Química Irresistible ©

Capítulo 0

 

Capítulo 0: Primer Beso.

 

PRÓLOGO. 

 

 

ROSIE.

 

Mi primer beso…

Los primeros besos son sucesos importantes en la vida de las chicas; sin embargo, nunca le di esa significativa importancia al tema hasta que ocurrió… con la única persona a la que debía evitar.

Micah Janssen; el hermano mayor de los Janssen, y el dueño de la arrebatadora sonrisa.

No tengo la menor idea de cómo ocurrió; solo me retaron y… lo hice. ¡Maldita sea! ¡Mi primer beso fue con Micah Janssen! Mi más alta amenaza desde que tengo memoria. Hemos rivalizado desde que entré en la secundaria; cada cosa que hago, él solo pretende superarme; cada cosa que digo, él solo pretende ridiculizarme, y mostrarse como el más aventajado. Nunca hemos congeniado en absolutamente nada, y supongo que jamás congeniaremos.

El hecho es que prefiero mantener la realidad tal y como la conozco. El día en el que algo cambie entre nosotros; ese día será el fin del mundo.

Sin embargo, terminó siendo mi primer beso. El primer chico en probar mis labios. El primer chico en causar más que repulsión en mí, y todo comenzó con un bobo juego y un maldito reto junto a la alberca…

 

—¿Iremos mañana a la feria del libro? —inquiere Mecha sin preocuparse por ocultar la emoción latente en medio de su voz.

Hago girar la perilla de la taquilla, e introduzco los libros que no necesitaré para el fin de semana. Miro mi pila de libros perfectamente ordenados, y por orden alfabético, y vuelvo a cerrar la taquilla. Reajusto mi mochila sobre mi hombro, y le dirijo la mirada apartando mis gafas de pasta de mi vista.

—Fuimos hace dos días. No puedo creer que te hayas leído dos libros en cuarenta y ocho horas —muevo los labios, y comenzamos a caminar hasta el aula.

Mecha se sacude los hombros, poniendo una sonrisa de suficiencia en sus labios.

—Se le dice don, Rosie Hamilton. ¡Ya quiero regresar allí! —chilla emocionada.

Nos detenemos frente a nuestra mesa, y procedo a ocupar mi asiento de siempre al lado de mi amiga la castaña. Aún faltan alrededor de quince minutos antes de que inicie la clase, pero la puntualidad siempre ha sido una de mis características, o como diría Mecha, mi don.

Me siento ansiosa; pues es el día en el que se revelará quién ha sido el estudiante con mejor record académico, y sin faltas. Nunca he faltado a una sola clase, y puede que sea un tanto obsesiva con ello, pero siempre soñé con dar el discurso de despedida en la graduación.

—¡Alerta Janssen! —susurra Mecha, atizándome un codazo en las costillas que me hacen morderme la lengua para no chillar en voz alta.

Cuando levanto la mirada me hallo con un atlético cuerpo circulando a mi lado hasta ocupar el asiento contiguo al mío. Exhalo un suspiro, y me muerdo el labio inferior cuando su penetrante colonia masculina me envuelve en una especie de saco. Me enfada sentarme a su lado, pero ha sido así por petición del profesor. ‹‹Sus dos mejores estudiantes deben ir juntos››.

Sí, como no.

Micah Janssen es el chico con más problemas que he conocido en la vida. Bueno, quizás debería corregirme; Micah Janssen es mi problema. Nos conocemos desde que entré en la preparatoria, y a diferencia del resto de los estudiantes, nunca se preocupó en mostrarse afable hacia mí. Por el contrario, nunca pierde oportunidad para hacerme quedar en ridículo.

Todos conocemos la reputación que tienen cada uno de los hermanos Janssen; la de Micah es un poco más blanda que la de su hermano, Mikhail; sin embargo, la arrogancia que los caracteriza es contundente.

—Hamilton. —saluda cuando termina de acomodarse en la silla de al lado.

Ni me molesto en devolverle el saludo.

Mientras menos palabras intercambiemos, más paz será la mía.

Los chicos como Micah Janssen solo pueden traer desastre, y eso es algo que procuro evadir cada día de mi vida.

El profesor se aparece en el aula unos cuantos minutos más tarde. Sostiene esa expresión de amargura en el rostro, y se coloca los lentes de anciano antes de proceder a leer los nombres de las personas que participaran de la graduación que será en un par de semanas.

No obstante, mi mundo se desmorona cuando lee el nombre de la persona que dará el discurso para la ceremonia de graduación, y se me cae el alma a los pies.

—Felicitaciones a sus compañeros, Rosie Hamilton y Micah Janssen por alcanzar el mismo puntaje. Ustedes dos darán el discurso en la ceremonia de graduación.

¿Nosotros dos? ¿Está de broma?

Protesto enseguida, poniéndome de pie. Es absolutamente imposible que deba compartir mi espacio con Micah en el escenario el día de la graduación. No. Inadmisible. ¡Mi madre enloquecerá si se entera!

—No lo haré. No pienso compartir mi discurso con Micah Janssen. —me niego rotundamente,

Escucho a Micah resoplar sus labios junto a mí, acusándome de armar demasiado alboroto por nada.




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