Mientras veía el dibujo de los 3 nuevamente se volvió a escuchar un sonido fuerte proveniente del cuarto que se encontraba completamente cerrado, por acto reflejo me escondí debajo de la cama y no me moví por un tiempo, la puerta del cuarto de al lado se abrió y unos pasos se escucharon acercarse, los pasos eran ligeros y no sonaban demasiado fuerte pero eran claramente perceptibles, de igual forma se escuchaba un llanto continuo y tenue. Yo no supe que hacer y en vez de salirme opté por permanecer escondida debajo de la cama; los pasos se acercaron a la habitación donde yo estaba y pudo escucharse como aquello que caminaba entro en el cuarto, pero yo no podía ver algo, los pasos caminaron alrededor de la cama sin subirse en ella, el llanto se escuchaba más fuerte e incluso podía escuchar como una voz decía: “¿Por qué?, no lo merecía, ¿por qué tú?” era muy repetitiva esta frase y la voz de quien lo decía era idéntica a la de Nilia… Salí del escondite y apenas lo hice los pasos y la voz desaparecieron, dejaron de escucharse abruptamente.
- ¿Nilia? – Pregunté con algo de temor por no saber que había sucedido.
Apenas terminar de llamarle, la puerta de la habitación contigua se cerró, tragando saliva me asome por la puerta del cuarto donde estaba por fuera no se veía mas que la nada y por debajo de la otra habitación podía verse la luz de una vela que subía y bajaba de intensidad recurrentemente, avance hacia allí e intente abrir la puerta pero esta se encontraba muy dura no podía moverla en absoluto.
- Nilia… Soy Yiori. – Dije golpeando la puerta levemente para llamar al interior. - ¿estás ahí?
Del interior se escuchaba nada y únicamente podía verse la luz de una vela que estaba encendida por dentro, me agache para asomarme y al otro lado vi un ojo que me miraba con mucho odio, rápidamente me levanté y me hice hacia atrás respirando con fuerza, por debajo de la puerta una especie de humo comenzó a brotar y tras unos segundos se terminó formando Nilia de una forma fantasmagórica, ella no hablaba, no hacia movimientos simplemente permanecía ahí mirándome.
- ¿N-n-n-nilia? - Dije tartamudeando.
Nuevamente no recibí respuesta pero en cambio ahora esa aparición comenzó a moverse hacia donde yo estaba, me hice a un lado para evitar que me tocara y pareció molestarse… Giró y se movió con más rapidez a mí, nuevamente me quite y ahora esa aparición de Nilia gritó de una forma muy aguda que lastimo mis oídos y me aturdió un poco, mareada corrí hacia las escaleras y como no veía bien me tropecé y caí, mi herida en el costado termino por abrirse aún más y la sangre no dejaba de brotar; curiosamente por fuera de la casa ya no se escuchaban más los gritos de los habitantes y estaba todo muy calmado… Eso me daba tentación de salir pero sentía que era una trampa para que lo hiciera, me asome por una de las ventanas y alcance a ver como a la distancia se veían todas las antorchas de ellos, se estaban alejando del pueblo buscándome seguramente, abrí la puerta y salí de la casa tambaleándome pues el dolor de mi costado se había vuelto a incrementar, detrás de mí no veía ese fantasma de Nilia que me seguía pero aun podía escuchar como gritaba desde esa casa.
- ¡Nilia por favor!, Nunca haría algo como esto… eras muy importante para todos en el pueblo, incluidos mi padre y yo… Créeme por favor.
