Química perfecta

Cap. 8

Narrado en tercera persona.

Los ojos del desconocido observa cada una de las imágenes que decoran la horrible pared, fotos agregadas desde el día que salió de compras para cocinarle a Eros, cuando recogió al pequeño Rocco, Rosie cuando se escapó de la casa de Eros, cuando volvió después de su secuestro, Rosie cuando salió a comprar sus útiles escolares, lo curioso es que no es una imagen con cada actividad, son cientas, cada paso que daba el lo capturaba con su vieja cámara, el sabía cada movimiento que ella daba ¿como? Era un psicópata, de una amanera u otra se encargaba de vigilarla, el sabía dónde iba a estudiar, lo había escuchado cuando el chico de ojos lindos hablo con ella, el se ha encargado de no despistarse de ninguno de sus movimientos, la obsesión que tiene hacia ella es demasiada, es exagerada.
La puerta de la habitación se abre dejando ver a su cómplice... Luisa, ella decido unirse a el porque ella quería que Eros fuera suyo algo prácticamente imposible pero ella estaba obsesionada con el como el desconocido lo esta con Rosie.

— Rosie está dirigiéndose a la feria  con dos chicos  y una chica— le dice Luisa.

— ¿Quienes son esos chicos? — le pregunta el desconocido.
— sus guardaespaldas, por lo que veo también son amigos.
— no me gusta que estén cerca de ella.
— lamentablemente tendrás que aguantarte.
Después de decir eso ella sale dejándolo solo, el intenta mantener la cordura, pero el hecho de que ella salga con otras personas, con hombres no le gusta para nada, su obsesión con ella le impide aceptar que ella tiene una vida social que mantener. Toma su chaqueta negra del viejo sillón de cuero y sale en busca de vigilarla.
Luisa se queda viéndolo como si estuviera loco, algo que realmente lo es, cada día ella se cuestiona si fue buena idea aliarse con el, pero ella sabe que es el único que realmente la puede ayudar a conseguir que Eros sea suyo.
— vámonos — le dice a Luisa.
Ella solo asiento y toma su abrigo de lana y lo sigue.
Se montan en la vieja camioneta y arrancan a su destino, el silencio que se llevaba en el camino lo era algo muy cómodo para Luisa ya que ella le encantaba charlar en el camino, los recuerdos de los momentos divertidos que pasó con Stephen cada vez que viajaban en auto llegan a su mente, aveces el deseo de tener a Stephen devuelta se presenta en ella, pero su enorme ambición vuelve a ella alejando esos pensamientos.
Al llegar a la feria lo primero que hace el acompañante de Luisa es sacar su cámara mientras se adentra al lugar dejándola atrás.
Las personas se mueven de un lado a otro sonriendo y saltando por la alegría, los niños andan de un lado a otro jalando las manos de sus padres para que lo lleven a jugar en algún juego en específico.
Los ojos del desconocido encuentran la figura del  pequeño cuerpo de Rosie en la multitud, ella está sonriendo con los dos chicos que Luisa ya le había mencionado, ella da brincos cuando uno de los chicos gana un peluche y se lo entrega, algo que lo pone al desconocido rojo de la furia. El toma su cámara y comienza a fotografiarla, la primera imagen es ella abrazando al oso de peluche, así paso minutos, fotografiando a la chica que estaba despistada de esos actos.
Rosie sube al carrusel, algo que el toma como una oportunidad para tener esa hermosa imagen en su horrible muro, el flash de la cámara hace que Rosie gire su mirada hacia el, los ojos de ambos se encuentran y ella tiembla por el hombre que la había fotografiado, lo último que pasó por su mente fue verlo aquí,  realmente sus planes eran jamás volverlo aver, el fue el causante de muchas heridas, tanto físicas como emocionales, los ojos de la ella se humedecen, el miedo recorre su cuerpo, los recuerdos llegan a su mente, entra en  una clase de trance que no se da cuenta cuando el carrusel se detiene, Noah y Stephen van a ella preguntándole que le había pasado, ella no decía palabra alguna, no podía hablar el miedo, la confusión, los recuerdos no la dejan hablar o moverse, Noah la toma en brazos y la chica que lo acompaña lo mira mal, Stephen lo sigue hasta el auto.

