Sus palabras me dejaron de piedra en el lugar.
¿que era exactamente lo que quería decir con desaparecer?
el logró alcanzarme antes de que llegara a las rejas pero no se puso frente a mí para hablarme, por lo que tuve que volverme hacia el.
-- ¿que has dicho?-- le pregunté.
-- Señorita, si quieres irte, debes esperar a desaparecer.--
-- ¿Como que desaparecer? ¿Que significa eso?--
-- Se que estas asustada, pero debe calmarse. --
-- no has respondido mi pregunta. --
-- es que no se como hacerlo. no sé a qué me refiero, solo tuve el impulso de decirlo. no soy bueno respondiendo preguntas, lo lamento. --
Lo miré confundida y luego cerré los ojos y respiré para calmarme.
no sabia donde estaba, o si estaba muerta o no, la verdad era que no creía estarlo, ¿pero que otra opción tenía si no era quedarme en mi lugar? desesperarme no me ayudaría a salir.
me quedé callada sin saber que decirle. el me miró curioso, me rodeó y yo me sentí rara, nadie me había mirado tanto en toda mi vida, o tal vez sí pero no así.
-- ¿Tu...que estas haciendo? --
-- La observo, por supuesto. --
-- lo sé, pero ¿por qué?--
-- Es que...nunca había visto nada igual que usted. --
No sabia si sentirme halagada o no.
las piernas me temblaron y sentí una electricidad por mi espalda cuando se acercó a mi y tocó ligeramente mi clavícula.
tomé su muñeca y la aparté bruscamente al darme cuenta que miraba fijamente el golpe sobre mi clavícula y mi cuello a pesar de que le había apartado la mano.
me cubrí con ambas manos lo golpes y antes de que pudiese decirle algo, él habló.
-- ¿Como te hiciste eso? --
-- ¿el qué? --
-- los moratones en tu cuello y...--
-- no tengo nada, no es nada. --
me sorprendí cuando lo vi sonreírme y asentir.
Me tomó de la mano y me llevó devuelta a donde estábamos antes.
-- oye...no tienes que tomarme la mano. no te conozco.--
-- ¿Te molesta? no lo haré más, lo prometo. --
-- bueno, no es...--
-- pero es cierto que no nos conocemos-- dijo-- deja que me presente. Mi nombre es...mi nombre...--
Lo vi ponerse pálido frente a mí, me asusté cuando vi cambiar el color de sus ojos de claros a rojos un segundo después volver a la normalidad.
se undió en su asiento y yo me levanté del mio hacia él.
-- oye...oye ¿estas bien? ¿Que te sucede? --
El no me contestó de inmediato, puso su mano sobre su cabeza y me miró horrorizado.
-- ¿que sucede? ¿Que te pasa? --
Al ver mi rostro preocupado volvió su vista al suelo.
sin saber que más hacer, le serví un baso con agua de la mesa y tomé su mano para que tomara el baso.
volví a sentarme en cilencio.
no le dije nada. El silencio estuvo presente casi un minuto entero mientras yo veía su espalda moverse por el ritmo de su respiración mientras estaba encorbado sobre la mesa.
El volvió a incorporarse y me miró. aparté la vista avergonzada por alguna razón y lo escuché decirme.
-- Señorita...yo no tengo nombre. ¿podrías darme uno? --
-- ¿Qué..?--
Su mirada sobre mi parecía suplicante.
lo miré a los ojos y fue como si ya no pudiera apartar mi vista de él.
No pude negarme a su petición.
-- Está bien, entonces. te llamarás... Johan, como el personaje de mi libro favorito. --
-- Me gusta, señorita.--
-- Yo...mi nombre es Jess, puedes decirme Jess. --
El me miró y sonrió, le sonreí tímidamente de vuelta.
aunque no sabía ni dónde estaba ni que estaba pasando, lo único que me intrigaba más que eso, era él.
ninguno de los dos dijo nada durante un rato, a mi no se me ocurría nada para decirle, y el parecía estar esperando que yo le dijera algo.
al fin encontré algo para decirle y romper el cilencio.
-- ¿puedes contarme lo que sabes sobre este lugar?--
el asintió y empezó diciendo.
-- Este es el palacio Quimera, está repleto de encanto atrapante y deseos. Cualquier cosa que quieras puedes pedirla y quimera te la concederá. --
-- ¿Y tu...? ¿como terminaste aquí? --
-- yo siempre he estado aquí, estaba solo hasta que tú llegaste, no se nada de mí, no sé quién soy ni qué soy, solo soy. --
-- ¿entonces no sabes por qué estas aquí?--
-- Antes solía pensar que no, pero ahora lo sé.--
-- ¿Y por qué estas aquí?--
-- para conocerte, por supuesto. --
Dijo sonriente y yo me sorprendí por su respuesta inesperada.
sentí un calor recorrer mis mejillas y aunque el lo dijo con inocencia y sin el más mínimo deseo de causar nada en mí, mi corazón reaccionó como si sí lo hubiese hecho.
El tiempo pasaba lentamente para mí, no sabía como iba a salir pero sabía que podía hacerlo.
Era inútil hablar con Johan, no sabía nada ni de él mismo, así que lo único que podía hacer era esperar.
El sueño empezó a ganarme lentamente, me recosté sobre la mesa y cerré mis ojos. prometí que sería solo un momento pero no fue así, me dormí por completo y cuando desperté, volví a estar en mi cama, con mi libro favorito en la mano.
ya no tenía puesto el enorme vestido, solo la ropa con la que me había acostado la noche anterior.
era de madrugada cuando abrí los ojos. me alegré de no estar muerta y sonreí con mi cabeza apoyada en la almohada mientras dije para mi misma.
-- Solo fue un sueño...un raro y chilloso sueño. --
Durante el almuerzo, me senté sola en una mesa apartada.
sentía la mirada de Gabriell sobre mi pero no quería mirarlo,
sentía vergüenza por ser tan cobarde.
me perdí en mis pensamientos sobre el sueño de la noche anterior, ¿cómo es que alguien puede soñar cosas como esa? y ese chico al que llamé Johan, me acordaba perfectamente de su rostro, de sus expresiones, él se había quedado grabado en mi memoria.
sea como fuere, estaba segura de no querer volver a soñar algo como eso nunca más.
Absorta en mis pensamientos, no sentí cuando Gabriell se sentó a mi lado, me sobresalté al verlo serca de mí pero no dije nada, aparté mi mirada y sentí como puso su mano sobre la mía en la mesa. No la aparté.