Mis palabras era como si simplemente rebotaran en las paredes y no llegaran a ella, el agudo grito de ella dejo de escucharse y en ese mismo segundo se vio como si la casa se estuviera derritiendo y gritaba de dolor, aun y cuando era una simple casa, ¡Esa cosa estaba gritando! Nilia simplemente flotaba mirándome sin mover un solo musculo a la vez que yo tampoco me iba por estar mirando todo aquello. La casa termino de desintegrarse en el suelo y este no cesaba de hundirse yendo cada vez más abajo, Nilia bajo un poco alcanzando el nivel del suelo y después camino lentamente hacia donde yo estaba, esta vez no lo pensé dos veces y comencé a correr, afortunadamente los pueblerinos ya se habían ido por lo que no tenía que preocuparme por ellos, corrí tan rápido como pude directo a mi propia casa, mis manos estaban completamente ensangrentadas por la herida de mi costado y a causa de la pérdida de sangre me sentía algo débil. Llegue a mi casa y cerré la puerta, fui directo hacia donde mi padre guardaba sus objetos mágicos de curación y me coloque uno de ellos en mi costado, el medallón en mi cuello comenzó a irradiar luz y esta después se separó del medallón yendo directo al objeto curativo el cual absorbió la magia y de una expulsión de magia comprimida me hizo gritar a causa del dolor, “mi grito se escuchó hasta el pueblo seguramente” pensé exagerando la situación, removí el objeto mágico de mi costado y afortunadamente ya estaba sanado, pero lamentablemente la sangre perdida no puede reestablecerse… Yo estaba sentada entrecerrando los ojos a causa del cansancio y la puerta comenzó a ser golpeada, el mismo grito agudo se escuchó por fuera y con cada segundo la puerta era golpeada con aun más intensidad, hasta que sin previo aviso se detuvo. “Quizás ya se fue…” pensé inocentemente, me levante apoyándome de una escoba que estaba ahí cerca y después camine a un compartimiento secreto que mi padre había hecho hace muchos años el cual llevaba directamente a la afueras del pueblo; lamentablemente la puerta estaba completamente atascada y después comencé a percibir un olor muy extraño… era horrible no podía detectar que era exactamente pero era como si se estuviera cocinando algo echado a perder… El lugar donde estaba dentro de la casa se comenzó a llenar de humo y esto eran malas noticias, voltee rápidamente hacia todos lados dentro de la casa y mi temor fue verificado la parte superior de la casa estaba completamente en llamas.
Me dirigí tan rápido como pude a la entrada principal, creo que es mejor morir a manos de una aparición que busca venganza, que morir quemada en vida, pero como mi suerte no es tan buena la puerta estaba completamente sellada, no podía abrirla y era como si una fuerza externa estuviera conteniéndola.
- ¡Nilia por favor! – Grité desesperadamente y tosiendo involuntariamente. – Créeme, no fui yo quien te hizo eso, yo jamás haría algo así. Nilia te considero la amiga más cercana que he tenido e incluso podría decir que llegue a pensar en ti como mi hermana pequeña, jamás te heriría, ni intencionalmente ni por accidente, jamás lo haría… ¡Por favor déjame salir!
La imagen de Nilia podía verse entre las separaciones de la madera de la puerta, estaba ahí delante abrazándose a sí misma y llorando, podía escuchar como las gotas que caían de sus ojos al suelo sonaban cuando entraban en contacto con la tierra, quería intentar salir por las ventanas pero la pérdida de sangre me imposibilitaba hacer mucha fuerza y mi peso era demasiado para lo que mi cuerpo en ese momento podía soportar, comencé a llorar y nuevamente hable con Nilia.
- Nilia… - Dije entre sollozos. – Créeme, Nilia. Nunca te haría daño, ¿por qué habría de hacerlo? Eres alguien muy importante, a pesar de que nunca te lo dije estoy segura que lo sabias, pues también estoy convencida de que te lo demostré en todas las veces que estuvimos juntas, Nilia, no sé qué te sucedió pero se quien lo hizo, y por favor confía en mi cuando te digo que no fui yo.
Terminé de hablar y ya no tenía pensado volver a hacerlo, no podía escapar de ese lugar y las el calor abrasante se sentía completamente en mi espalda, voltee de reojo y las llamas estaban cubriendo por completo la casa. No paso mucho tiempo y me alcanzaron a mi también, el dolor era extremo, podía incluso ver como mi piel se calcinaba y ampollas se me formaban y se reventaban por sí mismas, solo me recuerdo gritando el nombre de Nilia a la vez que toda la imagen se desvanecía; entre mis gritos la puerta de la entrada se derrumbó y con el inmenso dolor que sentía avance hacia afuera quedando completamente delante de la aparición quien no dejaba de llorar, extendí mi mano con quemaduras que dejaban incluso ver los músculos internos y dije: “No quiero morir sabiendo que me odias… No lo hice yo” la mano de Nilia se extendió para tomar la mía y al entrar en contacto todo mi dolor se desapareció.
- Te creo. – Dijo ella con voz dulce y abrazando mi mano colocando su mejilla en el dorso de mi mano.
Las lágrimas de sus ojos comenzaron a “caminar” hacia mi cuerpo, se detenían y se extendían por las heridas y comenzaban a brillar, tras la última gota de sus ojos Nilia desapareció diciendo una última cosa: “No te rindas.” Posteriormente mis ojos se cerraron y me quedé dormida.