Química perfecta

Cap. 17


N/A: ¿Les gustaría tener todas sus dudas respondidas del libro? ¿De algún personaje?

¡Pues déjalas en los comentarios y serán contestadas en un cap. No cap.  Especial.

3...

2…

1…

A leer...

Ese momento donde todo lo que tenías planeado se va al Suelo.

Los ojos de Eros me miraban en busca de una reacción de mi parte pero mi estado de shock me impedía.
—Pense que éramos hermanos—me dice Eros mirándome con odio.
—¿Que?—pregunto intenso salir de esta incómoda situación.

—te pregunté si Rosie estaba viva, dijiste que no—dice.

—no lo está—le informo intentando sonar lo más tranquilo y normal posible.
Una sonrisa se dibuja en su rostro y niega lentamente.
—¿Sabes? Si yo te hubiera visto en la situación que yo estaba jamás te hubiera ocultado eso—dice antes de ir.
Intenté decir algo, pero mis nervios no me lo permitieron,
Sabía que el estaba mal por todo lo de Rosie.
Siento un poco de remordimiento por todo esto, no me reconozco a mi mismo por haberle hecho eso.
Erick se acerca a mi con una sonrisa y juró por Dios que si viene a joder le voy a partir la cara.
—la traición, la traición—canta acercándose.
—no vengas a joder—le digo entre dientes.
—pense que tu y Eros eran buenos amigos, pero me equivoqué—dice en burla.
Desvío la mirada por la vergüenza, tiene razón, Eros y yo eramos leales y yo lo destruí.

—jódete—le digo girándome sobre mi eje.
—¿te duele que te diga la verdad?—pregunta en burla.
No digo nada más y avanzo a no se donde, solo quiero salir de esta situación.
Termino por llegar al patio del lugar siendo azotado por la fría briza.
Tenía un nudo en la garganta que me evitaba decir palabra alguna.

Pov. Rosie

Hace unos minutos había despertado, mis ojos miraban con atenciones a Mariana jugar con Rocco, no quería estar aquí encerrada, estaba débil, si, pero quería salir, algo que ni Roger ni Noah vieron apropiado.
Escucho la puerta de la habitación abrirse y me giro sobre mi eje buscando al intruso.
Veo a Roger entrar con algo en la mano pero no presto mucha atención a eso.
—¿Todo bien?—pregunto.
—si—contesta— solo vine a decirte que en dos días nos vamos para Argentina, los boletos ya están comprados—dice calmado.
Sus palabras me caen como un balde de agua fría, no puedo ir a Argentina antes de hablar con Eros, no tengo mi celular y dudo conseguir el número con alguien de esta casa.
—yo no quiero ir a Argentina—le digo nerviosa.
—no está en discusión—dice.
—Roger por favor—le suplico.
—no tendría problema en dejarte  aquí, pero estoy consiente que desde que tengas la oportunidad te irás detrás de Eros—dice tensado.
—¡Solo quiero hablar con el!—le digo perdiendo la calma.
—¿Para que? ¿eh?—pregunta irritado.

¿Para que? Sinceramente no lo sabía, solo quería escuchar la voz de Eros y que supiera que estoy viva.
—solo quiero hacerlo—le digo en voz baja.
Lo escucho respirar pesado y veo como saca su celular del bolsillo delantero.
—haremos un trato—dice—hablarás con Eros, pero luego vendrás conmigo a Argentina.

No tenía otra opción, sabía que quisiera o no tendría que irme con el, así que tomo su oferta:

—bien, pero necesito que salgas de la habitación—le digo.
—vale—dice.
Lo veo buscar algo en el celular lo que supongo que es el número de Eros y me lo entrega.
Veo que ya está llamando y Roger sale de la habitación con las manos hechas puños.

—¿Hola?—escucho la voz de Eros y mi corazón comienza a latir por mil.
—hola—le digo.
—¿Rosie?—pregunta.
—si—le contesto.
—Dios, ¿Como estás?—dice. Una sonrisa se dibuja en mi rostro.
—bien, ¿Como estas tu?—pregunto.
—ahora mejor—dice—Rosie, lo siento, pensé que estabas muerta y... Stephen resuelto no ser tan buen amigo—dice.
—no lo culpes, Roger tomo esa decisión—le digo.
—si yo lo hubiera visto a el en la situación que yo estaba se lo hubiera dicho—dice y noto que su voz suena más dura—además Roger es un hijo de puta.
—solo pensó que era lo mejor para mi—le hago saber.
—no solo es por eso—dice—cuando Elizabeth murió el me hecho la culpa de todo, así que dudo que te haya alejado de mi solo por el accidente—dice.
—pero no la tienes—le aclaro—¿Eros?
—si.
—Roger quiere llevarme con el a Argentina—le informo.
—¿Tu quieres ir?—pregunta.
—no, Eros, yo... Quiero volver a New York contigo—le digo. Silencio.
—¿Cuando es el viaje?—pregunta.
—en dos días—le digo.
—¿Donde te estás quedando?
—En la casa de Juliana—le digo.
—mañana en la noche Erick irá por ti, el te traerá aquí—dice.
—¿Erick? ¿No era enemigos?—pregunto.
—arreglamos las cosas—me informa.
—me alegro—le digo.
La puerta se abre dejando ver a Roger quien extiende su mano para que le devuelva el celular.
—gracias—dice.
—Eros, tengo que colgar—le aviso.
—bien, quédate pendiente—dice.
—lo estaré—digo antes de colgar.

Le entrego el teléfono a Roger y el me mira mal, se que esta enojado, no le gustó para nada que  hablara con Eros.
—¿Que hablaron?—pregunta tomándolo.
Cosas—le digo encogiéndome de hombros.
¿Que cosas?—pregunta.
solo queria saber cómo estába, además lo quería que se sintiera culpable por una muerte que no sucedió—le digo sentándome en la cama.
—aun me sigo preguntando cómo puedes ser tan buena—dice.

ni yo misma lo sé—le digo sonriendo.
Copia mi sonrisa antes de salir de la habitación, estoy un poco nerviosa por tener que escapar, lo e hecho muchas veces pero digamos que está vez es algo más grande.
Juliana entra a la habitación corriendo para luego cerrar la puerta con seguro.
—¿todo bien?—le pregunto.
realmente no—dice sentándose a mi lado.
¿Que pasa?—pregunto comentándome a preocupar.
—estoy muy asustada—dice jugando con su pulsera.
—cálmate ¿Si? Ahora dime qué pasa—le pido. 
—a está edad a muchas mujeres se les viene quitando el período menstrual—dice. Asiento—y yo tuve un atraso y pensé que era por eso así que fue al hospital—dice—pero resulta que no es por eso.
—¿Entonces?—pregunto.
—estoy embarazada—dice antes de que dos lago se deslizaran de su mejillas.
Sabía a la perfección que ser madre a tan alta edad y traía sus riesgo pero saber que Juliana está embarazada era algo que no sabía si era peligroso o no pues ella aún teniendo Casi cincuenta años de edad es una mujer muy fuerte.
—¿De Noah?—pregunto.
Asiente.
Mi cabeza estaba un lío, Juliana tenía su marido, aunque ellos no se llevarán muy bien era algo grave.
—estoy preocupada de como va a reaccionar—dice.
—Sabes a la perfección de que Noah estará muy feliz—le digo.
—no es Noah, es mi marido—dice sollozando — además tengo un cáncer terminal, no puedo decir que es de el pues hace meses desde que apareció Noah dejamos de tener relaciones.




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