CAPÍTULO 19

Dicen que lo que soñamos es lo que pasa en otras vidas tuyas de otras dimensiones.
Esa noche me desperté después de que él desapareció por completo de mi sueño. Al despertar sentía un vacío enorme en el pecho como si me hiciera falta su presencia en mi vida desde mucho antes de conocerlo.
Ya no pude dormir más y esperé al amanecer.
Me senté en el techo de la casa para poder observar al sol naciente, era increíble como a esa hora no había mucho bullicio en la ciudad. El cielo tenía muchos colores y el sol cada vez más se asomaba, realmente un espectáculo hermoso el alba frente a mis ojos.
Cuando los rayos de sol, los ladridos de los perros, la voz fuerte de la gente y su día a día empezaron a aparecer; bajé y fui a la cocina para cocinar algo rico y llevarle a mamá.
En el trayecto me topé con Indira, ella iba caminando con su batea de ropa hacia el río.
-Alisha necesito decirte algo-soltó de frente cuando me vio.
Pasé de largo ignorandola por completo aunque doliera porque era mi mejor amiga en el pasado.
-Alisha por favor tienes que oírme-soltó la batea y me tomó la mano con nerviosismo.
-Qué te pasa Indira, no tengo nada que hablar contigo después de cómo te has comportado conmigo-dije a la vez que sacudía muy fuerte mi brazo para soltarme de su agarre.
-Por favor en serio es importante, te quiero advertir de un peligro y tiene que ver con... - enmudeció al ver en sentido contrario a donde yo estaba.
Recogió las prendas regadas en el suelo y las puso en la batea, acto seguido se esfumó del lugar sin decir más.
Me quedé intrigada con lo que acababa de pasar. Nunca había visto a Indira así de pronto muy preocupada y nerviosa con ese semblante pálido como si algo malo estaría pasando. Quizá debí escucharla aquel día.
Pensando en lo que acababa de pasar caminé hasta llegar al hospital.
Esa mañana le di de comer a mamá con el permiso de las enfermeras, invité un poco al doctor y personal que atendía a mi madre.
Al terminar la visita de mi mamá, me dirigí a la casa de Zac, después del raro sueño tenía que verlo y hablar con él, contarle lo que estaba pasando  en mi vida.
Llegué a su casa y la puerta estaba semi abierta, pude ver que él estaba teniendo una especie de discusión con Ivy pero en otro idioma que no podía entender, al parecer era alemán.
Ella movía las manos ofuscada y exasperada, él se pasaba las dos manos por la cara en señal de frustración y movía la cabeza en negación. No sabía si tocar la puerta, entrar o simplemente irme.
De pronto, la puerta se abrió con un fuerte viento. Ivy giró al notar mi presencia.
-Perfecto acaba de llegar la causante de los problemas- entrecerro los ojos al verme de forma despectiva, pasó por mi lado empujandome y se fue.
- Qué fue todo eso Zac- frunci el ceño-qué quiere decir "la causante de los problemas".
- Alisha es complicado de explicar - inhalo hondo-yo no puedo hablar de eso ahora aunque quiera hacerlo.
- ¿Me estás diciendo que esa mujer dice que soy un problema y no puedes decirme el por qué?- lo miré fijamente indignada.
- En serio necesito tiempo para pensar en cómo decirte y cuándo todo lo que pasa, hay muchas cosas que no creerías ni entenderías-se dejó caer en el sofá, tenía el semblante triste de pronto.
- Si quieres estar en mi vida, al menos tienes que hacer el intento de ser sincero conmigo porque yo no puedo tener mil cosas más en mi cabeza en este momento de mi vida- salí de la casa en dirección a la calle.
No podía negar que me sentía muy triste, ¿por qué mi vida tenía que ser un drama indio? Tal cual como en las películas, ¿por qué no podía tener un poco de calma y paz alguna vez? Qué hice en mi vida pasada para pagar en ésta. La cólera, el rencor, la tristeza y la ansiedad se unieron en mi pecho.
