Química Irresistible ©

Capítulo 18

 

Capítulo 18: Recuérdame No Olvidar.

ROSIE.

 

Micah conduce alrededor de media hora.

Casi empiezo a inquietarme cuando recuerdo aquella vez en la que íbamos de regreso al campus y terminamos perdidos en el medio de la oscura noche. El sol ha comenzado a esconderse abriéndole la puerta a la iluminada luna llena que se postra en medio de la anchura del cielo.

Él ha encendido el reproductor de la camioneta, y debo admitir que me encuentro impresionada por sus elecciones musicales. Sus gustos son tan similares a los míos que me idiotiza por completo. Trato de morderme los labios para no tararear cuando le escucho cantando algunas estrofas de mi interés. Micah Janssen es una caja de sorpresas.

La más hermosa de las sorpresas.

Las ventanillas de la camioneta se encuentran bajadas, por tanto el aire se cuela libremente a través de ella y golpea mi cabello con fuerza. No puedo negar que tengo los nervios a flor de piel. Nunca antes había salido con un chico. Micah se estaba robando el privilegio de llevarse todas mis primeras veces. Mis primeros intentos. Mis primeros besos. Mis primeras salidas. La primera vez que empiezo a sentir algo por alguna persona…

No te confundas, Rosie. Me pide mi subconsciente. Pero es tarde. Se me está escapando la situación de las manos.

No entiendo cómo diablos decidí acceder a permitirle que me enseñe esas diez razones por las cuales es el chico perfecto para mí… quizás, tenía la esperanza de estar en lo correcto. Tenía la esperanza de que Micah fuese otro bad boy rompe corazones al que debería evitar pero no. Cada día que pasa, más me convenzo de lo equivocada que estaba.

¿Y si lo logra? ¿Y si consigue ser lo suficientemente bueno para mí? ¿Lo aceptaré? ¿Huiré como siempre lo hago?

No tengo la respuesta a esas preguntas pero tampoco quiero pensar en eso.

Solo deseo concentrarme en el presente. En el atractivo chico en frente de mí, y en esta hermosa noche que aguarda ansiosa por mí… por nosotros.

—Se te da pésimo el canto. Deberías no hacerlo nunca más por el bienestar auditivo de la sociedad —bromeo. Él me lanza una sonrisita coqueta que me hace palpitar las piernas con fuerza. ¿Qué demonios le ocurre a mi cuerpo cada vez que estamos cerca?

Sin borrar esa sonrisa lobuna, me mira de refilón. Sus verdosos ojos brillantes debido a la iluminación del exterior.

—Me agrada tu honestidad, Caperucita. —ladea la cabeza mientras conduce. Se detiene para estudiar mi rostro durante unos lacónicos segundos en los cuales mi corazón no hace más que brincar, patalear y agitarse por completo. El efecto Janssen. He oído sobre eso, solo que nunca había tenido la oportunidad de comprobar su veracidad—. Sin embargo, me considero un grandioso cantante. Deberías escucharme cantando I Will Always Love You. —se ríe.

Ladeo una sonrisa burlona.

—¿Micah Rudo Janssen fanático de la diva del pop Whitney Houston?

Micah aparta su mirada de la carretera para dirigirme una mueca de ceño fruncido pero con una sonrisa tan brillante como la mismísima luna llena sobre nosotros. ¿Cómo le hace para robarme el aire más eficiente que un pelotazo en las tetas?

—No puedes contárselo a nadie. —dice a modo de juego.

Se me es imposible no reír junto a él. Zarandeo mi cabeza hacia los lados, y paso tres dedos por detrás de mi oreja.

—Recuérdame no olvidarlo, Janssen.

Recuérdame no olvidarme que no puedo enamorarme de ti.

 Lo miro directamente. Él se mantiene con la mirada incrustada sobre el oscuro panorama frente a nosotros. Los focos de la camioneta parecen no ser lo suficientemente intensos para alumbrar tanta oscuridad, y entonces me pregunto, ¿qué es lo que más predomina en Micah? ¿Luz o oscuridad?

Micah le sube el volumen a la música, y dejándome llevar por mis impulsos, decido no seguir reprimiéndome más. Me uno a su coro improvisado y empezamos a cantar y desgañitarnos como si tuviésemos un real público aplaudiendo por nosotros.

Cada minuto es más alegre que el anterior, y conforme avanza el tiempo, siento que entramos más en confianza. Y si qué es una tremenda locura. ¡Estamos hablando de aquel chico al que detestaba con toda mi alma en la secundaria! ¡Mi rival!

¡Y ahora estábamos cantando y riéndonos juntos!

Si mi madre me viera justo ahora, no lo aprobaría en lo absoluto. Ella solo pretende que me mantenga alejada de todo lo que podría hacerme ‹‹daño››. Lo único que mi madre no puede ver es que; aquello que te hace feliz siempre te causará daño alguna vez.

Solo es cuestión de saber elegir entre la persona que realmente merece ser la causante de tus lágrimas. Personas por las que llorar valdría una fortuna, otras… no merecen ni un gramo de nuestras lágrimas.

Unos cuantos minutos más tarde, Micah aparca la camioneta a unos cuantos metros de un puerto. Puedo escuchar el sonido tranquilizador del agua oleando suavemente hasta terminar estrellándose contra alguna rocas. El panorama en frente de la camioneta es impresionante, se puede ver el puente de la torre y el London Eye. Cientos de lucecillas centelleando a la distancia… es simplemente extraordinario. El río Támesis fluyendo con armonía, y me quedo sin aliento.




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