Abrí los ojos poco a poco, la luz que entraba por la ventana me lastimaba demasiado. Intente levantarme de la cama y fue casi imposible por el fuerte dolor de cabeza que tenía. El golpeteo en la puerta de mi cuarto fue como un disparo en mi cabeza.
-¿Ya despertaste? - entró mi mamá.
-Eso creo - le dije esperando que se fuera.
-Sí que te divertiste Renata.
-¿Estás enojada?
-Supongo que no.
-¿Y Dylan? -hable un poco más fuerte.
-Está tomando café, cámbiate y ven a desayunar. Recuerda que hoy se va, sale a las 4 de la tarde su camión.
-ok, no tardo.
Intente ponerme de pie y el dolor de cabeza fue peor. Me arreglé poco a poco intentando soportar el dolor que tenía. Salí de la habitación y observé a Dylan tomando café con galletas. Se veía muy guapo ese día. No es que me gustara pero simplemente no podía negar lo que era obvio. Salí de esos profundos pensamientos en cuanto sentí que su mirada de él chocaba con la mía.
-¿Qué haces ahí parada? - Dylan sonrió - ven a desayunar.
-Buenos días, ¿Qué hay de desayunar?
-Hotcakes, tú mamá los hizo desde muy temprano - tomó uno y le untó mermelada.
-¿Cómo es que te ves tan bien?
-Bueno, sé controlarme a la hora de tener un tequila en mi mano.
-Agradezco que así sea. No quiero pensar en dónde estaría en estos momentos si no fuera por ti.
-Tal vez detenida en la delegación o en la banca de un parque - comenzó a reír.
-¡Idiota!- apenas si pude decirlo con fuerza.
Desayunamos de lo más rico ese día. Estaba feliz de haber pasado unos días muy lindos junto a él, pero a la vez me sentía muy triste al saber que solo me quedaban unas cuantas horas para separarme nuevamente de él.
Esta vez se sentía diferente, no sabía cómo describirlo. Solo sabía que tenía ganas de echarme a llorar y no parar hasta el día que él volviera a verme.
Durante el día nos dedicamos a guardar las cosas de Dylan y salimos a comprar unas cosas para la comida. Cuando regresamos y comimos. Ya las maletas estaban listas, sólo faltaba que dieran las 3 de la tarde para llevar a Dylan a la terminal. Sentía que las horas se pasaban muy rápido, no quería que llegara esa hora, no quería separarme de él, no quería volver a sentirme sola, ya no quería.
Cuando mire el reloj eran las 3 de la tarde con cinco minutos, fue entonces cuando mi mamá salió del cuarto pidiendo que subiéramos todas las cosas al auto. Ambos obedecimos y poco a poco llenamos la cajuela con todo el equipaje de Dylan, entramos al auto y nos dirigimos a la terminal. Deseaba que hubiera tráfico o algo que hiciera que nos tardáramos un poco más en llegar.
Sentí unos golpecitos en mi mano izquierda mientras miraba por la ventana. Volteé y miré a Dylan. Tenía en la mano una pequeña caja roja.
-Toma - acercó la caja a mi mano - lo compré hace unos días para ti.
-¿Qué es?
-Pues ábrelo y verás...
Tomá la caja y la abrí poco a poco. Era una cadena con un dije de la letra D y pegada a esta, había una pequeña letra R con un corazón. Era la cosa más hermosa que hayan podido ver mis ojos.
-¡Oh por dios! Que hermoso está. ¿Dónde lo compraste? - lo saque de la caja para ponérmelo.
-Espero te haya gustado - me dijo mientras me ayudaba a colocarme el collar - yo tengo uno parecido a ese - mostró su dije con una R y una pequeña D con un corazón, era igual de hermoso que el que me había dado.
-Muchas gracias, en serio está muy bonito.
-Espero te acuerdes mucho de mí con esto.
-Te aseguro que así será.
Durante el resto del camino platicamos un poco sobre distintas cosas, no muy interesantes que valgan la pena mencionar.
Por la ventana logre divisar la terminal mientras cruzábamos el puente, quería subir y bajar el puente una y otra vez, no quería que Dylan partiera. Entramos al estacionamiento, había mucha gente a nuestro alrededor, familias que probablemente saldrían de vacaciones o que acababan de llegar.
Mi madre sacó la mano por la ventana para recoger el boleto y se dispuso a buscar un lugar libre para estacionar el auto. Casi a la mitad del estacionamiento encontró uno junto a un auto de color azul, había una pareja sacando el equipaje de la cajuela, se miraban felices y entusiasmados, sobre todo enamorados. Esa imagen me hizo pensar y desear estar algún día estar así como ellos, estar con una persona que se sienta feliz de vivir conmigo, que no le importe nada más que las locas ganas de salir al mundo y devorarlo. Ese pensamiento se esfumó cuando mi mamá y Dylan bajaron del auto, abrieron la cajuela y bajaron las cosas de él.