— ¿Que demonios le pasa?— le pregunta la chica a Noah.
El no dice nada, solo sigue su camino, cuando llegan al auto el la deja en el asiento de atrás y se sube de piloto.
— ¿Noah? ¿me estas escuchando? — la chica nada vez se ponía cada vez más furiosa, la idea de que su chico cargará a otra y la cuidara la ponía furiosa.

—¡¿Noah?! — le grita la chica nuevamente.
— te dejaré en tu casa, te llamaré mañana — le dice Noah sin quitar la vista de la carretera.
— todo esto es por ella ¿cierto?
— mi deber es cuidarla.
— !yo soy tu novia!
— y ella mi amiga, así que deja de comportarte así.
Ella no quería alejarse de Noah, realmente no podía así que solo se limitó a asentir y a esperar que la dejen en su casa. 
Al llegar a su destino sale del auto estallando la puerta, Stephen la mira como si estuviera loca y niega.
Siguen su camino hasta llegar a la mansión para poder hablar con Rosie tranquilamente sobre la razón por la que se había puesto así. Lo que ellos no sabían es que la razón estaba siguiéndolos, la razón quería saber cómo estaba ella. Su obsesión no lo dejaría dormir si no sabe cómo está su amada. No podía notarse mucho que no estaba siguiendo por eso tomaba mucha distancia, así que lo más probable es que no la vea bien. ¿por que no visitarla? Se pregunto el.

Pov. Eros

— !alguien me puede decir donde diablos están Rosie, Noah y Stephen! — pregunto a punto de volverme loco, detesto no saber lo que pasa en mi alrededor, además que ella no puede salir así por así después de lo de esta mañana.
— salieron señor — dice una de las sirvientas que realmente no se como diablos se llama.
— ¿Los tres juntos? — pregunto si creerlo, realmente no sabía que Stephen y Rosie eran amigos.
— si señor — dice.
— cuando lleguen dile que los espero en mi oficina — le digo para luego subir a ella.
Me siento en mi sillón y tomo un vaso de whisky, mañana tenemos que viajar y ella solo piensa en salir, ya verán los tres.
Escucho el auto se Stephen llegar y veo como Noah saca a Rosie del asiento trasero cargada en brazos, algo que realmente no me gustó.
Me siento en el sillón nuevamente a esperar que se dignen a subir, la puerta se abre dejando ver a la sirvienta con la que hable antes, cierro los ojos intentando controlar las ganas de mandarle algo atrás por entrar sin tocar.
— ¿se puede saber cuál es la jodida razón por la que entras sin tocar? — le pregunto
— lo siento señor pero el joven Stephen me dijo que le dijera que la señorita Rosie está mal. — me dice.
Mi mente se queda en blanco cuando ella termina de decir esas palabras lo único que hago es caminar a paso firme a la habitación de Rosie.
Cuando entro Stephen está mirando por la ventana y Noah le acaricia el cabello mientras las lágrimas Rosie  salen de sus ojos pero no hay ni un solo gesto en su rostro, es como si no fuera ella.
— ¿Rosie? — digo.
Su cara gira hacia mi y suelta un sollozo antes de abrazarme con fuerza.
— no dejes que me haga daño, por favor, que no me vuelva a golpear — dice entre sollozos.
— ¿Quien Rosie? ¿de quien hablas? — ella solo niega.
— solo protegerme.
Yo solo asiento el la envuelvo con mis brazos.
— hay que dejar a Rosie dormir, mañana tenemos que viajar francia. — digo.
Todos asienten y salen cuando intento soltar su agarre ella se aferra aún más a mi.
— tienes que acostarte, mañana podremos hablar. — le digo.
— yo no quiero hablar Eros, no quiero recordar, solo no me dejes está noche. — me dice.
Yo solo asiento, nos acostamos en la cama ella se quedó dormida en mi regazo y yo me quedé pensando de quién ella hablaba.
Deposite un beso en su cabeza y cubro su pequeño cuerpo con la sabana y salgo de la habitación, no puedo seguir compartiendo cama con ella, no está bien.




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