Quiero ver un rayo de luz

Capítulo 12: Primer infierno.

Cuando abrí los ojos todo se veía exactamente igual, aun me encontraba en la cima de la estatua de merlín y el clima aún estaba algo descontrolado. Volteé a los lados y la única diferencia es que mi padre ya no se encontraba aquí conmigo.
- Estoy lista… - Dije una vez más, pero esta vez ya no recibí respuesta de aquella voz. - ¡Estoy lista, llévame al primer infierno! – Grité con fuerza, esa voz ya no me respondía y eso solo me hacía sentir confundida…
Comencé a caminar por el sitio buscando nuevamente a mi padre, y grité ocasionalmente esperando que me respondiera desde algún sitio, pero como han de imaginar esto no sucedió, la respuesta que esperaba no fue recibida, comencé a preguntarme si aquel ser si me había transportado al primer infierno y pues este sitio donde me encontraba era ese lugar, pero no tenía sentido todos los infiernos en los que había estado eran muy diferentes a esto y este era definitivamente mi mundo; decidí ir al pueblo pensando que mi padre probablemente estaría allí. Al llegar el pueblo estaba completamente vacío, no había ningún habitante y era como si todo hubiera sido abandonado, en el suelo había hollín en lugares aleatorios e incluso estaban algunas antorchas aun encendidas, esto me pareció muy extraño pues no entendía que es lo que había pasado como para obligar al pueblo entero a desaparecer o incluso a hacer uso de las antorchas, a pesar de que ya era de noche no estaba lo suficientemente oscuro como para recurrir a eso…
Seguí avanzando con la intención de llegar a casa y todo el camino conforme avanzaba se veía cada vez más cubierto por restos de antorchas, tela y manchas en el suelo, comencé a preocuparme y apreté el paso un poco, el clima se calmó y el cielo se despejo mostrando una luna color sangre muy fuerte, pero curiosamente la luz que irradiaba era blanca en su totalidad, no necesitaba muchas pruebas más… Estoy segura de que este sitio es el primer infierno, pero, ¿por qué se ve idéntico a mi mundo?, al llegar a casa la escena que vi era algo que distaba completamente de lo que esperaría encontrar al llegar, mi casa estaba completamente limpia y unos metros adelante no se veían los restos de antorchas u otros objetos que fui encontrando por el camino.
- ¡Padre! – Grité fuertemente hacia dentro de la casa.
Apenas gritar de una de las ventanas salió disparado un virote de una ballesta que me rozó por muy poco el hombro y estuvo a punto de incrustarse, me hice a un lado por reflejo y coloqué mi mano derecha sobre la herida en mi hombro izquierdo.
- ¿Qué pasa?, ¿Quién hizo eso? ¡Soy Yiori! – Grité hacia la casa esperando que cesaran de disparar los virotes.
- ¡La bruja ha llegado! – Se escuchó decir a una voz que salía de uno de los árboles a la izquierda de la casa.
- ¿Bruja?, ¿Qué sucede? ¡Les dijo que soy Yiori!, ¿Por qué me atacan? – Comenzó a darme miedo, de detrás de los árboles, arbustos e incluso de la casa comenzaron a salir los habitantes del pueblo todos estaban armados, algunos tenían arcos y flechas, otros cargaban horquillas, algunos más cargaban hoces las cuales afilaban sin quitarme de encima la vista.
Uno de ellos disparó otra flecha la cual se enterró en un costado, del dolor grité con fuerza y no esperé más tiempo… Corrí hacia el pueblo, no sé qué sucede con los habitantes, a pesar de creer que estoy en el primer infierno no comprendo por qué todo se ve idéntico a mi pueblo natal, y no solo eso las personas quieren asesinarme y es algo que nunca llegaría a creer aunque me lo dijera mi propio padre: “¡No dejen que escape, morirá por lo que hizo!” gritó uno de ellos y no alcance a detectar de quién era la voz.
- ¡No he hecho algo! – Respondí sin detenerme.
- ¡Cállate maldita bruja! – Replicó la misma voz. – Has cruzado la línea al hacerle daño a Nilia… - Terminó de decir la persona mientras su voz se rompía por la tristeza.
