Lluvia + una pendeja que no utilizó paraguas = Un jodido resfriado.
Bien, ahí estaba yo … viendo el blanco techo de mi cuarto.
Hoy temprano ya se había ido George, mi pequeño sobrino se despidió de mi con un besito en la mejilla, no sin antes recalcarme que vaya a visitarlo. Cuándo se fue no puedo negar lo triste que me encontraba, ese pequeño alegaba mi día con su pequeña sonrisita. Seguía viendo el techo de mi habitación mientras lidiaba con la fiebre y el dolor de cabeza que esta provocaba.
—¿Emma? —canturrea Ethan entrando en mi cuarto. Quito la vista del techo para esta vez reflejarla en el pelinegro. Ethan se encontraba con eso vaqueros que suele utilizar, más esas camisas blancas con los primeros y últimos botones abiertos. Algo sexy que me vuelve loca.
Puse en blanco mis pensamientos al escuchar la risa gruesa de Ethan.
—¿Qué es tan gracioso? —Ruedo los ojos.
—Pareces una pervertida comiéndome con la mirada, Malfoy. —dejo escapar una risita. Este chico aparenta ser un imbécil … pero no lo es, no del todo.
—¿Y eso? No voy a admitir el sexy cuerpo que traes. —involuntariamente me muerdo el labio a la vista de el pelinegro.
—Eres una pervertida cuando estás con fiebre, ¿No es así? —Ethan se acerca y se ubica en los filos de la cama, sentándose en esta. Sonrió seductoramente para luego hacer ese típico movimiento con su cabello.
—Pues yo diría que siempre lo he sido, ya que a veces solía encerrarme en mi habitación y ver porno. —me sincero con sucesos que ocurrieron hace más de dos años. No es algo de otro mundo ver a un adolescente masturbarse o viendo adulterio, ¿Verdad? Esas cosas serían como el himno de la adolescencia, el deseo sexual y experimentar algo nuevo, abunda.
Para eso tienes que saber las cosas bien.
—Eso suena interesante y a la vez excitante. Cuéntame, ¿Fantasía favorita?
¿Fantasía favorita? La verdad es que jamás he fantaseado con algo o alguien, nunca he pensando e imaginado tener sexo o algo excitante con alguien. Y ahora que este me lo pregunta, no sabría muy bien que responder.
Pero Ethan lo quiere saber, ¿No esa así? Bien, entonces Emma pervertida salió a la luz, todos tenemos unos de esos momentos en los cuales tu demonio sexy por dentro se hace notar, a veces en la situación más embarazosa o en la indicada y pone esa pisquita de la lujuria y deseo.
—¿Quieres saberlo? —gateo desde la esquina de mi habitación hasta este. Al quedar frente a frente, pude notar como Ethan se puso colorado y a la vez algo nervioso, luchaba por contener una risita juguetona para alargar un poco más la pequeña tortura. Alcé mi rostro a la altura de quedar nariz con nariz con el pelinegro. Me estaba acercando más cuando siento algo … Algo.
Bajo la vista y veo la erección de Ethan, este al darse cuenta se sonroja colocando su mano en la boca. Vaya, ¿Ya se excitó? Yo quería seguir con la tortura. Al parecer Ethan es difícil de aguantar.
—Y-ya para este jueguito, Parker. —Sonreí al escuchar el gemido que se le escapó.
—Tientas al diablo, ¿Y luego tienes miedo de jugar con él? —Mierda, ni yo misma me reconozco. ¿Soy yo Emma Parker? La Emma Parker que yo conozco no era una sucia pervertida, ¡Rayos! Pero esto me está gustando, Ethan estaba todo avergonzado, eso me lo cobro por todos los sonrojos que él ocasionó.
—¿Sabes? Te basaría si no fuera por el hecho de que algo dentro de mí me detiene. —esta vez el sonríe al notar el color rojo que comenzaba a aparecer en mi rostro. ¡Maldición! No bajes la guardia, Emma. No es momento para caer en sus jodidos encantos de malditas palabras, Emma. Tú puedes, ¡Solo resiste! ¡resiste a caer en la tentación!
—Ya veo. ¿Entonces ya te enamoraste de mí y yo gané la apuesta? —Inquiero esperando un “ Si “ de respuesta. ¿Qué por qué lo esperaba? Porque si seguimos alargando esto, probablemente yo sea la que lo lamente.
—Si te diría que sí. —sonríe—¿Qué harías?
¿Qué haría si fuera eso? Quizá grite en su cara que Emma Parker nunca miente y le recordaría cada vez que pueda lo patético que se vio al apostar conmigo. Pero, esa no es la respuesta que a alguien le gustaría escuchar, ¿No es así? Una respuesta tan inmadura e infantil de mi parte solo bastaría rompiendo lazos con la otra persona. Pero en estos tipos de casos, ¿Qué se supone que debería hacer? Apostamos, vale. ¿Y ahora que prosigue?
¿Esperar a que el primero admita su derrota?
Perfecto.
¿Y después?
¿Qué se supone que hagamos después? ¿Somos pareja? O ¿Nos alejaremos para no arruinar una amistad? Estoy arriesgando mi jodida primera y única amistad que pueda tener en años, por solo un tonto juego de niños pequeños. Ahora que me lo planteo adecuadamente, ¿Estoy segura de hacer esto?
¡Ahh!
¡Maldición!
¿Por qué me pongo a pensar esto en estos momentos tan … extraños?
—Ya me lo imaginaba. —Ethan se aleja de mí y se posiciona en el marco de la puerta. Apesto en esto de responder cosas que el pelinegro me pregunta repentinamente. Fruncí el ceño al verlo tan pensativo, ¿Estará pensando en lo mismo que yo? Vaya, dos casi adultos pensando en algo tan estúpido. —Yo tampoco sabría que hacer. Y descuida, aún no has ganado del todo. —Dice para luego salir de mi habitación.