Empecé a correr y correr sin dirección ni rumbo para callar las voces de mi cabeza, corría para apagar el dolor de mi corazón, corría para aplacar la culpa de no poder hacer nada para cambiar mi vida, corría por las veces que vi a mi padre golpear a mi madre hasta dejarla inconsciente y yo no podía defenderla, corría por las veces que me botaron de sus casas las personas que me llamaban para trabajar, corría por las discriminaciones de mis compañeros en el colegio cuando niña, corría por la vez que mi padre quiso venderme, vender mi virginidad a unos desconocidos y gastar el dinero en alcohol, corría porque los dioses se olvidaron de mí y me dieron una vida miserable, corría porque el único hombre del cual me enamoré no podía ser sincero conmigo.
A veces lloramos por una razón pero esa razón es la que detona todas las demás que llevamos reteniendo dentro. No expresarnos, no llorar, no decir lo que sentimos con el tiempo se convierte en un volcan que duerme hasta que de pronto una razón basta para hacerlo despertar.
El volcán había despertado dentro de mí y salía por mis ojos, por mi voz entrecortada, por los gritos que di mientras corría hasta más no poder.
Corrí sin mirar atrás y sin darme cuenta llegué al borde del río Ganges, me vi en el reflejo del agua y sentí pena de mí misma.
Al cabo de un tiempo ya no dolía el pecho tanto como hace un par de horas.
Cuando lloramos liberamos cortisol a través de las lágrimas, el cortisol es una hormona que ayuda a reducir el estrés. El volcán dentro de mí había erupcionado hasta lo último de su ser que ya no me quedaban más lágrimas ese día. Por lo tanto, me había liberado de mucho estrés.
Alguien se sentó a lado mío y empezó a hablar.
- Toda mi vida he creído que no tenía ya un sentido para vivir con un propósito. Siempre todo lo hacía sin ganas, la misma rutina muchas veces y así sucesivamente por más tiempo del cual puedas imaginar.
Voltee a ver, era él.
- Tú...
-Solo escucha por favor-prosiguió - He conocido cada recoveco de este mundo por así decirlo, he buscado en cada rostro el motivo por el cual vivía antes y no lo encontraba. Con el pasar de los años y el tiempo he visto muchas cosas buenas en nuestro planeta pero también muchas tristes. Con el tiempo me curti de eso hasta no sentir nada. No tenía sentimientos en un determinado momento. De pronto sentí en mi corazón un llamado, algo me dijo que venga a India, aquí a tu pueblo para ser preciso. Me dejé llevar, no sabía que encontraría ya que iba a la deriva, hasta que te vi danzando entre la multitud y polvos de colores a tu alrededor, una sonrisa franca en tu rostro a pesar de todas las dificultades que pasas, la algarabía al celebrar el holi. Ese día Alisha mi alma que la creía muerta o perdida, regresó a mi cuerpo, mi corazón volvió a latir y me sentí un humano otra vez después de Dios sabe cuánto.
Hay cosas que no puedo decirte porque sinceramente no es el momento pero no sabes el nudo que tengo en la garganta de no poder hablar con mi amor, porque tú eres mi amor, el único de toda mi existencia y créeme que no miento, no juego al decirlo. Alisha desde siempre te he amado, te perdí una vez y ahora que te encuentro no puedo dejarte ir aunque es lo que debo hacer, mi razón me dicta que me aleje, mi corazón el cuál creía congelado me dice que hay una esperanza para ser feliz y mi esperanza eres tú. - Empezó a llorar desconsoladamente como un niño cuando le quitan lo que más quiere.
-Zachary yo... - me interrumpió.
- Yo te amo Alisha, créeme cuando te digo que te amo por favor aunque se por la experiencia de mi vida que uno debe demostrar con acciones. Te pido, te ruego Alisha que me des tiempo para poder decirte lo que sucede pero no desconfíes de mí por favor, no lo hagas.  Todo tiene un porqué y llegará el día en el que te lo diga así corra el riesgo de perderte esta vez por siempre.- Levantó la mirada mientras recuperaba el aire.
Verlo tan vulnerable me dio mucha nostalgia y tristeza, sus ojos gritaban créeme, te amo.
-Esta bien, Zac voy a confiar en ti y espero algún día pueda saber el motivo del dolor que te aqueja hoy. Tengo que confesar que te amo, el miedo que siento es por todo lo que pasé en mi vida, tú sabes lo que vivo y como es ser una chica dalit india. Por amor a ti voy a dejar de lado mis miedos y desconfianzas para darle la oportunidad a  nuestro amor.- lo abracé muy fuerte mientras él se aferraba a mi regazo.