¿Pero de que está hablando?, pensé. Es completamente imposible que le haga daño a ella… Nilia es la hija menor del mercader del pueblo, todos adoran a Nilia con toda su alma y es impensable que alguien le haga daño… Ni siquiera alguien que venga de afuera del pueblo heriría a Nilia. Sin creer lo que este sujeto decía corrí hacia la casa del mercader, me encontraba algo cansada y a eso sumarle que me dolía el costado por culpa de la flecha, pero no podía sacarla porque al intentarlo me dolía aún más, por fortuna todos ellos son muy robustos y eso me hacía mucho más rápida por lo que pude escabullirme entre el centro del pueblo logrando perderlos. Me metí entre los callejones y utilice todos los atajos que se me ocurrieron para llegar a la casa del mercader, una vez estando afuera de la casa y volteando hacia atrás para ver si alguien me había seguido, me metí a ver qué es lo que había ocurrido, el sitio era un completo desastre en definitiva era como si alguien hubiera peleado en este lugar, los muebles de la casa estaban completamente destruidos y esparcidos por todo el sitio, las paredes estaban manchadas en sangre y cuando cerré la puerta había un mensaje escrito con sangre: “2 Hetriones menos, Y”, ¿Pero qué demonios significa esto? Los magos son los únicos que se refieren a las personas normales como Hetriones… Y hasta donde el pueblo sabía yo era uno de ellos, todos conocían a mi padre y sabían que era imposible que él hubiera hecho algo como esto, pero esa maldita “Y” al final de la frase, seguramente los hizo pensar que fui yo quien hizo esto.
Escuche un sonido en el piso de arriba de la casa, y rápidamente me oculté, pasaron unos minutos y ya no se volvió a escuchar el ruido; salí de mi escondite y antes de ir a investigar busqué algo para colocarme en la herida de mi costado, fui a la parte de la cocina y encontré un pequeño trapo que se veía algo limpio, tome con las dos manos la flecha que seguía incrustada e intenté jalar con fuerza para sacarla, pero el dolor me hizo detenerme, mis piernas fallaron y caí al suelo en una posición que hizo que la flecha me lastimara aún más, yo intentaba aguantar con todas mis fuerzas el dolor para no gritar y de mis ojos comenzaron a salir lágrimas, me arme de coraje y nuevamente volví a intentarlo logrando esta vez sacar la flecha y de mi herida comenzó a brotar sangre, rápidamente me coloque el trapo le había exprimido un limón y el jugo me hizo sufrir como nunca antes en la vida, pero aun así logre soportar todo el dolor y no gritar aunque esto me hizo llorar con más fuerza, me quedé sentada esperando un poco a que el dolor se minimizara para poder caminar con más facilidad. Por fuera de la casa se comenzaron a escuchar a los habitantes buscarme y gritándome cosas horribles para que saliera de donde estaba… Intenté ignorarlos y subí las escaleras de la casa con mucha lentitud, no quería que lo que quiera que fuera que estuviera arriba me detectara y advirtiera a los demás; quizás piensen que es una completa tontería ir a ver qué es lo que sonó allá… Pero algo me hizo pensar que debía hacerlo y no podía quitarlo de mi mente.
Al llegar arriba vi dos habitaciones, una de ellas estaba cerrada y la otra entreabierta, la que estaba cerrada se encontraba hasta el fondo de la planta alta por lo que primero me arrimé a aquella que tenía la puerta poco abierta, dentro no parecía verse algo, abrí poco más la puerta y todo se vio demasiado normal, el cuarto a diferencia de toda la casa estaba muy limpia y no había indicios que de que hubiera habido una pelea aquí dentro, me adentré y todo parecía indicar que era el cuarto de Nilia, había pequeños lienzos en el suelo con dibujos de todos los habitantes del pueblo y entre esos dibujos había dos que destacaban más… Uno de ellos era su propio padre y el otro… éramos mi padre y yo jugando con ella, mi padre haciendo magia y ella sonriendo; me dio demasiado sentimiento que alguien pensara que seriamos capaces de hacerle daño… Y más aún porque todos nos conocían tanto a mi padre como a mí y estoy segura que sabían que nunca heriríamos a alguien, esto solo me llenaba de rabia y a la vez de tristeza. ¿Quién fue quien le hizo daño a Nilia? Y ¿por qué me culpó a mí?, quizás el primer infierno es la tierra misma… Y quien le hizo daño a Nilia fue ese maldito demonio que fingió querer enseñarme magia… No encuentro otra explicación.




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