Química Irresistible #1

Capitulo 23

 

Ethan Evans.

—¿Tienes algo por decirme, Evans? —masculla Taylor alzando sus brazos, imbécil, cuanto deseo romperle esa cara espantosa que trae. Ayer ambos dijimos que queríamos tener una interesante conversación con el otro, perfecto, Taylor acordó el lugar, una casa vacía a las afueras de la ciudad. Había estado aquí desde hace veinte minutos, los peores veinte minutos más desperdiciados de mi vida, ya que desde que llegué, no hemos dicho ni una palabra.

—¿Tú tienes algo que decirme, Greco? —pregunto lo mismo. Sonrío viendo como arrugaba el rostro al escuchar su apellido, su apellido no es muy común en los estados unidos, cosa que le incomoda a este pobre humano. Supongo que ni Emma conoce su apellido.

Resopló

—¿De dónde sacaste mi apellido? 

—¿Sabes, Taylor? Mi padre es un famoso empresario, podría hacer averiguar toda tu vida si eso quisiese.

—Niño rico, ya lo veía venir. —se acerca peligrosamente a mí, alzo una ceja mientras que trataba de alejarme. En esta situación, parezco la inocente caperucita que trata de huir del aterrador lobo.

—Mierda Taylor, ¿por qué haces como si no me conocieras? —espeto molesto. Este chico es alguien sumamente molestoso, ¿Como pudo alguien como el, estar con Emma? 

—Así hacemos más dramática y emocionante la situación. —resoplo.

—Llegué a mi limite. —me acerco al oxigenado y le brindo unos de mis mejores puñetazos en el ojo izquierdo, me separo satisfecho y con una sonrisa triunfante.

—Ya empezamos la pelea. Muy bien, Evans, prepárate.

Ambos nos acercamos y comenzamos una pelea de puños, en esta casa a kilómetros lejos de la ciudad, nadie sería capaz de escucharnos y prevenir que esta pelea continuase, buen lugar alejado consiguió Taylor. Me sorprende que lo haya pensado todo perfectamente. Los golpes no paraban, este dejaba mi ojo derecho morado mientras que yo el de él, lastimábamos el cuerpo del otro mientras gritamos cosas sobre Emma, es gracioso, ¿no? Todo siempre se trata de esa rubia, esa pequeña y gruñona rubia.

—¡Eso es por comprarle libros a Emma! —grito, veo su abdomen muy limpio, Oh dios, ahí falta un golpe.

Me molesta que este imbécil intente coquetear con Emma, no demuestro últimamente mi interés en ella, pero de verdad me importa. Dejé de expresar todos mis sentimientos, porque pensé que era el único que sentía todo esto, me alegra saber que no fue así.

—Mierda. —murmura— Y esto es por salir con esa pelirroja andante! —Ya saben, otro golpe. —Emma no deja de quejarse de esa chica con nombre de muñeca diabólica.

—¡Si por mí fuera, Jamás habría salido con Annabel! 

Annabel, Annabel, Annabel.

La muñeca diabólica.

Últimamente ese también es el problema que me está jodiendo. Hacemos memoria, cierto día, dos viejos apestosos a alcohol ya borrachos, estos dos señores amigos del alma se ponen a conversar sobre sus lindos y adorables hijos, de repente, ambos acuerdan que sus hijos tendrán que contraer matrimonio cuando tengan veinte años, en ese entonces, los niños tan solo eran unos pequeños de cinco años.

Mierda.

Mi padre desde pequeño ya me consiguió esposa.

—¡Entonces termínale y arregla las cosas con Emma, estúpido! 

—Eso es lo que quiero!

Maldición, si fuera tan fácil estar con Emma, ya estaría en estos momentos con la rubia en una velada por el mar. Tengo de deshacerme de Annabel, decirle que ... ¡No siento nada por ella, joder!

Después de tantos golpes, Taylor y yo caímos exhaustos al suelo, ambos llevábamos moretones y cortes en el cuerpo, no dolían, ya que no era de mayor gravedad. El teñido suspira mientras se levanta y camina hasta la cocina, vaya, pensé que esta casa no tenía nada más que una sala. Emito una risa cuando lo veo acercarse con dos copas y un vino, hace que me aparte y tomo asiento a mi lado.

—Toma. —me hace entrega de la copa para que después el vino tinto la llenara, brindamos y tomamos el líquido.

—¿Sabes? Deberías dejar toda esa mierda de matrimonio forzado e ir de una puta vez con Emma y ser el novio de esa rubia. 

—Ese no es un vocabulario adecuado.

—Cierra la boca.

Suspiré.

—Es lo que más quiero, no sé cómo ni cuándo, pero estoy loco por esa chica. ¿Crees que me hizo la brujería? —ríe— No lo sé, pero lo que, si estoy seguro, es que quiero quedarme a su lado, quiero vivir cada día de su vida a su lado, quiero verla molesta, enojada y sonrojada. Quiero que en su vientre lleve a mis hijos, tener una casa, un perro. Una casa con un perro y mis tres hijos, quiero todo eso. Cada vez que despertemos, quiero verla a mi lado, los dos juntos despertando por los jodidos rayos del sol, quiero ...

Seguía hablando, pero lastimosamente soy interrumpido por Taylor.

—Ya cierra la boca. —gruñe— Dios, me dejarás diabético de tanto amor, Joder.

Agacho la cabeza riendo con Taylor como si ambos fuéramos amigos del alma.




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