Jueves, 17 de enero del 2019.
La fecha límite ha sido establecida, el aviso ha sido un golpe al corazón a pesar de que ya había sido anunciado desde hace tiempo, sólo te faltaba definir con precisión cuándo sería el momento de tu partida. La sensación péndula entre la tristeza, desesperación, melancolía y liberación, tantas cosas rodean mi cabeza que no encuentro mejor manera de expulsarlas que a través de las letras.
Aquí me he decidido a plasmar una historia, nuestra historia. Tal vez en algún momento de tu vida, cercana o lejana, dudes sobre lo que sientes por mí o de lo que yo siga sintiendo por tu ser, y justo para ello lo escribo, para tu momento en el que estés por olvidar lo que nos unió. He tomado la libertad de compartir nuestra aventura, la de un chico de preparatoria que al observar por la ventana de su aula percibió a la chica de sus sueños, la cual pasaría a convertirse en el amor de su vida. Para mí, esto más que ser una historia o un cuento, es una declaración, la cual me servirá para leer cuando las hojas de nuestro otoño eterno vuelen afuera de mi ventana y el viento frío de un invierno próximo me erice la piel, te recuerde en cada parte de mi cuerpo y desee sentirte cerca al viajar al pasado donde te encontré, reviviendo mi amor como si fuera la primera vez que te veo.
No pretendo exhibir una gran historia de amor, sólo mostrar la manera en la cual una persona trata de hacer lo posible para que la chica que se imaginó toda su breve existencia se fijase en él. Así que cerrando esta corta declaración de intenciones, me dispongo a escribir la crónica sobre cómo conocí la quimera que sólo rondaba mis efímeros pensamientos nocturnos provenientes del sopor.