Lizi y yo nos empezábamos a conocer mucho más y nos agradaba estar juntas. Las clases no parecían tan malas y empecé a conocer a todos los amigos de Lizi.
Todos ellos eran algo así como mis nuevos amigos. Aunque no los veía a diario, me gustaba estar con ellos. Me aceptaron mucho mejor de lo que creí.
Cierto día, mis amigos y yo decidimos ir a la cafetería a comer pasteles y chocolate caliente para el frío. Habíamos tenido solo la primera clase y estaba toda la mañana libre, así que sólo nos dedicamos a atragantarnos de pasteles de chocolate.
Después de un rato de haber llegado a la cafetería, mientras hablábamos y reíamos, sentí esa extraña sensación de cuando alguien se te queda viendo. Reaccione mirando disimuladamente alrededor mío, pero no vi a nadie que pudiera estarme viendo. Ya llevaba varias semanas sintiendo eso.
Salimos muy llenos de todo lo que habíamos comido y nos dirigimos hacía la entrada de la escuela para irnos a casa. Me despedí de todos y al mismo tiempo que me dirigía al camión me percaté de que ya íbamos a mitad del semestre. Los días en la escuela se me habían pasado volando y ni siquiera los había sentido. Bueno, pero cómo iba a ser eso posible en compañía de Lizi. Mi amiga hacía muy amenos mis días y en definitiva le había tomado mucho cariño.
Recuerdo que una vez, en la clase de computación, yo ya estaba sentada en la computadora que teníamos asignada y Lizi no aparecía por ningún lado, siempre llegaba tarde a las clases pero esa vez ya se había pasado del límite. No quería hacer equipo con otra persona y para variar ese día el profesor iba a hacer examen y yo no había estudiado. Me había confiado por que Lizi era muy buena en eso, pero como al parecer ella no iba a llegar me empecé a resignar. Reprobada segura.
Nadie se sentó conmigo y me preocupé aún más, no tendría a quien copiarle. Abrimos el archivo donde venían las preguntas del examen y las copie en una hoja de cuaderno, y así todos empezamos a contestar.
Ya había transcurrido la mitad de la clase y yo sólo tenía contestada una pregunta, juro que en ese instante quería ponerme a llorar y entregar mi examen e irme a casa, pero como un milagro en Navidad, mi celular sonó en tono de mensaje. Era Lizi, la cual me pedía perdón por no haber llegado y en seguida había escrito las respuestas del examen. Tarde cinco minutos en copiar todo y entregar el examen.
Al salir estaba Lizi sentada junto al barandal comiendo un sándwich.
-¿Qué pasó contigo? - Le dije abriendo los ojos.
-Pues no me desperté, pero le mande mensaje al profe y me contestó que no había problema con que lo presentara el lunes. Y resulta que un amigo mío presentó el mismo examen que el de hoy y por eso te mandé las respuestas. Ya puedes agradecerme y amarme mucho más - se echó a reír.
-¡Eres la peor!.
Lizi era la mejor en eso de ingeniárselas y salvarte de una mala. Digamos que cuando necesitabas su ayuda ella hacía cualquier cosa para ir a tu rescate.
En fin, así pasaban los días en la escuela, a veces buenos a veces malos, muchas veces increíblemente divertidos y otras veces con ganas de suicidarte o matar al de lado por el aburrimiento que inundaba la escuela. Nada fuera de lo usual en la vida de un estudiante.
El tiempo pasó volando, me di cuenta de que el semestre había terminado y lo único que quería era descansar y dormir 23 horas al día para comer todo lo posible en la hora restante.
Mi mamá y yo pensábamos pasar las vacaciones en la playa, pero debido a su trabajo ya no pudimos ir. Aunque trató de compensarlo con una idea maravillosa.
-Oye, tengo una idea... que tal si invitas a pasar unos días a Dylan aquí en el departamento - Dijo mi mamá mientras colocaba los platos en la mesa.
-¿Qué? - Me asomé por la puerta de la cocina con los ojos muy abiertos - ¿Tú?, ¿la señora que no quiere que duerma con un chico en mi departamento hasta que cumpla los 50?
-Hasta los 30 Renata y sí, yo estaré aquí y hace mucho que lo conoces, es tu mejor amigo y yo lo he tratado desde siempre, invitalo unos días.
-Me parece muy extraño pero, ¡me alegra mucho eso! - dije con una sonrisa en mi rostro.
Dylan! Te invito a pasar unos días en mi casa... espero que aceptes, me muero por verte... contéstame
Holaaaa! Re... perdón por tardar en contestar, le pedía permiso a mi mamá... ella aceptó que fuera, tu me dices que día y como le hacemos para que me vaya.
Ok!!!! Yo te mando la dirección para que mañana mismo llegues aquí!
Me parece perfecto, espero la dirección ... ah y dile a tu mamá que gracias por invitarme
Sí, sí, yo le digo, enloqueció con esto pero se lo agradezco, te extraño.
Yo te extraño mas…
Dylan llegó al día siguiente alrededor de las 2 pm. Corrí como nunca había corrido cuando él bajó del camión, sentía que mi corazón latía más fuerte que nunca y me dieron ganas de llorar al verlo.
-¡Dylan¡ - lo abrace tan fuerte como mis brazos me lo permitieron - Te extrañé tanto, tengo tantas cosas que contarte ¿Cómo estás? ¿Cómo estuvo tu viaje? Cuéntame... -No dejaba de abrazarlo.