Química Irresistible #1

Capitulo 24 + especial Luke Evans

 

—¿Qué dijiste? —era la milésima vez que hacía la misma pregunta.

Taylor ya harto de mí, ignora mis palabras y da media vuelta en mi cama, se queda mirando el techo blanco para después suspirar. ¿Es tan difícil responder una simple pregunta?

—Mierda, Emma. —resopló— Ethan no está interesado en la muñeca diabólica, solo está con ella por un tonto acuerdo de sus viejos borrachos padres. —Y como lo esperaba, un estúpido brillo en mis ojos podía distinguir en medio de la oscuridad de mi cuarto. Maldición, ¿por qué esto es algo que me pone tan contenta?

—Ahora vete, la cabeza me duele. —gruñe botándome de mi habitación.

—¿Disculpa? ¡Estás en mi habitación, estúpido! —grité haciendo que callera de la cama, reí como desquiciada a lo que este resopló.

—Maldita sea, ¿qué rayos te pasa? Ahora mi cabeza duele aún más.

Giré los ojos.

—¿Qué dijiste? —me quedó mirando sin saber a lo que me refería— ¿Me estás invitando a ir por un helado? —frunció el ceño— ¡Claro que acepto! —grite feliz saltando y aplaudiendo como una buena niña.

—¡Andando! —salí de mi habitación agarrando un abrigo, últimamente, la temperatura cambió y un frio congela a todos.

—Maldita. —lo escuché maldecir.

Salimos a la sala, ahí Alice y Luke dormían como osos, al sentir nuestras penetrantes miradas, Alice abre los ojos, Taylor le avisó que iríamos por unos helados y esta misma se autoinvitó, levantó al de ojos verdes y le obligó a que vaya con nosotros. Luke, el cual gruñía como un león, no tuvo otra alternativa y terminó por aceptar.

Salimos de casa, subimos al auto de Taylor y este arrancó. Reía viendo como las personas jugaban con la nieve que comenzaba a aparecer, niños y adultos se lanzaban bolas de nieve y reían a carcajadas. Cuando era pequeña, mi padre y yo hacíamos lo mismo, mi padre hacia renegar a mi madre y yo a Lily, recuerdo como las dos se ponían roja del coraje que mi padre y yo provocábamos.

Tengo vagos recuerdos de ellos, pero aún conservo algunos de esos momentos en los cuales estábamos todos juntos.

—Bajen, idiotas, ya llegamos. —pronunció Taylor abriendo las puertas traseras.

Como princesa, bajé sintiéndome que todo el mundo me miraba, siempre hacia eso cuando tenía quince. Que tonta.

—Mierda, solo a ustedes se les ocurre comer helado en pleno comienzo de invierno. —bufa Alice sujetándose más de su abrigo, la castaña tenia los labios morados y la vista nublada, tanto ella como Luke odiaban el invierno, ya que se veía claramente que el de ojos verdes también sufría de congelamiento.

—Quéjense con los señores que abren su heladería en tiempos invernales. —comenté contraatacando su absurda idea. No hay tiempos para comer helado, sea invierno verano, igual se come, esto depende si te quieres enfermar y contraer un resfriado para no asistir a la universidad, claro.

Entramos a la heladería y tomamos asientos en una de las primeras mesas. Las personas que pasaban y nos veían por el ventanal nos quedaban viendo extraño, seguro pensaran: —¿Qué sucede con estos locos, quieren enfermarse?

Suspiré.

—¿Qué desean ordenar? —preguntó el joven que se nos acercó con la lista de los sabores y precios de los helados.

Cada uno pidió con pequeñas referencias como quería el suyo, el joven frunció el ceño al escuchar la larga lista de Alice, esta chica quería su helado con todo lo que tenga esta heladería. el joven asintió y se marchó.

—Diablos, muero de frio. —se quejó la castaña. Puse mis ojos en blanco.

—Acabas de pedir el helado más caro que haya visto, un helado que contiene toda la heladería, en tiempos de invierno. ¿Segura que tienes frío? —indagué con algo de burla.

No recibí ningún comentario de se parte, solo un gruñido que me hizo entender que estaba en lo correcto.

—¿Qué hora es? —Luke nos saca del incómodo silencio que se había formado.

—Cuatro de la tarde. —respondió Alice mostrándole su reloj de mano.

—Ya veo. ¡Gracias!

Sonreí, es una pena que este chico sea menor, de lo contrario ya estaría besándome con el. Luke es un chico un tanto callado y algo peligroso, su forma de ser atraparía a cualquiera, él es muy diferente a Ethan, su primo. El pelinegro es un idiota, con una facción en su rostro ya nos dice lo que sucede, es muy fácil de leer, cosa que no implica en Luke, el de ojos verdes siempre tiene esa fría mirada de muerte, un carácter un poco frío y aislado. 

—Dios, esa mujer me da miedo. —salgo de mis pensamientos al escucharlo hablar.

—Deja de comer con la mirada al pobre niño, Parker. —me regañó Taylor. Rodé los ojos.

—Yo no he hecho tal cosa. —mentí.

—Eres una despiadada mentirosa que observa como presa a un indefenso niño de dieciocho años. —Contraataca Luke, el de ojos verdes se encogió en su abrigo, producto de una fuerte ola de viento la cual entró por la ventana.

—Estás imaginando cosas raras, cabeza de algas.

—¡Ya dejen de burlarse de mi cabello! —gruñó, cosa que hizo verlo más tierno.




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