QuizÁ En Otra Vida

CAPÍTULO 28

La vida está compuesta de momentos malos y buenos, he allí el equilibrio.
Es como poner en una balanza algo bueno que te pasa y al otro lado un momento que te hará reflexionar y aunque sea difícil te llevarás un aprendizaje de ello.
Para que haya una armonía correcta en tu existir esa balanza debe estar equilibrada.
Mi balanza había sufrido un desperfecto desde siempre porque toda mi vida había sido un completo drama. Todo eso estaba a punto de cambiar al menos por un tiempo.

-Síganme por favor - nos reubicó la azafata a unos asientos en primera clase.
-Espérame aquí niña- me dejó en mi asiento y se fue detrás de la azafata para pagar por el cambio de lugares.

Me quedé observando detenidamente todo al rededor mío. Los asientos eran mucho más cómodos y se podían poner hacia atrás como si fuera una cama. Había una pantalla táctil frente mío con una variedad de funciones como películas, música y juegos. La vista por la ventana era estupenda, no podía evitar ponerme cómoda ya que me dejaron unas pantuflas y una manta muy suave como si fuera tela usada por los dioses.
Zac llegó a hacerme compañía.

-Ya vamos a despegar amor-se sentó a lado mío y me puso el cinturón de seguridad para el despegue.
-Tengo nervios Zac- jugaba con las manos.
-Tranquila cariño yo estoy aquí-me agarró la mano- ¡te están sudando las manos! - exclamó
-Es que en realidad tengo nervios y algo de miedo, es mi primera vez volando.
El avión empezó a avanzar y cerré fuertemente los ojos. Zac se acercó y me dio un beso en la frente.
-Verás que muy pronto estaremos en el aire, esto es solo cosa de unos minutos- me acarició la cabeza.

Empecé a hiperventilar.

-Mírame Alisha solo concéntrate en mi voz y mi rostro - me agarró con ambas manos de la cabeza para verlo fijamente.
Poco a poco empecé a calmarme
-Respira conmigo, inhala y exhala- inhalaba y exhalaba lentamente conmigo.
- Ya estoy mejor gracias-miré a lado y ya estábamos volando- waooo qué hermoso se ve todo desde aquí-los ojos se me iluminaron de la emoción.
-Disculpe señor desean algo de comer o beber- le sonrió la azafata.
- Dos copas de champagne por favor y lo que la señorita desee para comer- me tomó de la mano.
-Esta es la carta señorita, cualquier consulta o pedido estoy a su disposición- me entregó una especie de cartilla y se marchó.
- Wao todo luce tan delicioso pero no sé qué pedir- asombrada.
- Te recomiendo la pasta con salsa de tomate y champiñones- me acercó mi copa y dio un sorbo a la suya.
- Humm disculpa pero yo no bebo- coloqué mi cabello detrás de la oreja.
-Querida niña por favor relájate y confía en mí, yo he de cuidarte. Deja fluir todo de hoy en adelante porque estamos viajando para relajarnos y despejarnos de todo lo malo que aconteció hasta este momento- sus ojos azules se oscurecían con la forma en la que me veía.

Tenía que admitir que realmente se veía muy guapo con la copa en mano y la manera en cómo se sentaba. Zac en definitiva era un hombre elegante y atractivo, su manera de hablar y expresarse me hacían quererlo más y más.

-Oke- respiré hondo y le di un sorbo a mi champagne- esto no está nada mal humm-saboreé el licor en mi paladar.
-Entonces ¿pasta roja? - sonrió
- Sí por favor - le sonreí como niña chiquita y emocionada.

Zac ordenó la comida la cuál trajeron al cabo de un momento y también unos postres muy deliciosos que nunca había probado.

-No creo que pueda comer más Zac, me siento muy llena aaghrrr- eructé sin querer-ay perdón pero que vergüenza - me tapé el rostro con ambas manos.
-Jajajaja no pasa nada pequeña, eso quiere decir que te gustó la comida-se acercó a mí, sacó un pañuelo de su saco y me limpió la comisura de mis labios.
- Ehhh- estaba tan cerca que lo observé detenidamente, podía sentir la temperatura en mi rostro, me estaba ruborizando.
- ¿Ehhh?- sonrió y me dio un tierno beso.
- Rayos, te quiero- susurré al pensar en voz alta.

Me sonrió y se alejó de mí lentamente.

-Te voy a abrigar, la temperatura en los aviones a veces suele ser baja- me arropó con la mantita.
- Gracias, voy a descansar un poco- me acurruque para intentar dormir.

Zac se quedó despierto leyendo un libro durante el vuelo. De pronto llegamos al aeropuerto internacional de Goa.

- ¿Ya llegamos? - bostecé y me froté los ojos.
- ¡Ya llegamos! - sonrisa de oreja a oreja.

Después de sacar las maletas de mano, nos dirigimos a la salida. Definitivamente habíamos cambiado de ambiente, podía sentir el olor a costa y mar en el aire.
Al salir del aeropuerto pude visualizar una camioneta que estuvo esperándonos.
- ¿Joven Zachary? - preguntó el muchacho
-Ese soy yo- caminó hasta llegar a donde estaba el hombre y recibió las llaves que éste le ofrecía.
-Sube mi amor- Me abrió la puerta del copiloto y me invitó a sentarme.
-Gracias- tomé de su mano y me adentré en el vehículo.

Mientras Zac le daba las gracias al muchacho y una propina, yo cerré los ojos y me mordí los labios. Aún no podía creer que estaba en Goa con mi Zac, mi amor. Respiré hondo y abrí los ojos, miré la ciudad alrededor, decidí solo dejarme llevar el resto del viaje y ser feliz, plenamente feliz para que así mi balanza de vida al fin esté equilibrada.

-Tengo una sorpresa para ti- cogió mi mano y la besó.
- ¡Muero por saber! - le devolví el beso en su mano.
-En cuanto lleguemos pequeña.

Después de casi media hora llegamos a un lugar de ensueño. ¡Era el mar! Frente a él una casita en donde no había personas. Solo éramos él y yo, nuestra casita en el mar y la playa calmada de aguas claras dándonos la bienvenida.

-Es eeel, ¡es el mar Zac! - grité efusiva.
- Sabía que te iba a gustar mi niña-sonrió y bajó corriendo para abrirme la puerta.
-Gracias, gracias, gracias- lo abracé, me saqué el cinturón de seguridad y corrí hacia la playa.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.