que yo estaba completamente asombrado por lo que veía y además de eso por dos cosas más: Esa niña era una maga como yo, y no solo eso… Todos los hechizos que estaba haciendo los creaba utilizando nada, ella no tenía un bastón o algo que la ayudara a concentrar su magia, era simplemente ella… Estaba seguro que ella era una maga de clase 5, sus habilidades eran sorprendentes y tenía la misma edad que yo.
- ¿Dónde aprendiste a hacer todo esto? – Le pregunté fuertemente.
- Sola. – Respondió ella muy tranquila.
- No me mientas… ¿Quién te enseñó?, quiero que me enseñe a mí también.
- Te digo que aprendí sola. – Su voz no parecía mentir después de todo…
- Los magos de clase 5 son sorprendentes… - Fueron las únicas palabras que mi boca pudo pronunciar por estar completamente inmerso en lo que mis ojos veían.
- ¿5? – Dijo ella riendo muy fuerte. – No soy de clase 5, apenas mi poder no supera el tipo 2, pero aun así sé que puedo derrotar a uno de clase 5 como tú.
- “¿Clase 5 acaba de decir está loca?” – Pensé en voz alta sin darme cuenta.
- ¡Te oí! – respondió ella riendo aun. – Y si, ¿No sabias que eres clase 5?, ¡Pues de dónde vienes, que sabes nada!
“Ahora resulta que soy clase 5, cuando ni siquiera puedo hacer un solo hechizo”, pensé, ya que estoy seguro que lo que hice antes, en realidad no lo hice yo, sino ella.




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