Lean la nota importante de abajo, por favor.
(...)
—No puedo creer que Emma Parker esté hablando de un chico. ¿Es que acaso estas locas por él? —alzo una ceja y giro la cabeza encontrándome con la sonrisa burlona de Alice, esta chica pierde mi autocontrol y hace que quiera tirarla al rio. Bufo mientras negaba con la cabeza, llevo días en las nubes y estúpidamente torpe, llego a clases en la universidad con manchas de café o pasta dental en la camisa, el cabello como un nido de pájaros y con medias de pijama, todo esto tiene un nombre; Ethan.
Y la pregunta es ¿Por qué?
¿Por qué yo, Emma Parker, tuve que enamorarme de esa cosa pelinegra sin cerebro?
Bien, para explicar esto, debemos viajar hace aproximadamente un mes ...
Cierto día, una bella joven de diecinueve años se levanta de su cómoda cama y se dirige a la universidad, ahí decide ir a el área de música para tocar un poco la guitarra antes de poder comenzar la clase, ella sabía ...
Bla bla bla, ya conocen esa parte.
¡Vamos al punto!
Bien, como decía, de repente un joven con identidad desconocida sorprende a la rubia de ojos claros, el sujeto saca su teléfono y graba a la jovencita, consciente de que estaba prohibido ingresar y tocar los instrumentos musicales, el tipo sigue grabándola para luego beneficiarse ...
¡En fin!
¡El problema es que ahora la pobre jovencita de cabellos dorados y hermosos ojos claros, quedó jodidamente hechizada por ese estúpido Griffindor!
—Mierda —gruño por lo bajo mientras golpeaba mi cabeza repetidas veces contra el estante del computador. —¿Por qué tuvo que ser él? —expulsó el aire que había contenido hace algunos minutos y apretó los ojos fuertemente.
—¿Al menos me estas escuchando?
—¿Eh?
Me disculpo con la mirada al ver a mi prima mordiéndose las uñas descontroladamente. Alice murmura cosas que no logro escuchar, luego salta de la cama abalizándose hacia mí, aterrada la observo fijamente, pero la mujer encima mía me sujeta fuertemente asustándome más.
—Voy a matar a ese sujeto!
Oh, eso es todo.
—¿Que dices, Alice? —suspiro agarrando sus muñecas, logro separarme de ella y tomo asiento en mi cama. Mi cuarto es muy grande, me pongo a pensar en mi cuarto viendo lo ordenado que estaba, cuando Emma Parker está ansiosa hace lo que más odia hacer: arreglar.
Mi hermoso cuarto blanco estaba más arreglado que nunca. Me siento orgullo de mí misma.
—Estas todo el día hablando de Ethan, ¿No te cansas? Hazme un espacio a mi también.
Rio por lo bajo haciéndole espacio a mi prima, para que esta se pueda sentar al costado mío.
—Entiende que tu pobre primita está pasando una etapa de los mil demonios. ¿Quién inventó el amor? El ser humano que lo haya creado, no sabe que asquerosidad hizo.
—Bien, —suspira ignorando mis palabras— Deberías salir, Taylor está en la sala desde hace diez minutos.
Abro mis ojos como platos al escuchar tal declaración. ¿Por qué ese tipo está de nuevo en mi casa? Debería poner un letrero en la puerta que prohíba su presencia.
Doy un salto en mi cama, lo que hace que caiga recta de esta y mis pies hagan contacto con el suelo, me dirijo hacia mi mesita de noche y agarro una botella de agua, solía colocar unas en la mesita, para que en las noches cuando esté haciendo tareas, tomar una.
El agua es muy importante, es lo que siempre repetía mi madre.
Salgo de mi habitación y camino a paso lento hacia la sala, la famosa sala donde todos toman asiento y hacen lo que sea. Saludé a Taylor y le lancé la botella, este tipo me quedó observando extraño, pero de igual manera la aceptó, tomé asiento a su lado y gruñí.
—Vamos al grano. ¿Qué diablos haces aquí? —mi cabeza da media vuelta y con la mirada penetra sigilosamente al teñido. Rayos, tampoco es que me viera tan aterradora.
—¿Te han dicho que das miedo?
—¡No juegues conmigo, bastardo!
Suspiró.
—No eres muy tolerante, ¿verdad?
Rodé los ojos, prendí la televisión con el control remoto y puse el canal de las caricaturas. Quizá en este momento, mi querido amigo esté pensando que soy una loca infantil que ve cosas para niños, puras idioteces.
—Vaya, ahora entiendo tu inmadurez —Lo sabía —Quiero confesarte algo.
Confesarme algo, ¿Eh?
—¿Eres gay y quieres que te ayude a seducir a tu hombre? Lo siento, amigo, no soy buena en eso.
—¿De qué hablas? ¡No soy gay!
—¡Oh! ¿Enserio? —suspiré. —El sueño de toda una chica es tener un amigo homosexual —jugueteé con mis dedos, mirada en el suelo y una media sonrisa.
—Estás demente. —Resoplo levantando la vista. Este chico es un caso perdido.